Fernando Gil: «La reina de mi casa es mi hija. Es la emperatriz»

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Tras un parón de tres meses, reabren los cines y lo hacen de la mano de Fernado Gil con «La cinta de Álex». Él, que ha interpretado a Felipe VI y a Juan Carlos I, dice que le ha costado saber cómo son en la intimidad

04 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Fernando Gil no solo ha sido príncipe y rey en la ficción. Atesora más de 25 años de soberana carrera. Ahora presenta La cinta de Álex (Irene Zoe), donde interpreta un frustrado comerciante de telas en la India que tendrá que luchar contra los prejuicios y superar las aventuras que le surgen en este viaje en el que le acompaña su hija. Se trata del primer estreno en cine desde hace tres meses. Un éxito ya en sí mismo.

-Es el primer estreno desde el estado de alarma...

-Sí, se iba a estrenar el 8 de abril, pero por el covid se ha tenido que aplazar hasta el primer día que abrieran los cines. Un poco como un acto simbólico de recuperar el ocio.

-Compartes cartel con Aitana Sánchez Gijón, un auténtico lujo...

-Sí es superprofesional y, personalmente, es amiga, así que nos lo pasamos muy bien, aunque fue un rodaje intensivo porque había mucho que rodar y no había mucho tiempo. Estuvimos un mes y medio en la India y se hicieron varios rodajes en Washington y uno en Madrid.

-Sorprende la cantidad de temas de fondo que trata la película...

-Es una película de aventuras por un lado, pero también de redención entre un padre y una hija, que están un poco perdidos y no encuentran su lugar en el mundo. Un tipo que acaba de salir de la cárcel y todo lo que intenta le sale mal y después va tocando temas como el machismo, el capitalismo salvaje, el terrorismo, los prejuicios y la verdad que está plagada de aventuras. Me parece una película muy entretenida, la verdad.

-¿Es verdad que llevabais un censor en el rodaje de la India?

-Sí, nos perseguía. Ponía pegas para que no sacáramos la basura. Quería mantener la imagen de la India de Bollywood, de limpieza, colorido... no ver pobreza ni ver basura. Y claro era un incordio, sobre todo, para Irene Zoe, la directora, y para Charly Granados, el productor, que tenían que lidiar con él para intentar sacar lo que ellos querían. Pero al final creo que lo sorteamos bien.

-Has interpretado a Felipe VI y a Juan Carlos I, a los dos...

-Sí, debe ser por la altura, que debo tener algo de porte soberano. Como soy un tipo alto, eso me lleva a hacer desde portero de discoteca, a segurata de barcos de trasatlánticos y también de rey. Me he tenido que especializar un poco y leer mucho sobre la monarquía. Concretamente sobre la vida de Juan Carlos y de Felipe, aunque de Felipe era más todo el proceso del noviazgo. Tiré de hemeroteca para sacar información de cómo es Felipe en la intimidad, que eso es lo que había un poco que inventarse. Porque normalmente de estos personajes conoces bien el lado institucional, pero claro cómo hablan en la intimidad, eso te lo tienes que inventar un poco.

-¿Te han felicitado?

-La verdad es que la Casa Real suele ser bastante aséptica en esto casos. No se decanta ni positiva ni negativamente. Para no estar a favor ni en contra. Así que no he hablado con ellos, ni conozco su opinión sobre el asunto.

-¿Y tú, eres el rey de la casa?

-La reina es mi hija, de 7 años. Ella es la emperatriz.

-Entonces mandas más bien poco...

-En mi casa no somos de mandar, somos de pasarlo bien. Aquí no hay órdenes.

-¿Siempre has querido ser actor?

-Sí, desde pequeño. Mi padre me ha inculcado un amor por el cine muy fuerte. Íbamos todos los sábados a ver películas. Con 6 años ya dije que quería ser actor y director. De hecho, vivíamos en el madrileño barrio de La Estrella, donde residía José Luis Garci y cuando ganó el Óscar por Volver a empezar me acuerdo que llamé a su puerta para que me enseñara el Óscar. Tenía 9 años y me firmó un autógrafo: ‘Para mi futuro compañero, director y actor, espero ver tus progresos’. Nunca más he vuelto a hablar con él, pero bueno, algo he progresado y aquí seguimos.

-¿Aún conservas ese autógrafo?

-¿Sabes cuando eres pequeño y tienes un tesoro tan grande que lo escondes tan bien que después no sabes dónde lo has escondido? Pues eso me pasó. Lo metí dentro de una colección de libros y después no apareció. Se lo comieron los libros.

-Tendrás que pedirle otro...

-Pues me gustaría encontrarme con él y ver si se acuerda de esta anécdota. Me imagino que le haría ilusión que un chaval de 9 años llamara a su puerta.