No, nosotras no podemos hacer dos cosas a la vez
Una cosa detás de otra. Nuestro cerebro es secuencial. Necesita primero hacer una cosa y luego otra. Lo que sí puede es cambiar de una tarea a otra con mucha rapidez. Pero no te confundas, no puedes prestar atención a dos cosas al mismo tiempo
Crees que puedes, pero no. Tu cerebro no está preparado para escribir en el ordenador mientras hablas por teléfono, escuchas la radio de fondo y pones a calentar la comida. Lo más probable es que escribas algo ilegible, no hayas atendido a nada de lo que te han dicho por teléfono y te hayas quedado sin comer porque se te ha quemado el almuerzo. Sí, porque aunque pienses lo contrario, no puedes ser multitarea.
«No es posible porque nuestro cerebro es secuencial. Una cosa detrás de otra. No puede hacer dos cosas a la vez. Lo que haces es cambiar de una a otra con rapidez y ahí es donde está la multitarea. Pero el problema es hacerlo con eficiencia. Somos tan rápidos que parece que lo hacemos a la vez. Por eso decimos: ‘Yo hago cinco cosas a la vez, estoy con la tablet, viendo la tele y atiendo todo al mismo tiempo’», explica José Ramón Silveira, médico adjunto de la unidad de Psiquiatría del Chuac que considera que en este caso «pueden pasar dos cosas: que no te estés enterando de nada y creas que sí, que es lo más frecuente. O que estés sobreesforzando tanto la mente al cambiar tan rápido de una tarea a otra que la estás estresando».
Y pone dos ejemplos. Uno se refiere al hecho de que estamos muy acostumbrados a conducir escuchando la radio. Esto es así porque le prestamos más atención a la radio, mientras la conducción se hace de un modo automático: «Tengo tan aprendido el proceso físico de conducir y de vigilancia de la carretera que soy capaz de prestar más atención a lo que estoy escuchando. Es verdad que con la radio ese nivel de atención que necesito es menor y puedo atender a la conducción a un nivel adecuado. Pero ya cuando usamos el teléfono móvil o el WhatsApp, ya requiere un nivel de atención superior. Por eso es una de las causas más importantes de accidentes y es así porque ya no somos eficientes y no tenemos la suficiente capacidad para cambiar tan rápidamente de una tarea a otra», dice. El otro ejemplo, se refiere al hecho de ir caminando y hablando por teléfono en la calle: «Caminar lo tienes interiorizado. Siempre le prestas más atención a hablar por teléfono, pero llegas a un semáforo y en ese momento un coche casi te pilla, entonces tienes que preguntar a quien te está hablando: ‘Perdona, ¿qué has dicho?’ Ha cambiado mi atención por un estímulo externo y no soy capaz de atender a lo que me ha dicho la otra persona por teléfono».
NÚMERO ÓPTIMO DE TAREAS
Nuestro cerebro percibe la tarea que tiene que hacer, luego selecciona la respuesta que dar y, por último, la ejecuta: «Y hay un tiempo de reacción entre la percepción y la selección de la respuesta. También hay un número óptimo de tareas que podemos hacer una detrás de otra. Cada persona tiene una capacidad. Si nos pasamos de esto, lo que estamos haciendo es dejar de ser eficientes, sobrecargar la mente y ahí sí que puede aparecer un problema mental. Está el estrés, que no llega a ser todavía una enfermedad, o la ansiedad, que sí lo es», explica Silveira.
Una opinión que también es compartida por la psicóloga Alejandra Dotor: «No podemos exigirnos más de lo que nuestro cerebro puede hacer. Entonces es muy importante tenerlo en cuenta para no acumular niveles de estrés que acaben en una enfermedad, en la ansiedad. O vamos piano piano, tarea a tarea o se nos agolpan y ahí nos supera a nivel físico. Pueden venir dolores de cabeza, un cansancio extremo... Tenemos que ir cosa a cosa, una a una, cuando termines una comienzas con la siguiente, puedes poner una lista con el orden a seguir, que luego puedes cambiar a medida que van sucediéndose las cosas», recomienda.
¿Y qué hay de aquello que se dice que las mujeres somos capaces de hacer dos cosas a la vez? Silveira tiene clara su respuesta: «No hay ningún fundamento que diga que las mujeres tenéis un cerebro más dotado para atender a la multitarea porque funcionamos de una manera secuencial y somos iguales. Lo que pasa es que las mujeres socialmente sí estáis más entrenadas o la vida os entrena más en este cambio de atención hacia la multitarea. Os veis obligadas a aprovechar más esta capacidad y vais más al número óptimo de tareas que podéis hacer. Incluso también puede haber mayor estrés y ansiedad en las mujeres. Es el mal uso de la multitarea, el hacerlo continuamente es lo que os hace estar más entrenadas», explica el que es también presidente de la Asociación de Psiquiatría de Galicia.
Para Dotor, la explicación está en el hecho de que «estamos más atentas a los estímulos. El hombre puede ir por parcelas. Abre una caja, se ocupa de ella, la cierra y abre otra. Y las mujeres estamos más pendientes del exterior. Somos más sociables, más de prever cosas, de organizar tareas...», concluye.