Puede que sea una de las claves del éxito que los dos miembros de la pareja trabajen en el restaurante. Hace unos días le eché un vistazo a una lista de establecimientos recomendados de toda Galicia. Me gusta hacerlo para curiosear y para descubrir algún local nuevo. Hay webs cuyos resultados no son muy de fiar porque se basan exclusivamente en opiniones de clientes y aparecen en posiciones destacados negocios que tampoco son para tanto. Pero de la relación que les hablo, además de que acertaba en las recomendaciones, hubo algo que llamó mi atención. Al menos en tres de los que ocupaban los primeros puestos coincide que él trabaja en la cocina y ella en la sala.
«Llevamos trabajando juntos veinte años. Primero en la cadena NH. Después montamos el Eirado da Leña en el 2002, después A casa do Lado, más tarde Loaira…», recuerda Roberto Filgueira desde el restaurante O Balado de Boqueixón, uno de los enclaves gastronómicos más sugerentes de la comunidad. Roberto y Marta Fernández Rey lo montaron en el 2014. Dejaron la ciudad y se fueron para el rural para desarrollar un proyecto «más personal, vital y que nos permitiese conciliar mejor trabajo y familia. Trabajamos mucho, pero es una hostelería más relajada», destaca.
La pareja tiene dos hijos de 10 y 8 años que viven en la misma vivienda unifamiliar donde está el restaurante. Es curioso, esta casa fue donde nació, vivió bastantes años y pasaba los veranos el escritor Anxo Rei Ballesteros, tío de Marta y autor, entre otras de Loaira, novela creada en este lugar y cuyo nombre inspiró uno de los locales de la pareja. Tras la crisis del coronavirus retomaron la actividad y siguen triunfando con sus tres menús de 30, 35 y 42 euros, bebida aparte. Marta en la sala y Roberto en la cocina. Nadie más. Un paraíso rural. «Nos conocemos sin hablarnos, para lo bueno y para lo malo. Hay mucha complicidad», comenta esta pareja, dentro y fuera del restaurante.
SEPARAR CASA Y TRABAJO
En la lista de restaurantes muy recomendables de Galicia que les citaba al principio también aparecen Terreo, en A Coruña, y el Culler de Pau de O Grove. En ambos el cocinero y la jefa de sala son pareja. «Nosotros a veces discutimos, pero termina el día y cambiamos de chip. Cuando hay cariño se entiende que a veces las cosas salgan mal», analiza Ana Señarís. Lleva seis años de relación con el cocinero Quique Vázquez Lameiro y el 18 de julio su local de la coruñesa calle San Andrés cumplirá dos años. Son 24 meses en los que siempre estuvo lleno y con críticas magníficas. «Para que no perjudique la relación aprendimos a separar casa y trabajo. El día libre no hablamos del negocio. Nos queremos mucho y todo lo demás no tiene importancia», comenta. En cualquier caso, dice que conoce parejas que trabajan juntas «y no se soportan», añade sonriente. Y en esta lista de restaurantes de éxito, con una comida y un servicio de diez, y cuyos cocineros y jefes de sala son parejas, hay que incluir el Culler de Pau. Javier Olleros es el chef y Amaranta Rodríguez es la jefa. Recuerdo que hace unos años ella no ejercía tanto de jefa de sala como ahora, pero forman otro tándem perfecto en un local de referencia.
CULLER DE PAU PARA 24 PERSONAS
«Sería moi difícil levar unha vida en parella traballando cada un nunha cousa diferente. Este é un proxecto común. Pasamos por unha aprendizaxe, pero dez anos despois podo dicir que é unha sorte traballar con Amaranta», reflexiona minutos antes de reabrir. Fue el miércoles, y hasta sus hijos Zoe y Antón, de 9 y 6 años, echaron una mano. «Pasamos dun comedor para 40 persoas a 24. Queremos que a xente saia feliz e sentíndose segura. Non podemos meter o virus na casa», afirma. Pues parece que cuando el cocinero y la jefe de sala son pareja el restaurante funciona.