BÁRBARA LLEVA SIEMPRE UN KIT de primeros auxilios (pienso, agua y una cuerda) en el coche para atender a los perros que se encuentra abandonados. «No soy capaz de seguir conduciendo, tengo que parar y atenderlos hasta dar con sus dueños»
15 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Bárbara Blanco no tiene el título de rescatadora oficial de perros, pero es la referencia absoluta en la Costa da Morte cuando se trata de salvar a uno de ellos. Bárbara es de Corme y no hay prácticamente semana en que no tenga que parar su coche en la carretera para hacerse cargo de algún perro desorientado, y muchas veces, herido. Como la mastina que aparece en la imagen -y que fue recogida el sábado pasado- nada más pasar el faro de Corme. «Eran las diez de la mañana, había fiesta ese día, y me la encontré cruzando la carretera; como suelo llevar siempre un kit en el coche con pienso, agua y una cuerda, me bajé y ya la atendí al momento», relata esta mujer valiente, a la que le resulta imposible no echar el freno cuando ve a un perro suelto.
«Yo entiendo que mucha gente en mi lugar siga conduciendo, pero yo no puedo, me supera ver a un animal así», cuenta Bárbara. Ella no se cansa de denunciar una situación que debería resolverse de otra manera, a través de los concellos, con convenios con alguna perrera, y por supuesto achaca este «abandono» a la falta de atención y cuidados de muchos dueños. «Hay poca cultura animal en mucha gente, y alguna también es muy mayor, y no tienen a los perros como se debería», asegura Bárbara, que a lo largo de los años ha rescatado «más de 30». «Si los veo por la carretera, lo primero que hago es llamar al 112, si no me cogen, telefoneo a la policía local y así hasta que consigo que alguien venga a atenderlo, pero en muchas ocasiones, como no hay una unidad dedicada específicamente a esto, me veo con dos perros en el asiento de atrás y resolviendo como puedo».
«NO SOY MIEDOSA»
¿No te dan miedo? ¿No has tenido ningún sobresalto? «En general, han sido perros buenos, algunos grandes, de más de 20 kilos, que necesitan atención, pero no soy miedosa con ellos. A mi marido le digo siempre que tengo suerte de volver a casa con los dos brazos, porque por el momento no me ha pasado nada, pero a los que les tengo respeto son a los que están en las casas, ahí sí que yo no me meto dentro, aunque los vea en malas condiciones».
«Hubo alguno -dice- que me caía el alma a los pies, que lo veía atado al sol, con la cadena que le llegaba a la carretera general, y daba pena verlo». Tanto le gustan los perros que Bárbara se ha tatuado la cara del suyo -«aunque no es muy guapo», bromea- en uno de los brazos, un bulldog francés que se llama Dexter. «Tengo otro, Rhyn, que ahora está en una residencia en la zona de Carballo porque en casa, con un niño pequeño de tres años, no puedo tener más». ¿Y qué haces cuando te encuentras a un perro y nadie viene a recogerlo?, le preguntamos. «Las primeras horas son de llamadas continuas, a bomberos, policía, al Concello, y luego subo sus fotos y vídeos a las redes sociales por si de casualidad alguien los reconoce. Como aquí somos todos más o menos vecinos, también funciona el boca a boca, no paro hasta dar con los dueños», indica Bárbara, que asegura que también hay mucha gente agradecida cuando se los devuelves sanos y salvos.
«Lo más duro es cuando de repente te ves de noche, con algún animal en el coche sin saber adónde llevarlo. Ya no es la primera vez que empiezo a llamar a la desesperada a ver si alguien me deja una finca, un trozo de leira, para que se quede mientras no encontramos a su dueño, porque a veces pasan hasta 24 horas sin dar con ellos». «Antes o después aparecen, o se entregan a alguna asociación, pero yo le doy esos primeros auxilios porque no soy capaz de seguir de largo; son perros muy grandes que además pueden causar algún accidente. Ojalá -lanza su deseo Bárbara- hubiera un grupo dedicado a rescatarlos, porque yo sufro muchísimo cada vez que los veo abandonados en la carretera».