LO QUE BIEN EMPIEZA BIEN ACABA Ya lo dicen los expertos, es la comida más importante del día, así que solo hay que proponerse sentarse tranquilamente y disfrutar. Más o menos copioso, dulce o salado, café o té... Siéntate que te servimos
22 ene 2019 . Actualizado a las 12:01 h.Hay quien sale a correr, quien hace meditación, quien tienta a la suerte al apoyar los pies en el suelo... ahora bien, hay algo que no falla para empezar bien el día, y es un buen desayuno. Ese momento de sentarte con tranquilidad, sin prisa, solo pensando en esa tostada recién horneada que pide a gritos que le hinques tus dientes sobre la mermelada. ¡Ay!, esos pequeños placeres de la vida que deberían venir con prescripción médica. Hoy en YES nos hemos propuesto tener un día brillante, y para ello vamos a recorrer los locales donde sirven los mejores desayunos. Sí, sí, no te quito mérito, ni a ti ni a tu supercafetera, pero los mejores se sirven fuera.
Sea la hora que sea, cuando pases por delante del Pandelino, en el número 7 de Rosalía de Castro en A Coruña, se te va a abrir el apetito. No te resistas, porque esta cafetería de aire rústico chic es el kilómetro cero de un día perfecto. En la variedad está el gusto, y lo mismo tendrás que pelearte con el tuyo para no comer la carta con los ojos. Hay hasta seis combinaciones posibles, pero siempre puedes hacer tu propia selección. «Si hay algo que nos distingue es el producto casero y sano. Por eso ofrecemos desde pan artesano, revueltos con huevos ecológicos, zumos recién hechos... Aquí se cocina todo en el momento», explica Miguel Couso, encargado de la sala. Aunque es imposible entrar en este local y no girar la cabeza hacia el mostrador de las tartas (caseras, claro), Miguel explica que las minitortillas, una de las novedades que introdujeron en el último cambio de carta, están teniendo mucho tirón. Será que los paladares detectan los huevos ecológicos, porque otro de los menús que más éxito tienen es el completo: café, zumo y revuelto con jamón crujiente y tostadas. Ojo con las tostadas, porque a falta de un pan en Pandelino ofrecen tres diferentes (pasas con nueces, multicereales y pan blanco). «En principio lo presentamos así, pero siempre prima el gusto del cliente. El de pasas, o te encanta o no te gusta, así que en ese caso, no hay problema, le ponemos la variedad que más le guste», comenta el encargado.
Es difícil encontrar mesa, pero si consigues sentarte a tu alrededor verás mucha gente joven. «Hay de todo, porque hay gente mayor que no perdonan el cafecito y la tostada o la pulga de jamón, gente de oficina... Es una clientela muy fiel, a veces ya sabemos lo que quieren sin pedir, o los que toman dos cafés, no hace faltan que pidan el segundo. Intentamos dar el mejor servicio, y que el cliente esté lo más contento y cómodo posible», explica Miguel, que añade que atender una mesa de ocho, y que cada uno pida seis cosas distintas, es el orden del día. Qué memorión, ¿serán las pasas del desayuno?
CALIDAD Y SALUD
El desayuno, que muchos expertos coinciden en situar como la comida más importante del día, sufre cierto ninguneo social y profesional, porque siempre ha primado lo cómodo y rápido. «Pero eso está cambiando», sostiene Óscar de Toro, que lleva años al frente del café Venecia, en Santiago, y observa que en los últimos tiempos la clientela se preocupa y está dispuesta a pagar un poco más por productos de calidad. En su negocio, abierto por su padre en 1962, ha crecido exponencialmente la salida mañanera de las tostadas, «con aceite, con tomate natural, con jamón, salmón, frutos rojos... todo más encaminado hacia la vida saludable», asegura. «Nos preocupamos de que sepa a pan de verdad, un sabor que se está perdiendo». Y luego están los que están dispuestos a cometer un exceso con un cruasán. «Al menos que sea bueno», proclama. Y lo es, porque en el Venecia se los sirve Pan da Moa, «de mantequilla. Tienes que ver la cara que se le pone a los turistas franceses», que descubren que se puede desayunar buena bollería más al sur de los Pirineos.
El café también es importante. De Toro reconoce que, después del agua, es el producto que genera un margen mayor a los hosteleros, y que quizás por ello se ha mercadeado en exceso sin preocuparse por el resultado final. Pero él prefiere perder un poco de beneficio directo a cambio de poner «el mejor café del tostadero más antiguo de España», que le sirven desde Cantabria, y una leche prémium que se produce muy cerca, en Negreira.
«Acabas vendiendo más», asegura el hostelero, que ha recibido varios premios que acreditan su profesionalidad como barista. Y luego está el trato personal, que por la mañana no es exactamente el mismo que el de una merienda, por ejemplo. «Ahí entra el sexto sentido del hostelero, que debe saber cuándo hablar o escuchar, pero sin dejar de poner una sonrisa y con un trato de cordialidad. Muchas de las críticas positivas que tenemos hablan de nuestros productos o del café, pero también del servicio, y eso quiere decir que hay un buen equipo».
CEREALES Y MUCHO MÁS
Llevan apenas un año y medio en la avenida de Esteiro, en Ferrol, pero ya han conquistado a un buen número de paladares. Como expone en su letrero, Capitol es sweet and salty, dulce y salado, y esa es unas principales bazas para empezar allí el día. En el primer grupo entran las tartas caseras que prepara la propietaria, Tamara Varela, una ferrolana de 33 años. Ofrece carrot cake (de zanahoria), banoffee pie (plátano y crema), muerte de chocolate, tres chocolates, cheesecake, de dulce de leche, de Chips Ahoy o de Kinder Bueno. «Y muchas más, siempre voy variando», explica. A esto añaden tortitas americanas con sirope, creps dulces pero galleguizados ?siguiendo la receta de la típica filloa?, gofres, brownie, y sus originales tostadas francesas. «Son como torrijas, pero hechas con pan de molde, que van con miel o dulce de leche», detalla.
No obstante, si una propuesta ha calado en las redes, esa ha sido la de los boles americanos con cereales de colores, que llegaron en marzo del año pasado. De la noche a la mañana, el local se llenó de adolescentes y universitarios, que tienen el local a un paso del campus. La idea surgió del primer cereal bar de Madrid y ahora ofrecen un buen número de variedades: los Lucky Charms, de nubes de golosina; los Froot Loops, con sabor a frutas; y también los Crunch de chocolate. Todos ellos se pueden llevar a la boca acompañados de leche de vaca normal, chocolateada y hasta de colores (azul, rosa, verde y amarilla), así como de soja, de avena, sin lactosa y desnatada. Además, el bol puede seguir subiendo de nivel con diferentes toppings (minigalletas, nubes, golosinas...).
Y sin salirse del dulce, añaden batidos helados o zumos naturales, todos con sabores «nuevos y diferentes». Mientras, en el apartado salado destacan las tostadas de pan tumaca, los sándwiches, las tapas de tortilla o las pulgas. En definitiva, «una variedad extensa y para todo el mundo». «Creo que somos conocidos porque ofrecemos una carta atractiva, que es lo que buscamos desde el principio. Además, hay buena relación calidad-precio», concluye Tamara, que ya piensa en más innovaciones
APUESTA POR LO ARTESANO
En el Café Pacífico de Ourense llevan dando desayunos desde hace más de cuarenta años, pero en el 2016 la tercera generación que se puso al frente del local decidió reinventarlo todo. «Noté que nos venía bien darnos un respiro, repensarlo todo y hacer cursos de formación y volvimos a abrir el pasado abril», explica Fran Domínguez sobre por qué cesaron su actividad durante un tiempo.
Los desayunos están elaborados desde una perspectiva sana, pero sin perder el sabor por el camino. Toda la bollería y la pastelería es artesana y elaborada en el café por un equipo de seis profesionales. «También tenemos diferentes tipos de tostadas con panes del país y zumos naturales. Buscamos que nuestros productos sean de calidad y que no tengan muchos aditivos. Si lo podemos hacer nosotros, nunca lo compramos. No trabajamos productos industriales», añade el gerente del local que tomó el relevo de sus padres y estos, a su vez, de los suyos.
De 8.00 a 12.30 horas se sirven los desayunos entre semana y, de un tiempo a esta parte, los fines de semana están adentrándose en el desconocido mundo del brunch a partir de la una del mediodía. «Es una mezcla de salado y dulce que está funcionando muy bien. Tanto es así que tuvimos que implantar un método de reservas y es necesario hacerlo con una semana de antelación con plazas limitadas a un precio de 17 euros», aclara Domínguez.
La mayor parte de la gente que se deja caer por el Café Pacífico por las mañanas es joven, pero cada vez más se animan a disfrutar de la cultura del desayuno con todos los sentidos. «Nos está sorprendiendo que está creciendo el número de clientes entre cincuenta y sesenta años que tenían por costumbre desayunar un zumo y un café en casa, y ahora le están cogiendo el gusto a venir hasta el local. Desde hace unos seis años notamos que muchas veces, en lugar de salir a comer, la gente sale a desayunar», destaca el hostelero ourensano.
Sepan los más rezagados, que todavía no se han aficionado a los desayunos en Pacífico, que para ellos también hay hueco. Aunque probar sus menús degustación de mediodía requiere de reserva previa.