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José Manuel Vázquez, jefe de cardiología del Chuac: «Fumar es lo peor que se le puede hacer al corazón»

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CEDIDA

«Hay algunas personalidades que sufren más infartos», apunta el doctor, que asegura que el sedentarismo de la pandemia sería un problema si lo siguiésemos manteniendo como hábito. Y advierte: «El deporte de alta competición tampoco es muy sano»

25 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Vázquez, jefe del servicio de cardiología del Chuac, ha visto cómo la mortalidad por infarto aumentó durante la pandemia porque la mayoría de los pacientes con síntomas tardaron mucho en ir al hospital por el miedo al contagio y también porque muchos llegaron en condiciones peores. El covid también ha traido consigo algunos casos de miocarditis y hay estudios que lo relacionan con los infartos, aunque Vázquez asegura que no ha podido sacar esa conclusión por lo que ha visto en su servicio. En cualquier caso, avanza que el sedentarismo que nos ha traido consigo la pandemia sería un problema si lo siguiésemos manteniendo como un hábito de vida durante muchos años. «Ese es el riesgo», concluye. 

—¿Cómo ha afectado el covid al corazón?

—Durante la primera fase, podemos decir durante todo el 2020, los pacientes con síntomas de infarto tenían miedo de venir al hospital. Y paralelamente a eso los pacientes que llegaban trataban de esperar todo lo posible antes de venir, entonces su pronóstico era mucho peor. Por eso la mortalidad por infarto aumentó casi el doble.

 —Ha habido pacientes con covid que han tenido miocarditis…

—Sí, sabemos que con la vacuna del covid en personas más jóvenes tuvimos varios casos de miocarditis, eso está descrito también, son cuadros banales que hay que vigilar. Y después de unos días en el hospital se fueron para casa sin problema. Otra cosa que también está publicada es que los pacientes con covid tienen más infartos. Hay un grupo sueco que analizó a miles de pacientes, 86.000, pero nosotros la verdad es que no tuvimos esa sensación, pero tampoco teníamos esa cantidad de pacientes. No notamos eso.

—Con la pandemia nos hemos descansado, ha aumentado el sedentarismo… ¿Eso nos ha influido?

—Uno o dos años no son suficientes para que se note el efecto de una mala conducta, es difícil percibirlo. A mí me parece más peligroso que esos hábitos de vida se mantengan, si nos acostumbramos a no movernos. Pero si los recuperamos, no se notará.

—¿Qué es más peligroso para un infarto: fumar, una mala dieta o el sedentarismo?

—Yo creo que fumar es lo peor que se le puede hacer al corazón, es el mayor factor de riesgo. Dejar el tabaco es lo mejor que le podemos hacer. 

 —¿Qué deberíamos tener en mente si queremos prevenir un ataque al corazón?

—Lo ideal es hacer un ejercicio físico moderado. Caminar rápido, como cuando vas apurado a hacer un recado, durante 30 minutos al día y al menos cinco días a la semana. En cuanto a la dieta, debe ser más vegetal y menos animal. Y dentro del origen animal, hay que comer pescado varias veces a la semana, y mejor carnes blancas que rojas. Los embutidos, pocas veces. Todos los días debemos tomar aceite de oliva, en una ensalada, por ejemplo. Y tomar dos o tres nueces, frutos secos, unos 30 gramos, porque tienen grasas beneficiosas. No es necesario hacer una dieta estricta, si te invitan a un cocido, puedes tomarlo. Hay que comer de todo, algunos alimentos no muchas veces.

—¿Pasarse con el deporte es malo?

—Para el beneficio cardiovascular el deporte de alta competición no es muy sano, ni para el corazón ni para las articulaciones. Pero el ejercicio físico moderado es beneficioso: caminar rápido o correr a un ritmo que no te exija mucho, o nadar, o hacer 30 minutos de bicicleta... Igual que mover pesos con cargas bajas, todos son ejercicios aeróbicos que hacen que el sistema cardiovascular funcione mejor; los músculos, además, se entrenan... Esos ejercicios son buenos. ¿Hacer deporte competitivo? No. Eso ya entra en la afición de cada uno, en algunos casos no tiene ninguna ventaja, sino todo lo contrario.

—Hemos visto a futbolistas jóvenes desplomarse en el campo... ¿Por qué?

—Normalmente a esa edad es porque tienen alguna alteración en su corazón y a veces no son alteraciones que podamos ver. Pero incluso en la gente que no tiene estos problemas, el deporte de alta competición lo que produce son algunos cambios en el corazón que pueden derivar en más arritmias o que el corazón no se relaje bien, fibrosis.. Por eso hay que hacer ejercicio, en función de las edades y de la forma física, pero sin ir asfixiado.

—¿Qué pasa con el estrés? ¿Hay personalidades más tendentes a los infartos?

—Hay algunos tipos de personalidades, las personas que se preocupan por todo, que son más ansiosas, que sufren más, o personalidades que se enfadan más o más irritables, que sí. Esa gente tiene más probabilidades de tener enfermedades cardiovasculares. El estrés es un factor modificador, pero no es lo más potente. Los factores más potentes son el colesterol, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes... Esto es lo que más define, pero hay otros factores residuales como el estrés o el perfil psicológico que también influyen en esto. Las personas ansiosas tienen más riesgo de sufrirlo, considerados los otros factores.

—¿Quiénes sufren más infartos, los hombres o las mujeres?

Las mujeres tienen la misma tasa de infartos, pero la diferencia está en que ocurren diez años después. Los hombres los tienen antes, la mayoría a los 60-70 años, y las mujeres a partir de los 70. En cuanto va avanzando la edad no es que tengas más riesgo solo de infarto, todo funciona peor, también el riñón.., todo.

 —¿Los ataques al corazón se heredan?

—Sí, en algunas familias se ve claramente el factor hereditario, hay familias en las que todos sufren accidentes cardiovasculares a edades tempranas, a lo mejor los sufren infartos antes de los 50.  Ahí la herencia es clara, aunque no sepamos cuál. A veces también hay enfermedades que pueden provocar infartos, la hipercolestoremia familiar. Pero en la mayoría no, o al menos no hay una herencia definitiva, yo creo que hay una predisposición genética pero luego hay factores ambientales. A lo mejor el padre tuvo un infarto porque era fumador, etcétera. Y a lo mejor el hijo, que recibe la misma herencia genética, se cuida y tiene una dieta equilibrada y ya no lo sufre.