Elena Varela, terapeuta ocupacional: «Si alguien presumido, deja de serlo, es una señal de alarma»

YES

MARCOS MÍGUEZ

La experta explica que hacer el crucigrama a diario es un gran estímulo para la memoria, igual que recordar la lista de la compra o hacer las cuentas sin ayuda de la calculadora: «La mejor actividad es donde hay contacto con otras personas»

05 may 2021 . Actualizado a las 08:06 h.

Trata a diario con personas mayores, en mejor o peor estado de salud, y señala que nunca es pronto para empezar a cuidarse. Sin embargo, para Elena Varela (Pontevedra, 1995), terapeuta ocupacional en el centro de día de mayores Recréate, adonde acude gente que quiere seguir activa haya o no diagnóstico, la jubilación es una fecha clave para ponerse las pilas. Desmiente que el deterioro cognitivo esté asociado a la edad, y advierte: «Si alguien muy presumido, empieza a salir a la calle con cualquier cosa, hay que preocuparse. Es una señal muy de alarma».

-¿Es cierto que mantenerse activo más allá de la jubilación retrasa el deterioro cognitivo?

-Sí, aunque también hay otros factores que no podemos controlar. El momento clave es la jubilación, porque pasas a tener muchas horas libres, a estar incluso solo, sin actividad, y si no lo sabes gestionar bien, es peligroso. Sin embargo, si te pones una rutina: «Hoy tengo que hacer esto, esto y esto» o, «aunque esté jubilada y tenga mucho tiempo, que no me quiten mi clase de gimnasia, o mi paseo, o el café con mis amigas». Es fundamental, si no entras en el lío de qué hora es, hoy no me apetece, mañana tampoco... Piensa que si nos jubilamos a los 65 años, y llegamos hasta los 100, como Teresa, no te puedes pegar 35 años pensando: «Ahora estoy jubilado, voy a descansar».

-¿A partir de qué edad, aunque no tengas problemas de memoria, hay que empezar a estimularla?

-Para mí a raíz de la jubilación. Ya no que te apuntes a unas clases de memoria, pero que digas: «Voy a viajar, o hacer esta actividad que siempre quise hacer y nunca me atreví». Creo que cuando por fin tenemos tiempo, te lo tienes que conceder.

-No necesariamente actividades de memoria.

-Exacto, no tiene por qué. Aquí tenemos el programa de ocio, y viene gente que no tiene ningún deterioro cognitivo ni pérdida de memoria, pero quieren seguir así. Y son muy conscientes, quizás por su entorno, de que hay que hacerlo para seguir bien. Hay una señora que siempre me dice: «Cuando el médico me va a dar cita, le digo que no. Yo mi clase de memoria no me la pierdo». Desde el ocio siempre se puede trabajar.

-Dentro del ocio, ¿qué actividades o ejercicios tienen más beneficios?

-Sin duda en las que haya contacto con otras personas. Yo lo he visto ahora con el tema del coronavirus, que nos han quitado la parte social, el contacto con otra gente y nuestras ocupaciones de la vida diaria: cafés, compra... Una actividad buena es donde puedas compartir experiencias con otras personas, más o menos tus iguales, que te sientas cómoda con ellas, y donde tengas una actividad motivadora, significativa para ti. Cuando viene alguien siempre le preguntamos qué le gusta hacer y si es una actividad que nunca hicimos, nos la cuenta y nos ponemos a ello.

-¿Hacer el crucigrama a diario es un estímulo?

-Por supuesto, y la gente que lo hace, que no lo pierda. Igual que la gente que se niega a coger la calculadora, o los que tienen tienda y siguen haciendo los cálculos con la cabeza... Hay pequeños gestos que suponen mucho. A veces lo automatizamos todo, ahora con el móvil o con todos los recursos que tenemos, no nos esforzamos. Igual que hacer la lista de la compra, es mejor intentar recordarla.

-Y antes de jubilarse, ¿podemos hacer algo?

-Sí, lo que tenemos que tener claro es que no podemos dividirnos. Somos un todo, el que trabaja mucho la parte física en su trabajo, necesita cuidar la mente. Y al revés. Las personas que en su trabajo no pueden desarrollarse en todas las áreas, que son muchas, tienen que apostar por actividades que les sienten bien y repercutan en su salud, sean las que sean, de memoria, físicas...

-¿A partir de qué edad se ve un deterioro cognitivo?

-No se puede asociar una edad. Hemos visto tantísimas personas que no tenían nada que ver una con la otra. Hay que romper la idea de que por ser mayor vas a tener una enfermedad, porque no es así. Pero aquella persona que se aísla, que se queda más en casa, que no le motiva nada, que no queda con la gente.... para mí ya es un problema, aunque no haya deterioro cognitivo. Si ya no quiere hacer nada, hay que buscar una solución rápida porque si no va todo para atrás.

-¿Pero lo normal no es llegar a los 100 años con una cabeza privilegiada?

-No sabría decirte. En el programa de ocio, tenemos gente de 80-84 años, que están perfectamente, y sin embargo, son los primeros que quieren cuidarse. A lo mejor una persona que ya tiene un deterioro es más reticente a acudir porque ya sabe que hay un problema. Ellos para mí son muy valientes, porque no tienen nada, podían estar haciendo lo que quisieran y dicen: «No, no, yo vengo aquí dos horas diarias porque quiero seguir estando así. No me compensa parar y que haya un riesgo». En principio, no va asociado a la edad, porque puede ser que haya gente de 60 con gran deterioro, y gente de 90, que está perfectamente.

-¿Cómo podríamos detectar un deterioro leve, no una demencia?

-Una desorientación temporal. Es fácil caer en ella, lo vimos ahora con el confinamiento, de no saber qué día es, sobre todo si no tienes una rutina. Pequeños olvidos, despistes, perder una rutina, quedarte toda la mañana en la cama o echarte ya por la tarde a dormir. También dejar de hacer cosas que nos gustaban: jugar a las cartas, al dominó... A veces pensamos en grandes olvidos, y para mí que alguien deje de motivarse con lo que le gustaba es suficiente. O que te vas notando más lento a la hora de pensar, lo que decíamos de las cuentas, cosas que no quieres perder, pero que al perder la práctica en el trabajo...

-Pero lo que haces con 30, no puedes pretender hacerlo con 60.

-Sí, no tiene que ir para nada asociado a eso. Además el deterioro puede ser algo puntual, cuando vemos que es algo repentino puede ser por una infección de orina, por una medicación... Lo que hay que ver es si ese deterioro se soluciona, con trabajo, con actividades, con volver a tu vida, o si es algo que tiene algo más de base. Hay que buscar de dónde viene, muchas veces se resuelve.

-¿Y cuándo deja de ser leve?

-Quizás cuando alguien se desorienta por la calle. Alguien que sabe volver a su casa, que de repente te llamen porque está en la otra punta, porque no localiza bien la casa... Es un signo para prestar atención de forma exhaustiva. O alguien que fuera muy presumido o solía ir muy arreglado, que salga a la calle con cualquier cosa, también es un signo de alarma. O de decir: «Yo, ya no me pinto, las uñas...», a ver, si nunca se las pinto, no. Y a lo mejor no es deterioro cognitivo, pero esa persona no está bien. Y ahí es donde hay que actuar. No es algo banal, si ya no eres la que eres, hay que buscarte otra vez. Los despistes no tienen por qué ir asociados a eso, pueden ser por infecciones de orina, por ejemplo, que en algunas personas mayores afecta mucho a ese nivel...

-¿Tenéis la sensación de que se actúa tarde en el campo de la salud mental?

-Muchas veces sí, se normaliza, «ya se te pasará» o «esto es la edad»... No. Si fuera la edad, gente como Teresa con 100 años, tendría que tener algo, no es la edad. No es causa-efecto, y no sabemos a quién le puede tocar, lo que hay que hacer es cuidarse, estar con gente y tener una red de apoyo. Y si no la tienes, buscarla en el entorno.

-¿Cada vez veis a personas en mejor estado?

-Desde la parte de prevención, te diría que cada vez más hay personas que están perfectamente y quieren prevenir. Creo que es la información, se sabe mucho del alzhéimer, de otras enfermedades, y está calando la idea de que no tienes que estar enfermo para cuidarte. Igual que no tienes que tener diabetes para no tomar azúcar todos los días. En el centro de día desde el confinamiento lo que vemos es gente que estuvo cuatro meses sola y dijo: «Nunca más». Nos sirvió para saber qué es esencial y qué no lo es. Y esencial es estar con gente y en activo, sea el nivel que sea, en la cocina o haciendo una actividad que te guste.