
El nutricionista del Deportivo rompe algunos mitos sobre la alimentación y así defiende, entre otros aspectos, que ni hay que hacer cinco comidas al día, ni que meter hidratos de carbono en la cena engorde más que hacerlo en el desayuno
18 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.—Para empezar, centrémonos, ¿la soja no era el gran descubrimiento nutricional?
—Lo era, pero ya no lo es. En nutrición, como en todo en la vida, se avanza. Se hacen estudios científicos. Y se descubren beneficios y perjuicios. En el caso de la soja, se ha demostrado que eleva el nivel de estrógenos (hormonas femeninas) y disminuye el de testosterona (hormonas masculinas). Así que, aun siendo consciente del escaso valor calórico que tiene, pienso que se puede prescindir tranquilamente de este producto. En este caso me refiero a los hombres, porque en las mujeres sí que está demostrado su beneficio. Con esto no quiero decir que sea totalmente mala. Como antiinflamatorio, antioxidante y proteína vegetal es bastante completa. Pero, yo no abusaría, y optaría por otras cosas.
—¿Qué problemas puede generar el aumento de estrógenos y la disminución de testosterona en los hombres?
—Muchos. Uno muy claro es que, en lugar de ganar musculatura, lo que haces es ganar peso graso. Porque al bajar la testosterona no consumes lo que deberías. Entonces, lo que podría parecer un beneficio por el bajo aporte calórico, se convierte en contraproducente.
—Dejamos la soja, pero ¿qué nos recomiendas para suplir su valor antioxidante y antiinflamatorio?
—Las especias suelen tener propiedades muy buenas. La cúrcuma, por ejemplo, se ha demostrado que es eficaz para problemas pulmonares. En el deporte, la ingesta de cúrcuma puede beneficiar en la recuperación de ciertas lesiones. Tomillo, orégano, frutos rojos y silvestres... El reino vegetal tiene muchos alimentos ricos en antioxidantes y antiinflamatorios.
—¿La soja va a pasar a ser la nueva lactosa, que todo el mundo acaba escapando de ella?
—Al contrario. Se ha demonizado injustamente el consumo de la leche. No hay ningún estudio que indique que, salvo casos de intolerancia, la lactosa sea mala. En cambio, sí que los hay que inciden en sus beneficios y del perjuicio que supone abandonarla. Si dejas de consumir lactosa, el cuerpo se acostumbra y deja de producir la enzima que la metaboliza. Sin necesidad, generas patologías donde no las había. Si no hay prescripción facultativa que lo prohíba, yo diría que al cuerpo hay que darle más yogur y leche, y menos soja.
—A tope con el yogur.
—En efecto. Los yogures tienen cada vez más importancia. Diría que, de aquí a diez años, van a revolucionar el mundo de la nutrición. No ya el yogur como tal, pero sí el consumo de probióticos. Se está avanzando en la recomendación de probióticos personalizados. Según la población de bacterias que tengas en tu intestino, precisas uno u otro.
—La zona de lácteos del súper está llena de diferentes tipos de yogures. ¿Con cuáles nos quedamos?
—Es que muchos son postres lácteos, no yogures. La mejor opción sería la del hecho en casa, pero es la menos operativa. Yo descartaría los azucarados, solo el azúcar de la lactosa. Luego se les puede añadir frutas, que ya vienen incluidas. No pasa nada.
—Vamos, que los 0,0.
Tampoco, porque nos interesa la materia grasa de la leche. Prefiero el yogur y la leche enteros, no desnatados. Un par al día, es muy nutritivo y recomendable. Pero admito que es difícil encontrar 0 en azúcar pero no en materia grasa, así que acepto el 0,0.
—Imagino que evitando su ingesta por la noche.
—Otro mito. Lo que importa es el balance calórico. Si es equilibrado, da igual cómo repartas las calorías. De hecho, los últimos estudios dicen que es mejor restringir los hidratos a primera hora que por la noche. Son análisis bastante actuales, sobre los que aún se trabaja. Pero, salvo que tengas problemas digestivos, en cuyo caso sí es bueno controlar la cena, por el resto no hay problema. No es verdad eso de que hay que hacer cinco comidas al día. Lo que hay es que controlar las calorías que te metes en el cuerpo. Da igual que sea a las nueve de la mañana que de la noche.