
¿QUIÉN QUIERE UN NOVIO? Están solteras y son felices. No buscan un amor de película porque disfrutan de la vida sin la necesidad de compartirla con otra persona. Valoran la libertad, la tranquilidad y la independencia por encima de todo
11 jun 2019 . Actualizado a las 23:39 h.Como dice la canción, «estar soltera está de moda» y si no que se lo pregunten a Chela Santalla. Su estado civil es libre como el viento. «Y feliz», añade. Esta coruñesa de 38 años («nunca me dio miedo decir mi edad, al contrario, me siento orgullosa») lo tiene claro: «Yo no quiero complicaciones». Como ella, las protagonistas de este reportaje disfrutan de su bendita soledad, son dueñas de su tiempo y están llenas de amor. Ellas rompen con prejuicios viejunos de la sociedad: «Cuando me dicen ‘se te va a pasar el arroz’ siempre pregunto que qué tipo de arroz», confiesa Chela. Porque el único arroz del que entienden es el que sale de su cocina. Porque ninguna etiqueta debería ser nunca sinónimo de nada.
Ella sabe lo que es vivir en pareja: «Viví con tres novios». Pero si algo tiene claro es que esa etiqueta no es garantía de felicidad: «Puedes vivir en pareja y sentirte muy solo. Es algo que me pasó. Creo en el amor y hay mucho amor en mi vida, pero no viene de una pareja. Viene de los amigos y la familia, que me llena igual». En su casa, ella manda. «Valoro mi libertad y mi independencia, me da tranquilidad poder decidir a qué hora llego a casa, a dónde voy. Si un día salgo hasta las mil lo hago sin dar explicaciones, y si otro quiero quedarme en casa viendo series lo hago. No tengo que ceder una parte de mi vida a otra persona».
Muy válida
Chela, té en mano, habla con seguridad. Y reivindica su posición: «Una mujer soltera con casi 40 años tiene el mismo valor que una que decide casarse y tener hijos. A veces todavía parece que una soltera no es válida. Yo también tengo mérito porque organizo todo en mi casa, en mi trabajo, preparo mis viajes. No es un estigma ser soltera, ya lo decía Rosendo, son maneras de vivir». Recuerda otra pregunta típica: «Además del arroz es muy fácil que digan ‘te vas a quedar sola’, como si eso fuese un problema. No le tengo miedo a la soledad, he aprendido a estar sola y a ser feliz. Me siento completa, y considero que no le falta ninguna pieza a mi puzle». Asegura que es dueña de su vida. «Puedo hacer de todo, incluso podría ser madre soltera, algo que no descarto». Y habla de otro estigma con el que quiere acabar: la libertad sexual. «Parece que si eres soltera está mal visto que tengas relaciones esporádicas. Me jode, perdón, fastidia, que se ponga esa etiqueta».
La tía
En casa, Chela tiene un hermano mayor que se casa este año y tiene dos niños. También uno más pequeño de 21 «que espero que no se case por ahora», bromea. «Mi familia me quiere y le da igual si tengo pareja o no. Lo que quiere es verme feliz y lo estoy». De sus amigas de toda la vida del cole, «todas están casadas y han tenido hijos. Siempre me dicen: ‘Disfruta tú lo que nosotras no podemos’». Y Chela cumple con su palabra. En su agenda para este mes hay dos festivales, uno ya este fin de semana: «Me voy al Primavera a Oporto». Y muchos buenos momentos con la gente que ella decide. «Un día puedo ir de cañas, pero tampoco me importa ir otro día al parque con una amiga a pasar la tarde con sus niños», confiesa.
Tener el control es una frase que tiene grabada a fuego. «Lo que más me hace feliz es poder gestionar mi vida y mi tiempo, sentir que tengo las riendas y que la manejo. A veces cuando te enamoras pierdes el norte». Se señala un tatuaje: «Es un ancla que pone ‘mi norte’, lo hice con una amiga porque después de una ruptura perdí mi norte y no paraba de repetirlo. Y mi mejor amiga me dijo: ‘Tu norte soy yo’. Las dos llevamos tatuada la frase».
Cree que tener novio «es muy fácil», otra cosa es «encontrar una persona con la que compartir tu vida. Tiene que ser un compañero, que haber un equilibrio sin perder en la individualidad. A lo mejor a los 20 aguantas, pero a los treinta y pico ya vienes con taritas y manías. Y cada vez valoras más tu tiempo y poder estar liberada para hacer lo que quieras sin depender de nadie», se ríe. Chela confiesa que tiene una cuenta en Tinder desde hace un año y medio, «pero solo he tenido una cita y no ha pasado nada. Es una aplicación que no me gusta porque no me gusta esa forma de ligar». Su arma para hacerlo: Instagram. «Tengo más éxito», se ríe. «Siempre dije que Instagram era el nuevo Tinder, ¡y ya hace tiempo que lo predije!», bromea.
«No quiero un amor como el de 'El diario de Noah'»

A sus treinta años. Lucía Lodeiro, pontevedresa afincada en Alemania, país al que llegó hace cinco años para hacer unas prácticas en recursos humanos y en donde ahora trabaja como supervisora de operaciones comerciales, está convencida de que para ser feliz no se necesita tener pareja. Está soltera «pero no sola», matiza, y no tiene prisa en enamorarse. «Alcanzada la treintena todo el mundo empieza a tener una casa, pareja, hijos... Muchos se ponen tristes porque comparan su vida con la de los demás y entonces creen que necesitan eso para ser felices, pero no es verdad». En su caso admite que una vez llevas mucho tiempo soltero uno puede volverse también más exigente. «Te das cuenta de lo poco que necesitas tener novio. El problema es que a veces tiendes a seguir el camino normativo y por eso quieres tenerlo, pero luego piensas: ‘Vamos a ver, mulleriña, ¿estás segura?’ Porque tener novio implica buscarlo, encontrarlo y muchas veces aguantarlo», dice.
Soltera, pero no sola
La pontevedresa, que colabora en el blog We lover size, tiene claro que por el momento solo le apetece divertirse. «Porque estoy soltera, pero no sola. Quiero tomar algo con mis amigos por ahí y no estar bebiendo vino y discutiendo con mi novio por el futuro. No quiero estar en una nube ni rayarme por si no me responden a un wasap. Quiero volver a casa, ponerme el pijama más cómodo y comer helado viendo Netflix». Aún así su corazón no está cerrado y no descarta tener pareja en un futuro. «Lo de decir nunca no tiene sentido porque en algún momento igual encuentro la horma de mi zapato, pero no quiero un amor como el de El Diario de Noah». Además Lucía cree que el auge de aplicaciones para ligar como Tinder dificultan el compromiso. «Piensas que para qué te vas a quedar con una persona cuando con solo deslizar un dedo tienes otro match, entonces no te centras. Desde que tener sexo es fácil, enamorarse es más difícil», confiesa.
«A min gústame entrar e saír sen dar explicacións»

A miña solteiría lévoa ben, porque tamén teño grandes amigos e boa xente arredor. Síntome plena». Quien habla tan abiertamente, con el corazón desnudo, es Lara López-Leytón Rubal (Foz, 1974). Tuvo parejas en otra etapa de su vida, una de ellas durante 13 años y que quedó por Londres, e incluso «mal de amores, que é fastidiado», reconoce. No le ve, para nada, inconvenientes al estado single. Al contrario, aunque apunta que abrazar ese modo de vida, sin buscar el amor, un perfil determinado lo facilita más: «Eu non son unha persoa fácil. Quero dicir, no sentido de que eu son moi libre, independente e curranta». Es cierto que con el tiempo que le dedica al trabajo día a día (lleva el hotel de la familia, el Leytón de Foz, junto con su hermana Carmela) apenas le queda un segundo de tiempo para dedicarlo a Cupido: «Gústame o traballo que fago e éncheme. Tiven malas experiencias no amor. Unha vez ía por peixes a un acuario pero conquistoume Lúa, a miña cadeliña. Está comigo e cando chego á casa faime un recibimento triunfal que me enche o corazón. É o meu quitapenas. Co meu ritmo de vida quedo coa miña cadeliña, que, ademais, dáme unha vida máis sa».
«Xuntanza de solteiros»
En la historia personal de Lara López-Leytón existe, además, un hecho curioso tratándose del tema a abordar hoy: el hotel que regenta organiza la Xuntanza de Solteiros e Solteiras da Mariña, que se celebra por San Valentín. La edición del 2020 sería el 15 de febrero y en sábado. «Empecei con 40 ou 50 inscritos, pasei a 60 e, na última edición, xa van cinco anos, máis de 120». Una «cea rica» y un «ambiente harmonioso», como ella describe esa cita a lo First Dates, hacen que el Día de los Enamorados pase de una manera más festiva y alegre para aquellos que no han encontrado su media naranja aún. De hecho, la fiesta mariñana tiene como primer objetivo, dice Lara, «celebrar un reencontro bonito. Cando ‘aterrei’ aquí pregunteime que pasaba cos solteiros e toda a xente guapa, que habela haina?».
«A min gústame a soidade -dice la promotora de la iniciativa-, porque entro, saio e non dou explicacións a ninguén. Son a solteira de ouro da familia e a república independente da miña casa».
