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Javier Jaén, creador del cartel de Almodóvar retirado por Instagram: «Censurarlo es una forma más de violencia contra la mujer»

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«Almodóvar me llamó en persona y dijo: 'Ellos sabrán'», asegura el diseñador gráfico tras lograr que la red social reestablezca su imagen del pezón lactante para la película «Madres Paralelas»

14 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Javier Jaén (Barcelona, 1983) ha firmado portadas en The New York Times, The Washington Post, The New Yorker y decenas de revistas internacionales. Brilla dentro y fuera de nuestras fronteras, pero eso no le ha librado de pasar el mal trago de que la imagen que creó para el filme de Almodóvar fuese retirado por contenido sexual. Un pezón y una gota de leche que buscaba reflejar lo que él mismo vio en Madres Paralelas, «un drama sobre la maternidad y muchas otras cosas que todavía no puedo contar. Y cuando lo diseñé, pensaba en esa pena, y esa forma de representar el llanto, el dolor, y a la vez la fuerza». El diseñador gráfico asegura que el director siempre se mantuvo firme. Ahora Facebook, dueña de Instagram, ha reculado.

—La que se montó por un pezón y una gota de leche.

—Fue una locura esta semana. Sí, a veces es extraño recordar que aquí no hay absolutamente nada, recordar lo obvio, que es la primera imagen que yo vi. El lanzar un mensaje de que hay que proteger a la gente de ella, es peligroso.

—¿Siempre tuviste claro el cartel?

—Sí. Cuando me proponen hacerlo seguí el proceso habitual que sigo cuando trabajo en ilustraciones de libros o de prensa para las revistas. En este caso, lo comenté con ellos, les pregunté «¿qué tenéis en mente? Me mostraron el argumento de la película, la vi con Pedro y dije: ‘Bien, nos vamos a entender, porque así es como se tienen que hacer las cosas. Fuimos un equipo pequeño y en contacto con el director, y todo muy bien. Tuve la inmensa suerte de poder ver la película con un equipo pequeño de cinco o seis personas, con luces tenues. Así salió el primer esbozo.

—¿Qué querías transmitir con la imagen?

—Lo que vi en la película, un drama sobre la maternidad y muchas otras cosas que todavía no puedo contar. Y pensaba en esa pena, y esa forma de representar el llanto, el dolor, y a la vez la fuerza. Salió esta idea y otras muchas, porque le presenté varias, pero para mí había una que sobresalía sobre las otras. Cuando la presento, le gusta instantáneamente pero hay un problema, que en uno de los sitios mas importantes hoy en día donde enseñar el trabajo, una red social como Instagram, no se iba a poder hacer.

Cartel de la nueva película de Pedro Almodóvar
Cartel de la nueva película de Pedro Almodóvar

—¿La posibilidad de la censura siempre sobrevoló el ambiente?

—A diferencia de lo que se publicó, esto no es una estrategia, qué va. De hecho, me quedo con muy mal cuerpo de pensar que qué lastima ese momento en que gana la autocensura y dejas de hacer algo por pensar en lo que dirán y lo que harán. Al día siguiente, me llama Almodóvar en persona y hablamos un buen rato de la libertad y de la integridad. De que esas son las películas que ha hecho toda su vida, y los carteles con mayor o menor acierto también, pero no va a dejar de hacerlas por una red social que está de moda en el 2021. Dijo: «Vamos con ese, y si no les parece bien, bueno será. Ellos [Instagram] tienen que hacer lo que consideran que es correcto. Ellos sabrán, y si nosotros tenemos que ir con este cartel, adelante». Aplaudo su valentía, pero tienes que tener un cliente que entienda el valor del diseño, de las ideas, que pudimos haber hecho un cartel del que nadie diga nada. Con esto no quiero decir que tengan que ser polémicos, pero que sí tener contenido y que cuenten cosas. El lunes finalmente se publica el cartel, y a las pocas horas pasa lo que imaginamos que podía pasar, lo borran alegando contenido sexual, erótico, pornográfico o algo así.

—¿Y cómo recibes esa noticia?

—Genera mucha frustración, porque lo eliminan, pero no hay forma de alegar nada, nada físico, es una pared. Es que es muy fuerte porque es una pared, no es nada. Entonces pienso en volverlo a colgar, pero pixelado, y digo: «Es que si lo pixelo les doy la razón, es verdad, me has dicho que me debería de avergonzar». Pero lo que hago es colgar el mensaje que a mí me han dicho, y pongo el be ashamed you, avergüénzate tú. Lo volví a colgar y la gente la compartió, la respuesta fue increíble. Miles y miles de personas, y la fuerza de los medios ha sido brutal. Ha habido días en que se daba en todos los telediarios de la noche a la vez.

—Te amenazaron con cerrarte la cuenta.

—El martes por la tarde recibo un mensaje de Instagram amenazándome de que si sigo compartiendo esa imagen, puedo perder la cuenta. Yo hago captura de ese mensaje y lo vuelvo a colgar, la vergüenza sois vosotros, ¿qué es esto? La cosa queda así, sigue apareciendo cada vez en más medios y la presión cada vez es mayor. Yo, sinceramente, también tengo ese miedo de que cierren ese perfil que para mí es una herramienta muy importante de trabajo. El último acto que no esperaba jamás de los jamases, es que al día siguiente me llaman por teléfono de Facebook y se disculpan. Publican un comunicado y una persona de la compañía muy amable se disculpa, me dice que nos dan luz verde, que es un concepto artístico y que van a reestablecer todas las publicaciones que han borrado.

—Aparece el primer ser humano en todo este proceso. ¿Qué sentiste al escuchar las disculpas de un gigante así?

—Sí, ja, ja, fue así. Lo que primero interpreto es que es una buena noticia, pero después no tanto, porque nos dan esa excepción como de cartel vip, que yo no la quiero. Es un contexto en el que hablamos de maternidad, de lactancia… Yo al final, si te soy sincero, sufro esto desde el privilegio. Porque a mí me están diciendo que mi trabajo no es una imagen de la que haya que proteger a la gente, pero cuando pienso en las veces que señalan un cuerpo como diciendo que es erróneo, que está mal, o que el contexto es pornográfico… Es que igual es la foto que quiero hacer porque me da la gana, o porque tengo que dar de comer a mi hijo. Y el problema es más grave, despiertas viendo cosas que van pasando, como en las olimpiadas, donde las mujeres tienen problemas para dar de mamar a sus hijos. O en los aeropuertos de Estados Unidos, donde tienen una especie de cabina donde esconderte para dar de mamar a tu hijo. Estamos importando una moral importada que no es la nuestra, y de la misma manera que un local no puede aplicar la admisión que le da la gana, ni decir que aquí se fuma porque yo quiero, los organismos oficiales deberían regular también este tipo de normas.

—El algoritmo no procesa sentimientos, pero tiene un filtro bastante machista.

—Cuando lo despersonalizamos tanto, decimos: «Es que no nos deja la máquina». No, perdón, el algoritmo es algo que han programado unas personas en función a unos valores que dicen que al detectar un tipo de imagen, las borre. Esa decisión es inaceptable en el 2021. Y no solo esa, sino el no poder contestar, ni alegar nada… Estos días me han escrito asociaciones de cáncer de mama, de lactancia, vasectomizadas a las que les borran las imágenes… ¿Qué está pasando? Porque después vemos imágenes con violencia, con amenazas… un montón de cosas de las que nos deberían proteger bastante más que de algo tan sencillo.

El choque político con la imagen del nuevo disco de Zahara, también de actualidad, se apoya en la sensibilidad religiosa. Pero tu cartel solo muestra una parte del cuerpo, un pecho en plena lactancia.

—Me llamó muchísimo la atención que se publicó el cartel a las 11, y algunos medios ya decían «el polémico cartel de Almodóvar» a los cinco minutos. De polémica nada, el noventa y nueve por ciento de la gente estaba totalmente a favor y les parecía estupendo. En el momento en que esto nos parece polémico, es que los censores han ganado, porque hay quien duda y piensa que a lo mejor no está bien que enseñe este pecho. Tengo incluso la sensación de que el toples está menos presente en las playas, igual es una sensación. Para mí censurar el cartel es una forma más de violencia contra la mujer, y si la tecnología todavía no puede atender a contextos, pues cambia de tecnología. Se me ha caído una venda. Esto se tiene que regular, no podemos hacer políticas que discriminen, y menos al cincuenta por ciento de la población mundial.

—Desde luego, la persona del cartel tiene el pezón más famoso del mundo.

—Ja, ja. Sí, pero me ha pedido expresamente que no desvele su identidad. En este caso, mas allá de pensar «mira qué bien, que ya se puede publicar», es tan, tan, tan raro haber ganado este pulso... Porque son compañías que nunca contestan. Pero solo pienso que hemos ganado porque teníamos razón. Es inaceptable una respuesta así en el 2021. Es un hecho tan, tan extraño que pidan disculpas… Es la primera vez que Instagram pida disculpas, y menos por un caso así. Creo que puede sentar un precedente, y eso es lo importante.

—Este trabajo te daría casi para publicar otro libro.

—A finales del año pasado hicimos una retrospectiva de los últimos quince años del estudio, explicando los proyectos y lo que había detrás, y todas esas batallitas que muchas veces no conocemos y que son importantes para saber por qué esta imagen sí y esta no. Ahora me gustaría poder volver atrás para incluir esto.

—Después de hacer ese balance parece que has vuelto con fuerza, ¿no?

—Sí, ¡empieza el segundo asalto!

—¿Cuánto te impuso hacer un cartel para Almodóvar?

—Para mí la cartelería de la filmografía de Almodóvar es de las mejores a nivel mundial en cine. De las primeras cosas que hice fue imprimirme todos lo carteles, ponerlos en el suelo del estudio, y pensar: «Uy, qué vértigo, cómo me pongo yo aquí al lado de estos maestros míos y de todos». La cultura visual española está muy marcada por esos carteles, las líneas rojas, el debate estético… Para mí, poder formar parte de esa familia es todo un privilegio.

—¿Qué desearías a partir de ahora?

—Que esto no vuelva a pasar, que ojalá que no ocurra, y recordar a todas esas personas que no tienen un megáfono como es una película de Almodóvar.