«Algunos chicos llegan a adolescentes con mucha adicción a la pornografía», advierte Emilio López Bastos, vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Sexología. Padres y profesores se enfrentan a pelo a una situación que hay que atajar desde pequeños
15 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Disfunción eréctil, eyaculación precoz y dificultad para llegar al orgasmo son solo algunas de las posibles consecuencias del consumo intensivo y temprano de la pornografía. Un hábito que puede atrapar al adolescente en una educación sexual errónea y machista. Así lo advierte Emilio López Bastos, (Vigo, 1966). El vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) sueña con la implantación de la educación sexual integral dentro de la escuela, una iniciativa que el organismo ha llevado al Congreso para revertir esta situación. «Si pensamos en sociedades actuales muy avanzadas que la tienen desde hace décadas, tenemos la garantía de que eso no es nocivo ni mucho menos. Es necesario», señala.
-Colegios y padres están preocupados. ¿Ha descendido la edad del primer contacto con la pornografía?
-Sí, venimos desde hace años detectando que se va reduciendo la edad en la que hay un primer contacto con la pornografía. En este momento ya se sabe que hay niños de 8 años que están en contacto con ella.
-¿Con qué edad empezaban antes?
-Obviamente, su consumo empezó antes de los móviles con la expansión de Internet y los ordenadores. El inicio se fijaba en 1.º de ESO, en 6.º de primaria... Pero luego ya se fue reduciendo a los 10 años, a los 9... Y ahora está en los 8 años. Estamos hablando de niños de 3.º de primaria.
-¿Y a qué lo achacas?
-A la facilidad de acceso a lo visual en Internet. Hoy en día se ha generalizado el que un niño de 8, 9 y 10 años tenga su propio móvil. Esa es la razón, cuanto más se ha extendido e individualizado el acceso a Internet, más fácil resulta. Y luego las dinámicas de comunicación entre ellos, que en la etapa de la infancia, de los 7 años para arriba, vamos a poner ya una edad concreta, la curiosidad es una característica vital de los niños, que tienen esa facilidad de acceder a la información y de compartirla entre ellos a través de redes sociales como WhatsApp.
-¿Cómo es ese primer contacto?
-La mayoría, lo que han comentado muchísimos de ellos y se ha descubierto, es que su primer contacto con la pornografía ha sido casual, al pinchar por error en un enlace, en un báner de publicidad de una página que están viendo... Por ejemplo, está muy extendido el uso de YouTube entre los niños, muchos de ellos ni siquiera tienen Instagram a esa edad, pero YouTube sí. Y a partir de ahí pinchan por casualidad en un enlace que les lleva a una página porno. Ellos experimentan lógicamente una sensación interna de curiosidad muy fuerte y lo que van a hacer es compartirlo con todos los que tienen a su alrededor, por lo que todos entran cada vez más en contacto con esa puerta abierta que lleva a la pornografía.
-¿Alguna anécdota en el instituto?
-Sí, hace años, aún no había móviles. Me pasó en un instituto en el que supimos que había un grupo de niños viendo páginas porno. Y cuando llegué a la raíz de dónde había surgido todo, fue uno al que por casualidad le habían hablado de una web que era algo así como tetas.com o algo parecido. Él llegó, se lo contó a todos y se convirtió en un rumor extendido. No dejan de ser niños a los que les mueve la curiosidad.
-¿Hay riesgo de adicción?
-No exactamente. Una de las cosas muy negativas que tiene la pornografía es que en su mayor parte es muy machista y transmite una serie de valores y de mitos sobre el sexo que son dañinos, que no son reales. Entonces, cuando desde muy pequeños se empiezan a crear una idea muy equivocada acerca del sexo, eso genera unos esquemas mentales que llevan a buscar en la realidad aquello que no van a poder encontrar, porque la sexualidad humana no tiene nada que ver con lo que transmite mucha de esta pornografía. A nivel cerebral, una de las características es que se producen descargas de dopamina que generan reacciones intensas, y que son muy similares a las que se producen en otras adicciones. Y ahí sí hay chicos que llegan a la adolescencia y ya muestran conductas con mucha adicción a la pornografía.
-¿Cómo llegan esos casos de adolescentes adictos a ella? ¿Por los padres?
-Son pocos los casos de adolescentes, y sí, pueden llegarnos porque los padres se enteren por alguna casualidad. Pero lo que estamos encontrando es que la gente joven entre los 18 y los 22 años, cuando tienen determinadas dificultades en el sexo y les preguntamos cómo fue su evolución de aprendizaje de la sexualidad, detectamos muchos casos de esa conducta muy centrada en la pornografía desde edades tempranas, desde los 12 años en adelante.
-¿Cómo puede afectarles a su propia sexualidad el hecho de haberla modelado a través de la pornografía?
-Cuando generan unos sistemas mentales con una visión de la sexualidad mediatizada por la pornografía, y empiezan a tener relaciones a partir de la adolescencia, se empiezan a encontrar con una serie de dificultades y de relaciones que no se corresponden exactamente con lo que les ha venido motivando, y puede incluso llegar a alterar unas cuantas funciones sexuales. Generalmente el consumo ocurre en chicos.
-¿Cuáles son las decepciones que suelen encontrarse cuando experimentan en la vida real?
-Muchos tienen, por lo que te decía antes de la dopamina, unas respuestas sexuales muy determinadas por lo que es nuevo. Por lo tanto, en cuanto tienen relaciones más o menos estables, la intensidad de la reacción disminuye y la búsqueda de esa intensidad más alta les condiciona. Hay una serie de dificultades en el sexo, como pueden ser problemas con la excitación y con el orgasmo, que tienen que ver con la respuesta aprendida a través de la pantalla. Es un abanico bastante amplio de posibles efectos secundarios.
-¿Deberían los padres entonces tomar las riendas del uso de Internet en la adolescencia?
-Ya desde pequeñajos. Estamos comenzando en una etapa nueva y se está haciendo cada vez más importante que los padres aprendan a regular de una forma muy controlada y muy sensata el uso de Internet y de los móviles. Las familias deben informarse sobre programas que existen ahora de control parental, de rastreo de páginas web o de aplicaciones de páginas web en las que entran, porque es importante que sepan por dónde se están moviendo los hijos.
-Y en los coles, ¿cómo pueden abordar este tema? Los profesores, que no son sexólogos, suelen encontrarse de repente ante estas situaciones.
-Efectivamente, y es lo que estás comentando, es algo que surge, y es ese «de repente» lo que hace que pueda ser importante buscar una ayuda o algo muy puntual para una situación concreta. Por tanto, lo que de verdad es importante es conseguir la educación sexual integral. La FESS ha llevado al Congreso la iniciativa, que esperemos que vaya adelante para implantarla en las escuelas como se está haciendo en otros países de Europa desde hace décadas, ya que es la única manera de conseguir que se viva una sexualidad sana, plena y saludable, que es la educación sexual.
-Todo un atrevimiento en tiempos del pin parental...
-Sí, ja, ja. Efectivamente, esa es una de las dificultades que hay, pero lo que hay es que pensar un poco más allá. Y si pensamos en sociedades actuales muy avanzadas que tienen educación sexual desde hace décadas, tenemos la garantía de que eso no es nocivo ni mucho menos. Es necesario.
-Y los casos de violaciones grupales que se dan entre gente joven, ¿pueden estar relacionados con este consumo temprano de pornografía?
-No podemos establecer una relación directa si no hay estudios que lo validen, pero el factor imitación en gente adolescente es algo que conocemos y que existe. Hay un rasgo en la adolescencia que es la invulnerabilidad, cuando un adolescente está en estado de impulsividad se siente invulnerable, realmente cree que no le va a ocurrir nada. Se encuentra en un estado de incitación mental, nerviosa, química y hormonal muy alta, y esos impulsos pasan por encima de cualquier mecanismo de autorregulación cuando están en una etapa en la vida en la que empiezan a poder regularlos. Con lo cual es un círculo vicioso, muy, muy, muy difícil y muy complicado, que sí puede tener que ver con algunas tipologías que transmiten muchas escenas porno de sexo en grupo de varios hombres con una mujer. Cuanto más se conoce todo eso, el efecto de imitación en un momento de mucha alteración y excitación nerviosa, y más si estamos hablando de estados de mucho alcohol por el medio, hace que la conducta se dispare y se produzca esto. De hecho, a partir del primer caso de la Manada de Pamplona, en la FESS emitimos un comunicado sobre este tema.
-¿Qué es lo que más te encuentras en la consulta?
-Mi ámbito es muy restringido, porque tengo una consulta centrada en la terapia sexual. No se puede generalizar lo que se conoce en consulta con la realidad, pero si hablamos de terapia sexual y de chicos muy jóvenes, veo a un alto porcentaje que abusa de la pornografía, lo que conduce a algunas disfunciones sexuales como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil o la gran dificultad para llegar al orgasmo en una relación de pareja. Y estas disfunciones pueden estar relacionadas con su consumo, por un mal hábito asociado a la masturbación.