DE BODA EN BODA Di patata. O mejor, no lo digas. Jimena San Miguel es la fotógrafa de bodas del momento. Desde su estudio vigués Volvoreta ha dado media vuelta al mundo inmortalizando a los recién casados. Su último logro: la portada de la boda de Elena Tablada en «¡Hola!»
22 ene 2019 . Actualizado a las 18:53 h.La duquesa Sophie de Württemberg, bisnieta del exconde de París, se casó el pasado 20 de octubre, a los 24 años en Alemania, con el aristócrata francés el conde Maximilian d’Andigné, en presencia de su abuela Diane de France en la iglesia del castillo de Tegernsee. Jimena San Miguel estuvo allí con su cámara inmortalizando el momento. «Surgió después de que yo hiciera el reportaje de una novia gallega que se casó con un chico alemán. Sophie y su novio fueron a esa boda y yo les hice una foto en la fiesta que luego fue la que usaron en la prensa para anunciar que se habían comprometido», explica Jimena. De ahí a trasladarse a Alemania para hacer el reportaje de boda fue todo rodado. «El trabajo en la boda de Sophie fue muy fácil. Había mucha conexión entre ellos. Lo más complicado en este tipo de bodas es trabajar con la presión de los fotógrafos de prensa. Y también tienes que preparar alguna foto para el mismo día para enviar a los medios».
BODAS CON MAGIA
Jimena San Miguel lleva diez años trabajando en el mundo de la bodas desde su estudio vigués de Volvoreta. En esta década ha visto cambiar por completo el entorno del reportaje nupcial. «Hay mucha más atención a la estética. Los novios quieren bodas con magia, con velas, candelabros, no repetir las ideas de otros. Gustan mucho las bodas al aire libre, románticas, con novias de estilo juvenil, vestidos con transparencias....». Todo esto ha tenido su reflejo en el trabajo de los fotógrafos. «Ahora podemos ser mucho más creativos, plantear a los novios ideas locas que antes era impensables. Si antes le decías a una novia que se metiera en un establo, te decía que ni hablar que se manchaba el vestido. Ahora dicen que sí». También ha sufrido el gran cambio tecnológico al mundo digital. «Ahora el que trabaja en analógico es algo extraordinario, incluso trendy».
Pero lo fundamental sigue siendo que los novios se vean guapos «todo el mundo tiene su lado bonito». Y esto se consigue con un trabajo profesional que incluye el estudio de las caras y la elección del mejor perfil. «Las fotos de boda crean historia. Siempre va a haber unas 10 o 20 fotos icónicas que van a pasar a formar parte de la historia familiar, que van a llegar hasta los nietos. Conlleva una responsabilidad».
DE BRASIL A LA INDIA
Persiguiendo a los novios Jimena y su cámara han viajado hasta la India, Corfú o Brasil. «Para las bodas en el extranjero la tarifa es de 4.500 euros más los viajes y las dietas. Si es en España son 3.000 euros». Cada boda tiene su ritmo. La boda hindú de Nittu y Hassan fue caótica, imprevisible. El reportaje surgió cuando Jimena se encontraba de viaje en el país y el dueño del hotel donde se hospedaba le sugirió hacer fotos para la boda de su hija. Una boda que dura tres días («más te vale dormir antes») y que está llena de color.
Entre los famosos que han contado con su buen hacer figuran el actor y humorista Raúl Gómez, ese Peter Pan incombustible dispuesto a darlo todo. También el futbolista Ibai Gómez que se casó con Ingrid en San Juan de Gaztelugatxe, «una isla donde lo único que hay son 200 escaleras y una iglesia en lo alto. Hubo un Cadillac azul turquesa y una sorpresa musical en la fiesta».
Su último logro ha sido colocar una de sus fotos (la de la boda de Elena Tablada) en la portada de la revista ¡Hola! «Me hizo mucha ilusión porque es mi primera portada. Me contrataron hace bastante porque el novio, Javier Ungría, es amigo de mi hermano, e hicimos la boda de su hermana y de muchos amigos del novio y ya conocían mi trabajo. Estuve en La Habana cinco días. Y cubrí la fiesta preboda, la boda y luego les hice una sesión posboda en la capital cubana. Fue muy bonita, con mucho toque cubano porque la familia de Elena Tablada es de allí. Había muchos invitados españoles y también invitados de muchas partes del mundo (eran unos 200). La boda fue preciosa, en un lugar a pie del mar con el fondo de toda la ciudad y músicos cubanos amenizando la fiesta. Todos los testigos fueron en Cadillacs antiguos. Una boda con mucho sabor cubano».
Sus fotos, como ella, desbordan color, alegría y naturalidad. ¡Sí quiero!