Elena Huelva sufre sarcoma de Ewing: «Con 16 años piensas que no te va a pasar nada, y de repente, te detectan cáncer»

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La historia de esta sevillana ha dado la vuelta a Instagram. Hace casi tres años que le detectaron un cáncer, y la manera que tiene de afrontarlo solo despierta admiración. «Mis ganas ganan», repite constantemente, y por fin, es así

21 feb 2022 . Actualizado a las 15:57 h.

A los 15 años, uno tiene la vida por delante, está como quien dice empezando a vivir sus propias experiencias y a descubrir mundo por si mismo. Elena Huelva (Sevilla, 2002) estaba en ello. Era, y es, una joven feliz que cursaba 4.º de ESO, y que tenía muchos planes por delante. Hasta que un buen día todo quedó en un segundo plano. «Con 16 años te piensas que no te va a pasar nada, y de repente te cambia la vida de un día para otro», confiesa. A ella le cambió, y tanto, hace casi tres años. Todo empezó con un dolor en la pierna derecha. Le decían que era ciática y fue aguantando. Así estuvo meses, hasta que dio con un traumatólogo que le dijo: «Será ciática, pero vamos a hacer una resonancia». Ahí se vio todo. Como un jarro de agua fría, cayó el diagnóstico: sarcoma de Ewing con metástasis en los pulmones, «poco frecuente, pero más de lo que pensamos», apunta.

 «No me imaginaba que me iba a pasar a mí —continúa—, pero cuando vi tantas pruebas, algo me empecé a oler, pero como lejano, de ‘puede ser', pero no me lo llegué a imaginar del todo». Empezó entonces un circuito médico de pruebas y biopsias, que derivó en quimioterapia. Casi no había asimilado el mazazo cuando recibió el primer ciclo.

Los primeros meses vivió la enfermedad rodeada de los suyos, pero a finales del 2019, cuando estaba casi terminando el primer tratamiento, decidió hacerla pública a través de Instagram, donde cuenta con una prole de enfermeros pendientes de ella las 24 horas al día. «Empecé a enseñar lo que me pasaba porque me apetecía que la gente viera esa realidad. Al principio, ayudaba a personas, porque así me lo decían, pero al final también me están ayudando ellos a mí. Es algo muy bonito», dice.

Cuando creía que todo había quedado en un gran susto, y que ya estaba curada, en septiembre del 2020 llegó la peor de las noticias, esa que nadie quiere oír. Pero Elena siempre fue consciente de que el cáncer podía volver en cualquier momento. «Yo ya sabía que podía pasar, porque conozco a gente que le había pasado. Es algo relativamente normal que apareciera de nuevo en los pulmones si has tenido metástasis, pero quieras que no, no te lo esperas. Es más duro cuando te lo dicen por primera vez, porque después ya conoces todo, pero al principio no sabía nada, porque nadie de familia había tenido nada antes», explica Elena que reconoce que ha llegado a pesar miedo. «Creo que es inevitable», dice. 

AL FIN, UNA BUENA NOTICIA

Comenzaron de nuevo los tratamientos, —cuenta que lo peor de todo esto ha sido sin duda los ciclos de quimio, y lo mejor las personas que ha conocido durante estos meses, entre las que incluye al personal sanitario—, aunque sin éxito. Uno, otro, otro... Así hasta que hace casi dos meses empezó a tomar uno nuevo, esta vez en pastillas, una terapia dirigida con menos efectos secundarios que la quimioterapia. Y por fin, después de varias malas noticias, llegó la buena. Los que siguen a Elena en redes (@elenahuelva02) ya se habrán enterado, porque hace unos días ella misma se encargó de anunciarlo a bombo y platillo, de que la última resonancia confirmó que esta vez la medicación sí estaba surtiendo efecto. Un inciso, si no habéis visto el vídeo os adelanto que es imposible no soltar una sonrisa mientras ella baila Mi mejor momento de Pablo López.

De nuevo, su lema, «Mis ganas ganan», esa frase que no se cansa de repetir, cobró sentido. «Intento que siempre ganen, pero es inevitable que a veces no sea así. Hay días y días, y aunque son pocos, hay algunos que no me apetece salir de la cama», señala la joven que durante el tiempo que lleva luchando contra la enfermedad ha rechazado muy pocas veces un plan. «El estado anímico es muy importante —señala—, y si no quieres hacer cosas, estás peor igualmente. Aunque estés mal, si haces cosas estás mejor». Y continúa. «Yo intento decir que sí siempre. Hace poco me invitaron a un programa, estaba en el hospital y me estaba terminando de pasar la sangre, me faltaba media bolsa. Yo soy muy fan de Aitana, me encanta, y cuando mi oncólogo se enteró dijo: ‘Quitarle eso ya, que vale más Aitana'. Y me la quitó», señala Elena. No niega que a veces se canse, debido a la medicación, pero si eso ocurre, descansa y vuelve otra vez.

En las últimas semanas la hemos visto en varios saraos porque como ella misma dice la vida sigue. Entre ellos los premios de Cadena 100, ya que la música, no lo puede ocultar, es una de sus grandes pasiones. «Me evade mucho», apunta. También la hemos visto muy cerca de Sara Carbonero, con quien mantiene una relación muy especial. «Me conoció por redes, y me siguió, yo ya la seguía, y me mandó un mensaje, que a mí me hizo muchísima ilusión. A veces hablábamos, pero poco. La cosa se quedó ahí. Un día estaba yo en Gran Vía, en Madrid, y me paró, charlamos un momento. A las pocas horas nos volvimos a encontrar y ya nos dimos los teléfonos. Quedamos unos días después, que fue cuando subió ella un foto, y a raíz de ahí, me invitó a un evento de Slow Love, su marca, también coincidimos en lo de Cadena 100. Es maravillosa», explica Elena.

Su vitalidad y las ganas que le pone a todo, y que a la vez transmite por las redes, sin duda hacen que la situación sea más llevadera para los suyos. Dice que su familia y sus amigos, en los que se ha apoyado durante todo este tiempo, son los que tiran de ella cuando flojean las fuerzas, aunque a la vista está de que no son muchas veces.

Cuando le diagnosticaron la enfermedad pudo completar el curso, pero después le resultó complicado seguir estudiando. Su idea era hacer un grado medio, sin embargo, desde casa se hacía inviable, aunque no es algo que le preocupe en exceso. «Hay tiempo para ello», señala haciendo de nuevo gala de ese carácter tan positivo. Además, hay que ver el lado bueno, el obligado parón le ha servido para replantearse realmente a lo que quiere dedicarse en el futuro. «Antes lo tenía claro, pero ahora estoy un poco liada, tengo dudas», dice.

Lo que está clarísimo es que sus ganas le han vuelto a plantar cara a las células malignas que todavía quedan en su cuerpo, y aunque la victoria final no ha llegado, está más cerca. Ella cuenta que así será, y cuando llegue, que seguro llegará, ¿qué se le pasará por la cabeza? «Felicidad. A ver, siempre va estar ese miedo, es como cuando recaí, yo sabía que me podía pasar, pero cuando me curé, no pensé en eso». No tiene muchos planes en mente para ese momento, «pero en cuanto pueda me encantaría ir a Nueva York». Antes, les aseguro que nos dará alguna que otra sorpresa, porque nos confirma que trama algo.