Una cata con buena Pinta

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16 jun 2018 . Actualizado a las 05:10 h.

La lluvia respetó la explicación del historiador Anxo Lemos. «Se calcula que esta embarcación llevaba unos 4.000 litros en nueve barricas. Sería vino procedente de Huelva y de Galicia. Iban 25 tripulantes que tomarían un litro al día», comentó en la cubierta de La Pinta. Cinco siglos y pico después, el viaje en el que participé esta semana fue bastante más cómodo que el de 1492. Sin movernos del pantalán de Baiona disfrutamos de una nueva añada de Rías Baixas, queso y cacahuetes y almendras, dos de los productos que con casi toda probabilidad alimentasen a la expedición tiempo atrás. «Desde la segunda mitad del siglo XVI, Baiona fue punto de encuentro de vinos jerezanos y gallegos», destacan los organizadores. Ahora que González Byass cuenta en nuestra tierra con las bodegas Pazos de Lusco, decidieron reeditar la unión histórica entre el sur y el norte de esta manera tan original. Una cata única para probar Los primeros vinos en arribar al nuevo mundo, indicaban.

CON LAS CÍES AL FONDO

Por las venas de Antonio Flores corre Tío Pepe. Lo dice él mismo. Con su prosa poética fue contando las características de tres de sus vinos. «Creo que nunca dirigí una cata en un sitio tan hermoso», comenta acercándose a los ventanales del parador desde donde se ven As Estelas en primer término y las imponentes Cíes al fondo. Explicó las características del Tío Pepe en rama, del amontillado Viña AB, y del Néctar de Pedro Ximénez. Antes, Sergio Alén, enólogo de Lusco, nos hizo catar el tres variedades de Rías Baixas. Una maravilla este nuevo viaje de La Pinta. El encuentro de los primeros vinos del nuevo mundo terminó con una comida en el propio parador. Todo correcto (los vinos se impusieron) y muy sabrosas las croquetas de cocido. Con la tarde que quedó hasta no hubiese sido mala idea que hubiesen programado una laconada.

CEA DA COLLEITA

Los del Fogar do Santiso son gente con las ideas claras. Y su proyecto, algo más que un restaurante. Hablan con tanta pasión de sus destilados premium como de las verduriñas recogidas en su huerta. Desde hace años funciona con éxito su establecimiento de Teo y ahora están intentando que el público de la comarca coruñesa conozca su Fogar de Santa Cristina, en la localidad de Oleiros. Una de sus primeras acciones fue organizar una cena denominada Día da Colleita y en la que sirvieron platos de su cosecha, hummus de fabas de Lourenzá sobre tosta de pan de masa nai do Fogar, braseada de verduriñas recollidas no día. Tempura do Fogar e pementos de Padrón das nosas hortas, vaca caldelá curada con herba mostaza e rúcula aliñada con vinagreta de tomate amarelo, taco de filloas con osobuco a baixa temperatura con red giant e rábano negro y ragú de vaca vianesa e verduriñas con arroz na brasa fue el menú que sirvieron. Todo sabroso y de originalidad desbordante. El local, ubicado al lado de la playa de Santa Cristina, está a medio camino entre una taberna y un chill out. Una apuesta difícil y diferente cuyos propietarios están convencidos de que les llevará al éxito. Como si fuesen Cristóbal Colón en una carabela.