Verónica Sánchez: «Necesito que una parte de mí sea salvaje»

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La actriz es una de las tres protagonistas del triángulo de «El Embarcadero», que plantea entre otras cosas que se pueda amar a dos personas a la vez. «Hay que dejar la puerta abierta, no solo es lo que piensas, sino el momento en el que estés», dice la sevillana

02 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice que el 2019 ha empezado muy bien. No es para menos, acaba de estrenar una de las series más esperadas de la temporada, El embarcadero, en Movistar. Lo hizo de la mano de Álex Pina, al que conoció en Los Serrano y con el que se ha reencontrado 16 años después. Ha llovido desde entonces, y aunque se ha hecho un hueco en la profesión, Verónica Sánchez (Sevilla, 1977) asegura que es un equilibrio entre los síes y los noes.

-¡Qué buen encaje tiene Alejandra!

-Es verdad, una de las cosas que más me sorprendieron del guion es que el personaje nunca reaccionaba de la manera que uno espera. Debería reaccionar con rabia, con posesión, pero tiene una generosidad muy bonita, siente empatía por esa mujer que es la amante de su marido, desde la primera vez que se miran a los ojos, y eso habla muy bien de ella.

-Una lección también sobre cómo la vida se te puede desmoronar en cuestión de segundos...

-Sí, todas tus certezas se pueden ir al garete en cuestión de segundos. A ella se le desmonta la vida, no solo con la muerte de la persona a la que ama, su pareja de hace bastantes años, sino que había una parte de él que desconocía. Ella que creía que no había sorpresas... Alejandra es una persona que no es aburrida en absoluto, pero necesita tenerlo todo controlado y saber en qué terreno se mueve, si no se desestabiliza. La muerte unida a esta infidelidad, que no es puntual, sino que él tenía una doble vida durante los últimos ochos años, la hace tambalearse, a todos nos pasaría.

-¿Hubieras reaccionado igual?

-Yo creo que eso es imposible de predecir, porque además no eres tú solo, eres tú en consonancia con la otra persona. Si la amante del marido no fuera como es, igual Alejandra reaccionaría de otra manera, todo depende de a quién te encuentras enfrente.

-Alejandra necesita muchas respuestas a sus por qués. ¿Tú necesitas entender todo lo que te ocurre?

-Depende, va por épocas. En mí conviven ambas partes, hay cosas que necesito tener muy atadas y hay una parte de mí que necesito que sea salvaje para no ser ni cien por cien racional, ni cien por cien salvaje y desordenada. Intento que convivan las dos partes, y a veces gana más una que la otra.

-La serie plantea que se puede amar a dos personas a la vez. Hasta tener el guion delante ¿se te había pasado por la cabeza? Después de verla, por lo menos hay que dejar la puerta abierta, ¿no?

-Claro, hay que dejar la puerta abierta, porque ya no es solo lo que piensas, sino en el momento en el que estás. Afortunadamente yo no pensaba lo mismo con 20, con 30, que con 40, porque si no no habría evolucionado nada y a saber qué pensaré con 50... Tenemos que huir de las verdades absolutas y todo depende de las circunstancias, del momento, de quién tengamos enfrente. La serie te plantea ¿y por qué no? Y yo creo que eso sí que lo acabas sintiendo, quién sabe.

-Alejandra es un personaje muy complejo e intenso, ¿fue fácil desconectar?

-Desconectar emocionalmente es fácil porque una de las primeras cosas que una aprende cuando empieza a interpretar es a no llevarte a casa esas emociones prestadas, pero orgánicamente no lo consigues. Ha sido un viaje bastante agotador, porque además de estar en unas circunstancias muy extremas, como es la muerte del amor de su vida, está luchando todo el rato entre lo que siente, lo que puede mostrar de lo que siente... Ha sido precioso de trabajar, pero muy agotador.

-¿Ponerse en manos de Álex Pina era un seguro?

-Era un seguro. Sin duda, además para mí ha sido como un reencuentro, porque Álex y yo nos conocimos hace muchos años, en Los Serrano, y desde entonces no nos habíamos vuelto a ver ni a trabajar juntos. De esto hace como 16 años, y el reencuentro ha sido ahora, cuando él ya ha hecho ese hito como La Casa de Papel. Cuando me llamaron sabía que iba a estar en muy buenas manos.

-¿Tiene una habilidad especial para enganchar?

-Sí, tanto Álex como Esther tienen muchísimos años de profesión y saben perfectamente cómo funciona y cómo hacer que el público no se quiera desenganchar. Además, también tienen instinto, que es muy importante, porque se puede tener oficio y no tener instinto, pero ellos tienen ambas.

-¿Cómo pinta este 2019?

-Empieza muy bien, estoy estrenando una serie de la que me siento muy orgullosa, y como lo he pasado tan bien rodando, estoy deseando que lo vea el público y la gente a la que quiero, y que me cuenten qué opinan. Después de la promoción, tendré un merecidísimo descanso, y espero enganchar proyectos prontito. Pero de momento necesito descansar y nutrirme de cosas para aportar al siguiente personaje que vaya a hacer. Interpretar a un personaje, en cierto modo, es un proceso de vaciado, utilizas todo tu material emocional, cosas que te han llenado en los últimos meses, años... Ahora necesito un tiempo para que me vuelvan a suceder cosas, para viajar, para ir al teatro... porque eso luego se convierte en material para lo siguiente que haga.

-¿Dirías que el cásting de «Los Serrano» te cambió la vida?

-No me gusta pensar que solo una cosa me cambió la vida. Si tengo que elegir lo primero que me la cambió, fue Fernando Colomo, con el que hice Al sur de Granada antes que Los Serrano. Precisamente en esa película, que fue mi primera oportunidad en pantalla, conocí a Antonio Resines, y me dijo: «Te voy a proponer para el cásting de una serie que voy a hacer».

-Últimamente has enganchado proyectos, pero ha habido un tiempo en el que no fue así, que incluso pensaste en dejarlo. En ese momento, ¿a qué te agarras?

-Esta profesión no es un camino de rosas nunca, ni siquiera cuando empiezas a trabajar, porque por muy bien que te vaya o enganches proyectos, también tienes tus momentos de parón, y tienes muchos noes en cástings a los que vas, trabajas, pero igual después de recibir unos cuantos noes en otros proyectos. Hay que ser perseverante, hacerse fuerte para no rendirse o que no te afecte a la autoestima cuando las cosas no salen, y eso va a ser para siempre, no solo cuando empezabas en la profesión. Lo es ahora y lo va a seguir siendo después, a veces encajas y otras no. La pasión que una siente por este oficio te ayuda a superar estos momentos.

-Pero ahora, ¿dices más veces que sí que las que te dicen que no?

-Hay de todo. Ahora mismo estoy en un buen momento, pero es mejor no pensar que como ya has llegado, esto es un camino de rosas, porque no es verdad, no es un camino de rosas, es una carrera de fondo, no es un esprint.