«Me llamaron egoísta por no querer ser madre»

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MARCOS MÍGUEZ

«No soy antiniños, pero no me provocan esa ternura que despiertan en otras personas», asegura Cristina Ramos, de 42 años, que tiene un perro y un gato

23 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es una batalla que no está hecha para mí». Cristina Ramos lo tiene claro: ella no quiere tener hijos. «No soy antiniños, pero no me provocan esa ternura que despiertan en otras personas». Tiene 42 años, un perro y un gato. Y un negocio propio: «Me encanta estar a mi aire. En el trabajo tienes que cumplir, así que al salir me gusta dedicarme tiempo para mí, no tener compromisos. ¡Y qué mayor compromiso hay que un hijo!». La decisión la tomó hace mucho tiempo: «Recuerdo que una amiga tuvo su primer hijo cuando yo tenía 29 años. Fui a verla al hospital y me alegré muchísimo por ella. Pero en ese momento me paré a reflexionar y me pregunté: ¿es realmente eso lo que quiero? Y la respuesta fue clara: no». De su círculo más íntimo de amigas, dos han sido madres y tres han decidido no tenerlos. «Hay que ser muy valiente para dar el paso y saber muy bien a qué te vas a enfrentar. Me parece digno de admirar, pero no está hecho para mí».

«Que te cuiden de mayor»

Cristina reconoce que alguna vez se cruzó con personas que no entendían su decisión: «Me llegaron a decir que era muy egoísta por no querer tener hijos. Pues a mí me parece más egoísta tenerlos y decir que lo haces para que te cuiden después de mayor». Más razones por las que Cristina tiene claro que no quiere ser madre: «El mundo que dejamos, cada vez más contaminado. No quiero contribuir a eso. También pienso en la educación, en todos los problemas con los que tienen que lidiar como padres, como el bullying».

Reconoce que nunca tuvo instinto maternal, que le gusta pasar mucho tiempo consigo misma: «Disfruto mucho de mis horas sola, en casa, dando un paseo con mi perro, pero no siento que necesite nada más en mi vida». Cristina piensa en sus padres y vuelve a argumentar su decisión de no ser madre: «Los veo y me doy cuenta de que siempre están preocupados por mi hermana y por mí. Da igual la edad que tengamos, siempre seremos niños para ellos. Y yo no quiero eso: no quiero llegar a la jubilación y preocuparme porque mi hijo no tiene una estabilidad».