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Ellos son el alma de la fiesta

Yolanda García, Alejandro García Chouciño

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José Ramón, en la cabecera de la mesa, con su familia
José Ramón, en la cabecera de la mesa, con su familia PACO SALGUEIRO

Sin su ánimo estas fechas no serían igual. Tienen el gen de la alegría, tan necesario cuando uno se sienta a compartir mesa con los demás

01 ene 2022 . Actualizado a las 18:58 h.

En el exterior de la casa de José Ramón Rodríguez Salgueiro, en la entrada a un cobertizo independiente de su vivienda, cuelga un letrero que reza: «Saloon de recreo». No es el Lejano Oeste, ni mucho menos. Es Galdo (Viveiro), su parroquia natal, y donde a él le conocen por estar siempre al pie del cañón en lo que a celebración, fiesta o tradición se refiera. A nivel doméstico, es también uno de los artífices de que no quede instante de la vida por valorar y compartir, como es ahora Fin de Año. «Gústame reunir á xente», confiesa mientras me propone gustoso «outro café» en este «recuncho» profusamente decorado para la ocasión navideña, donde cuelgan ya los gorros de Papá Noel que seguramente se pondrán los invitados y que guarda los repertorios de multitud de canciones que entonarán esa noche con certeza. ¡Hasta los niños cantores de Viena dirían sí a una velada ahí! «Eu teño os medios aquí. Que facemos unha churrascada? Vimos todos para a casa petrucial, incluso as sobriñas que teño en Lugo, Tenerife ou Madrid», dice evocando al momento recuerdos de antes de la pandemia. No tiene que ver con la Navidad pero hay que decirlo: él tiene su parte activa en el gran Naseiro, una vez organizó comida y cena para 137 vecinos por el día de la patrona Nuestra Señora de Guadalupe o ha puesto su grano de arena en las míticas Maulas, la creación de la asociación vecinal o un equipo de fútbol local que estuvo a punto de subir a Primera Regional, «que nunha parroquia coma Galdo, ten tela!», comenta.

 Los medios para que la fiesta de Fin de Año vayan por buen cauce son importantes para él, empezando por la barbacoa pues incluso se pone al mando de los fogones, con ayuda de la panadería del pueblo si es preciso para asar o surtirse de pan y empanadas. Pero es clave, a su vez, preservar el espíritu festivo, o la «troula» como dice José Ramón, que parece estar en el ADN familiar (su abuelo, recuerda, ya tocaba el acordeón). «Realmente, a festa de Fin de Ano animámola todos porque meu irmán canta, miñas irmás cantan, meu cuñado, eu canto», señala. «No coro de Galdo estivemos os catro irmáns», rememora. Me enseña el repertorio posible de la velada, hasta encuadernado. Podrán sonar Los Pecos, Dos Gardenias, Cantinero de Cuba, Negra Sombra, el clásico Miudiño o Rodaballo. Y nadie podrá decir que no se sabe la letra, bastará leerla y entonar. Como la de Fin de Año es una noche muy larga, además del arte del buen cantar invita a practicar el juego clásico, en familia y por equipos, pasando un buen rato con «estes modernos de preguntas como dicir marcas de sopa... O Trivial! Tamén xogamos á baralla e ao chinchón», especifica. Para que la alegría de la fiesta no decaiga, ni antes ni después de las uvas.

CARMELA QUEIJEIRO

 EN TODAS HASTA EL FINAL

Si la Rianxeira no puede faltar en una buena verbena gallega que se precie, Sarai Mariño (1999) tampoco falla en cualquier fiesta que haya en Rianxo. De hecho, sus padres (Antonio Fernández y Sandra Mariño) abrieron hace unas semanas Castelao Night, el único pub que hay por el momento en el pueblo. «Abrimos este local porque se non en Rianxo é que non había absolutamente nada para a noite. Desta forma a xente xa non ten por que coller o coche para desprazarse ata Boiro ou calquera outro sitio da comarca e queda á festa no pobo. Hai moitos rianxeiros que querían ter esta alternativa a ter que moverse a outra localidade», explica Mariño.

Fue una decisión arriesgada por la situación que atraviesa el ocio nocturno a causa de la crisis sanitaria, pero precisa que se han adaptado a todas las restricciones establecidas en la comunidad hasta el momento con la misión de animar a sus vecinos y que esta Navidad tengan un lugar para el encuentro seguro. «Ata agora o que había aquí eran bares. Montar un establecemento deste tipo é arriscado neste contexto que vivimos, pero é que se non dábamos o paso, o concello morría totalmente no sentido do ocio», sostiene Sarai. No obstante, sus padres ya cuentan con la experiencia de gestionar durante siete años la cafetería Castelao y confían en la perduración de este nuevo proyecto.

Su compromiso con su tierra es total. Y es que este año Sarai compagina el máster en Publicidad que estudia en Madrid por la semana con el impulso del local. «Se a situación do covid mo permite veño todas as fins de semana para casa. Que menos! [risas] Porque moito falan das festas da capital, pero como en Galicia non hai nada. Temos unhas tradicións únicas e hai que mantelas», confiesa.

Ella lo tiene claro cuando ejerce. Ya sea de una forma más íntima con la familia o con su círculo de amistades nunca puede faltar la música. «Que sexa de todo tipo de estilos para que ninguén se veña abaixo e queira facer unha bomba de fume. O de encasillarnos agora co reguetón non ten nada que ver, nin asegura a diversión ao 100 %. Tamén hai que ser simpática coa xente e incitar a seguir pasándoo ben», apunta Sarai.

Sarai entiende que muchos la consideran el alma de la fiesta «porque sempre está en todas ata o final» «e apúntome ao que veña. Tamén é certo que son a que xestiona as redes sociais do pub e me preocupo porque os asistentes rían e o pasen ben». Este dominio del mundo digital fue una de las claves en el éxito de la inauguración del Castelao Night. Sarai se encargó de caldear el ambiente a través de distintas cuentas en las principales plataformas, animando a la gente a seguir un proyecto secreto que prometía cambiar las noches de Rianxo.

Desde disfrazarse en las fechas señaladas o jugar a cualquier tipo de juego de mesa. No hay ningún plan que se le resista: «Por eso non hai fallo nunca», resalta.

Aunque ella afirma que en principio sí que puede ser un poco reservada y tímida, «en canto me animo son moi de ir falar con todo o mundo, de socializar. Penso que son factores que ao final axudan a que os encontros familiares e con outras persoas se fagan máis amenos». En este sentido, no hay cabida para la vergüenza.

Pese a que estas celebraciones navideñas volverán a ser atípicas por culpa del virus y habrá tradiciones e iniciativas que no puedan llevar a cabo, Sarai no pierde la ilusión de hacer felices a sus seres queridos. Matiza que no importa ni el número de asistentes que pueda haber ni el lugar. La fiesta se hace en cualquier sitio y de cualquier forma si existe la motivación de querer pasarlo bien. Por ello, Sarai esconde un as en la manga para que sin duda estas jornadas que pase en casa sean especiales. Además, indica que siempre quedará la esperanza de celebrar las próximas de una manera más espectacular.