Dice que no es muy buena ama de casa, pero manda en la cocina. Como buena vasca, cuando llueve se pone creativa. «Soy muy de cocina de aprovechamiento, hago combinaciones muy raras, pero muy ricas», confiesa.
29 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Basta con echar un vistazo a sus redes para comprobar que lo de cocinar va con ella. Hablar tampoco se le da mal, así que Cocinando from my heart, el programa que estrenó hace unos días en Mtmad es un traje a medida. Sus recetas suman miles de likes en Instagram, ella dice que el curry es su especialidad, pero no oculta que los dulces le pierden.
-¿Qué le puede gustar más a Tania Llasera que cocinar y charlar?
-Exactamente, es un programa hecho a mí medida. Es un momento distendido, yo no soy una chef, ni pretendo serlo, pero me encanta cocinar. Es un rato para conocer a la gente de manera más íntima.
-Eres muy cocinillas, pero de las que se lo curra.
-Sí, soy muy de cocina de aprovechamiento, de usar todo lo que se me está poniendo malo. Soy muy mala organizando la compra, muy mala ama de casa, voy a la compra y siempre me paso cuatro pueblos porque intento comprar para no volver en tiempo, no voy con lista ni nada, y entonces muchas veces tengo cosas en la nevera que se me van a poner malas, brujuleo lo que tengo y hago mi propia versión de lo que he visto. No sé seguir una receta. Hago combinaciones extrañas, pero suelen ser muy ricas, al menos para mí.
-No hay como la cocina de las madres. En vuestro caso, muchas recetas las compartís, ¿no?
-Eso es, muchas de las recetas me las pasa mi madre o ideas, porque también ella es ama de casa, y entre las dos siempre tenemos ideas para comer rico y sano. Es muy importante consultar todo con una madre.
-¿Intentas sacar ratos para cocinar?
-Sí, sobre todo los fines de semana, que es cuando tengo más tiempo para mí. Suele ser también cuando llueve, como buena vasca y como buena norteña, en cuanto llueve me meto en la cocina. Menos mal que en Madrid llueve poco. Disfruto mucho, me relaja mucho, me pongo la música, me pongo creativa, es un momento de artisteo para mí.
-¿Dejas que te ayuden o no?
-Dejo que limpien detrás de mí. Mi marido y yo tenemos un acuerdo por el que yo cocino y él limpia. Él es ingeniero, pone el lavaplatos como nadie.
-¿Te gusta que te sorprendan? Tienes días que dices: ‘Hoy que cocine otro’.
-Sí, pero suele ser con mi madre. Mi marido sí que cocina, pero poco y en vacaciones, cuando tiene tiempo, con lo cual casi nunca. La verdad que prefiero cocinar yo, porque así controlo. Me gusta mucho ir a un restaurante y que me sorprendan, por supuesto, y en casa, también eh, estoy encantada de que me cocinen, pero como no tengo a nadie que lo haga, pues cocino yo.
-¿Eres estricta con la alimentación?
-No, soy un desastre, me cuesta mucho negarme a un postre. Yo y el dulce tenemos una relación muy especial, entra en mi cuerpo cada dos por tres. No puedo negarme a una tarta de chocolate, a un brownie... Sobre todo con el chocolate, pero una torrija, una pasta de café...
-Haces un bizcocho de plátano...
-Buenísimo, el otro día me puse enferma de tanto comer. No tengo fondo, mi madre tiene el mismo problema, nunca estamos llenas y es un problema porque puedes comer como un carlino...
-Pero comes muy sano.
-Como muy sano, pero eso no quiere decir que sea light. Hago todo en casa, miro mucho las etiquetas, que no tengan aceite de palma y esas cosas para los niños, que no tenga grasas saturadas, azúcares... y dentro de lo que cabe. Por eso también me puse a cocinar, porque cuando dejé de fumar engordé un montón, y de repente me empezó a interesar muchísimo la comida, de qué estaba hecha, qué se metía en mi cuerpo, antes ni lo miraba.
-¿Sigues alguna dieta?
-No, nunca he llegado a hacer dieta. Hacía una especie de dieta disociada, pero me comía todas las chuches del mundo, así que dieta, dieta no he llegado a hacer nunca. Intento eso que dicen de desayunar como un rey o una reina, comer como un príncipe o princesa y cenar como un pobre. Intento practicarlo, pero no siempre me sale. Busco la medida de lo coherente. Me han pedido ser la cara de todo tipo de pastillas y dietas, y siempre he dicho que no. Porque no puedo publicitar algo en lo que no creo.
-¿Te gusta cocinar para ti o ya que te pones invitas a gente a cenar?
-Cuando cocino cosas elaboradas, sinceramente es cuando sé que viene gente. Si no he tenido tiempo, pues compramos unos pollos y una ensalada, como todo el mundo. Y si estoy yo sola, soy la reina de las ensaladas. Es un plato ligerito y acepta de todo. Nunca es aburrida, creo que nunca he hecho dos ensaladas iguales.
-De todas las recetas que haces, ¿cuál es la que más éxito tiene?
-Me piden sobre todo repostería, las cookies americanas, las de colores, el bizcocho de plátano, el brownie... Y también me piden mucho el pollo al curry. La verdad, es que es mi especialidad.
-De aquí a abrir un restaurante...
-No, no, yo chef no soy. De hecho es la gracia del programa, que hay veces que no me salen las cosas o me salen asquerosas, pero echo un rato en la cocina y así también me conocéis un poco mejor a mí y al invitado.
-La naturalidad, uno de tus puntos fuertes. ¿Lo crees?
-Sí, yo creo que el secreto de mi éxito en parte es mi naturalidad.
-Necesitas a la gente, te gusta contar.
-Me encanta, las redes son un intercambio, he aprendido muchísimo de cocina, me dan muchísimas ideas... Yo doy pero también recibo muchísimo. La gente que me sigue, en general, es muy sana, tiene mucho que aportar y es muy positiva.
-El otro día reflexionabas porque quizás el peligro lo ves ahora con tus hijos.
-Es la primera generación, la de Pepe, que sus padres tienen redes sociales, y si tus redes son un reflejo de tu vida, y tu persona al 99% son tus hijos, es muy difícil controlarte y no subir fotos. Te da miedo, porque no sabes qué gente te sigue, si hay algún animal que no debe de existir, y que tristemente existe, pero la gran mayoría es maravillosa y está encantada de ver a Pepe. Pero me empieza a asustar que a mi hijo de dos años y medio le parezca normal que lo reconozcan por la calle.
-Pero tú has abierto voluntariamente esta puerta, ¿no?
-Está claro, yo tengo una personalidad que se sobreexpone, a mi madre le pasa igual. No sé qué tengo que la gente me cuenta su vida, tengo una cercanía o una naturalidad... Ya me pasaba antes de ser famosa. Mi madre dice que es porque miramos a los ojos.
-Tú no tienes ningún problema en contar nada, sin embargo, tu pareja tiene más reparo.
-Yo me tengo que cortar por mi marido, es la Inquisición. Yo me acuerdo cuando escribí El sexo sentido, que mi marido era el que me decía: ‘Ese párrafo lo quitarás...’. Es la voz de mi conciencia porque si no yo... No tengo fondo ni para comer ni para explayarme.
-¿Tienes mucha paciencia, no?
-Es curioso porque en persona no tengo ninguna, soy famosa por no tener paciencia en mi casa. En redes sociales por alguna razón, igual porque me lo tomo como parte de mi trabajo, el justificar, explicar...
-Otros con menos ya cerraron todo.
-Sí, pero no, me gusta demasiado. Y creo que hago mucho bien. Por cada hater que tengo, tengo un montón de personas a las que sí estoy ayudando.
-¿Te da morbo ver qué dice la gente?
-Siempre me sorprenden. Hay veces que subo cosas que sé que van a traer polémica, pero muchas son sin darme cuenta. Subí una foto del niño y dije: ‘No se pueden meter con nada’. Oye, primer comentario: ‘Está muy cerca del enchufe’. Uno, no lo había visto, y dos, es que es un efecto óptico, no está ni cerca.