Fangoria: «Siempre quise que se parara el mundo... se paró, y no sucedió nada»

Virginia Madrid

YES

Regresan con «Existencialismo pop», un nuevo álbum donde reivindican el no hacer planes y vivir el «Momentismo absoluto». «El presente es lo único que existe», asegura Alaska. Fangoria nos hará bailar este verano a ritmo de tecnopop y «acid house»

19 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Enfundada en un vestido negro y bailarinas a juego, nos saluda con cercanía y una sonrisa. Labios rojos, ojos ahumados y ese saber estar que solo destilan los que llevan sobre el escenario toda una vida. Es Alaska en estado puro. A su lado del sofá, con brazos cruzados y cierta incomodidad, Nacho Canut, con gorra beige y chaleco de punto estilo british. Son como el yin y el yang. Y cada uno sabe qué lugar ocupa y cuándo le toca mover ficha. Se nota que se conocen a la perfección. Hablan pausadamente, nunca se interrumpen y sus respuestas se complementan. Tras más de treinta años de carrera juntos, Alaska (Ciudad de México, 1963) y Nacho (Valencia, 1957), siguen llenando las pistas de baile a ritmo de disco, tecnopop y acid house con letras pegadizas y una estética rompedora: «Hay mucho respeto entre nosotros, también cuidamos mucho el modo de decirnos las cosas y sabemos cuándo toca callarse», asegura Nacho. «Y cuando no nos ponemos de acuerdo, se lo decimos a Mario (Vaquerizo) que es nuestro mánager, para que se lo diga al otro y encontrar un punto en común. Nunca chocamos», afirma la artista. Tenemos Fangoria para rato. 

—«Existencialismo pop» es vuestro nuevo álbum. Un epé en el que apostáis por el aquí y el ahora, y convertís el clásico «carpe diem» en todo un himno discotequero.

Alaska. Eso es, aunque tengo que reconocer que este trabajo no estaba previsto. Este era nuestro año sabático. Pero llegó el estado de alarma, el confinamiento salvaje, y pensamos que no queríamos desaparecer durante tanto tiempo. Aquí estamos de vuelta y reivindicando el Momentismo absoluto. El presente es lo único que existe.

Nacho Canut. Fíjate, el hombre es el único animal que hace planes y es absurdo. Por eso, hay que agarrarse al momento, al hoy; y mañana ya veremos.

—Un álbum donde brilla una nueva filosofía de vida: la impermanencia. ¿Este «leitmotiv» es fruto de lo vivido en el confinamiento y durante estos largos meses de pandemia?

A. Evidentemente, todo esto que estamos viviendo nos ha influido. Es lo que creemos que debería ser la vida. Lo que pasa es que resulta imposible vivir sin planificar con una intensidad u otra.

—¿Qué huella ha dejado en vosotros el confinamiento? ¿Con qué os quedáis de esta etapa tan complicada que nos ha tocado vivir?

N.C. Nosotros no lo hemos vivido como una experiencia traumática, porque las familias estaban bien, y eso da mucha tranquilidad. Recuerdo que los primeros días, pensaba: «¿Qué me espera hoy? Nada». Fue un regalo tener dos meses enteros sin horarios. Me quedo con que he sobrevivido a estar con mi pareja en casa y no ha pasado nada. Pensé que iba a ser más difícil y mira, pues no. Soy muy disciplinado y he aprovechado este tiempo para estar con mis libros, mis series y mis cursos de piano y batería por Zoom, y aquí seguimos. Lo he llevado mucho mejor de lo que pensaba. Ha sido un tiempo muy productivo.

A. Somos rara avis, porque siempre quise que se parara el mundo... se paró, y no sucedió nada. Yo me quedo con la capacidad de desorganizarme y no darle importancia a la agenda. He aprendido a vivir sin mirar el reloj y dejar de planificar los días y las semanas.

—«Existencialismo pop» es toda una declaración de intenciones. Sin embargo, los artistas vivís pendientes de la agenda, con la vista puesta siempre entre uno o dos años por delante. ¿Pensáis en el futuro?

A. Es cierto lo de la agenda. Y mi mayor problema es que me cuesta centrarme en el hoy, porque soy ultraprogramadora. Pero no pienso en mi futuro profesional. No tengo motivos para dejar de hacer lo que hago. Me sigo divirtiendo y como el público sigue respondiendo, seguimos. Ahí están los Rolling Stones o Madonna. Esta carrera no depende de la edad, sino de la motivación, de las ganas que le eches. Claro, siempre que la salud te acompañe.

N. C. Nuestro plan es ir sacando epés cada cierto tiempo, hasta que nos aburramos del formato. Aunque como dice la letra del single Momentismo Absoluto: «Si tú planeabas, puedes olvidar el plan/ Te digo ya que no, que no saldrá».

—Esta estrofa tiene también un tono un tanto pesimista. En el día a día, ¿véis el vaso medio lleno o medio vacío?

A. Yo soy más pesimista. Siempre pienso: «Seguro que esto no sale adelante o esto se nos cae a mitad de camino». Sé que es como tirarse piedras a uno mismo, bombardearse antes de que suceda, pero no lo puedo evitar. Eso sí, cuando luego salen las cosas, me alegro mucho.

N. C. Yo soy más positivo. Tengo una actitud más optimista y si se tuercen las cosas, pienso: «Bueno, pues ya saldrán otras». Soy cero agobios, excepto cuando tengo que volar en avión. Tengo fobia y lo llevo fatal. 

—Otro tema es «Fantasmagoría».

N. C. Es a lo que nos dedicaríamos si hubiésemos nacido a finales del siglo XIX. Musicalmente, está entre The Weeknd y Modern Talking que es justo donde está alguna de la música que nos gusta en este momento.

—Parecéis un matrimonio bien avenido. Se nota que lleváis más de treinta años trabajando juntos. ¿Cuál es el secreto del éxito de vuestra relación artística?

N. C. El respeto. Hay mucho respeto entre nosotros, también cuidamos mucho el modo de decirnos las cosas y sabemos cuándo toca callarse.

A. Sí. El respeto y que trabajamos con libertad. Además, sobran las palabras. Una mirada y ya sabemos por dónde va el otro, parece que nos leemos el pensamiento. También tenemos los roles muy repartidos, a veces compone él, a veces yo; hay momentos en que él propone, y otros soy yo la que sugiere. Nos entendemos, nos compenetramos y seguimos disfrutando y pasándonoslo bien.

—Y cuando no estáis de acuerdo o tenéis puntos enfrentados respecto a una canción o una portada, ¿qué hacéis?

A. Se lo decimos a Mario, que es nuestro mánager, para que se lo diga al otro y encontrar un punto en común. Nunca chocamos.

N. C. Siempre encontramos una opción con la que ambos estemos contentos. Se trata de llegar a acuerdos y saber negociar.

—Según lo contáis parece sencillo, pero lo no lo es. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor, porque a la mínima saltan chispas.

N. C. Hay mucha crispación y enfado en el ambiente, porque ya hay mucho cansancio acumulado por la pandemia y la pérdida de tantas personas. Y hablar de política hoy es como entrar en un campo de minas.

A. Vuelvo al respeto y a la tolerancia. Aunque no compartamos opiniones, debemos tener libertad para poder decir lo que sentimos y creemos.

—Ya que has mencionado antes a Mario, ¿cómo se encuentra?

A. Bastante bien. Con ejercicio y rehabilitación tiene bastante controlada la artrosis. Además, su actitud positiva y su sentido del humor le ayudan mucho a sentirse mejor.

—Alaska, hace unos días celebrabas tus diez años de casada con él.

A. Como dice la canción: «No me arrepiento, volvería a hacerlo». No digo más.

—Hablemos de otros proyectos. Los sábados por la tarde presentas «Cine de barrio». Si tuvieses que elegir, ¿cuáles son tus películas preferidas? ¿Y esa cinta que no te cansas nunca de ver?

A. Me encanta el landismo. Soy fan, porque es antropología pura. Me quedo con Manolo la nuit y Atraco a las tres, son extraordinarias. Tienen frases inolvidables. Y la peli que reveo con frecuencia es El extraño viaje de Fernán Gómez, es una obra maestra. Fíjate, me gusta tanto, que dio título a un disco de Fangoria.

—¿Qué os hace felices a vosotros?

N. C. Sobre todo, aprender. Descubrir cosas nuevas que me enriquezcan. Me encanta hacer todo tipo de cursos. Estoy aprendiendo a tocar la batería y ahí estoy, a tope. Leer también me apasiona. Ahora me tiene enganchado Celia en la revolución de Elena Fortún, y es fascinante. Y por supuesto, las series. No te pierdas, Halston, es buenísima.

A. Yo disfruto mucho con mi jardín, cuidando de mis plantas y mis flores. Me relaja mucho. Descubrir cómo mis plantas van cambiando con el paso de las estaciones, me encanta. También me fascina hacer deporte. Estoy enganchada al pilates, porque tengo una hernia y me ayuda mucho y, además, hago pesas.

—¿Qué es eso que todavía no sabemos de vosotros?

N.C. Que me encanta hacer cosas. Yo no me aburro.

A. Me chifla el chocolate. Además, tiene un componente emocional muy importante, porque lo asocio a la niñez, al momento de la merienda, cuando regresaba del colegio y veía los dibujos, y eso hace que todavía esté más rico.

—Por cierto, ¿qué os pierde de Galicia?

N. C. Es una tierra maravillosa. Mis cuñadas son gallegas y hablamos mucho de sus paisajes, esos rincones para perderse, para disfrutar paseando y, por supuesto, también sus inolvidables puestas de sol.

A. Yo me quedo con su maravilloso mar. ¡Y, claro! Con su extraordinaria gastronomía.