
Hay hosteleros con una moral a prueba de desgracias. Por ejemplo, Carlos Javier González Sánchez me habla con una ilusión tremenda de su proyecto, a pesar de que sabe que hasta el mes que viene no lo puede abrir. Pero está tan contento y satisfecho con la apuesta que esperará el tiempo que haga falta sin perder la sonrisa. «Abriremos cuando se pueda. Va a ser un concepto diferente, un gastropianobar. La idea es de ocio gastronómico. Contaremos con un piano de cola de dos metros, que me costó un ojo de la cara. La música clásica es una de las cosas que aprecio. Digamos que me inspiro en aquellos cafés clásicos franceses para ofrecer un servicio completo y tranquilo. Y no por tener el piano va a ser elitista», explica este emprendedor de 35 años. Dirige el restaurante Merenzao, en Doade, concello de Sober. Y ahora desembarca en Vigo con la citada apuesta bautizada con el nombre de Monfortino. De la Ribeira Sacra a la ciudad olívica cargando con un piano de cola. Estará ubicado en la calle Venezuela 35, en el bajo que durante una temporada ocuparon los chicos de Barrabasada y que no les fue demasiado bien. Primero estuvieron con gran éxito en el mercado de O Progreso de Vigo y después en este local próximo a la cafetería Crisol, donde sirven unas de las tostadas de desayuno más ricas que recuerdo. A Carlos lo conocí hace unos años sobre el escenario de un Fórum Gastronómico celebrado en A Coruña. Recuerdo que me impresionó todo lo que sabe sobre los productos con los que elabora sus platos. Es una enciclopedia gastronómica. Ahora con piano.
EN LOS CAÑONES DEL SIL
Hace poco estuve en su restaurante Merenzao de la Ribeira Sacra. Está muy cerca (casi se puede ir andando) de las bodegas Regina Viarum. Es un buen plan visitar las instalaciones de la familia de Horacio Gómez y después saborear la cocina de Carlos, aunque anuncia que hasta marzo su local permanecerá cerrado. También es cierto que con la situación actual hacer planes parece una quimera. Me gustó mucho la bodega, la simpatía de Rosana, la guía, y la cata de los vinos sobre un valle en el que se vendimia de manera heroica. Los cañones del Sil son una de las grandes joyas de Galicia. Y muy agradecido porque el vino de la comida en el Merenzao fue gentileza de los propietarios de Regina Viarum. El restaurante es de corte moderno y está ubicado dentro del complejo de las bodegas Petrón. Cuando vas al baño puedes ver por unas cristaleras el lugar donde se elabora el vino. Pedí unas verduras de temporada a la brasa, steak tartar de ternera gallega y arroz meloso de calabaza asada. Todo tan sabroso como ligero para poder emprender el viaje de vuelta con tranquilidad. Fue ahí cuando me enteré de su nuevo proyecto, el del piano, que aunque tenga que esperar unas semanas, seguro que se acabará convirtiendo en una referencia. «En el Monfortino, en el gastropianobar de Vigo, vamos a traer la carne de nuestra tierra. Tenemos ese toque de gente de pueblo que va a la ciudad», comenta con buen humor. «No es el clásico restaurante de menú del día. Puedes comer bien, tomarte un café gallego con calma, merendar... No buscamos rotación excesiva, solo que la gente se sienta a gusto. El hilo conductor es estar tranquilo y el concepto brasa, con muchos platos preparados de esta manera. También contaremos con un buen servicio de vinos y de espumosos, muchos de ellos gallegos», resume. En un momento en el que la hostelería está cerrada, en que resulta complicado desplazarse entre ciudades, en que peligran los encuentros navideños... Justo ahora Carlos Javier González Sánchez decide ampliar su oferta de la Ribeira Sacra y llevarse a Vigo un piano de cola. «Cuando levanten las restricciones ahí esteremos. Se nota que fui militar, paracaidista en concreto», comenta. Valiente es. Sin duda.