Ángel Vilar: «Con 28 años, si no tuviera pareja, seguiría viviendo con mis padres»

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XOAN CARLOS GIL

Este joven vigués explica, de primera mano, los problemas a los que se enfrentan los jóvenes para lograr independizarse de sus progenitores

18 feb 2022 . Actualizado a las 15:51 h.

A Ángel Vilar no le falta trabajo, todo lo contrario. Al poco de iniciar la carrera de Telecomunicaciones, comenzó a hacer prácticas y ya fue acumulando contratos. No sabe lo que es estar en paro. Incluso tardó algo más en licenciarse por tener que compaginar los estudios y su trabajo como programador y desarrollador de software, un perfil que está muy demandado en la actualidad: «Actualmente es una locura, hay mucha falta de personal. Todo el mundo que estudia algo relacionado con esto, tiene trabajo casi al momento», explica.

Pero a pesar de que siempre ha estado en activo y que su situación es bastante cómoda frente a otros jóvenes de su misma edad, Vilar reconoce que no veía claro que pudiera permitirse pagar un alquiler solo, sin tener que renunciar a gran parte de su sueldo. Por eso desde que firmó su primer contrato, hace ahora ya seis años, hasta el pasado verano, seguía viviendo en casa de sus padres.

Al principio fue porque los primeros contratos eran de prácticas y a media jornada y eso no le permitía alquilarse un piso por su cuenta. Luego cuando ya tuvo mejores condiciones optó por comprarse un coche: «Me lo planteé en serio —lo de alquilar un piso solo— hace un par de años, que ya ganaba un poco más de dinero y me lo podía pensar. Pero tuve otras prioridades como comprarme un coche», comenta.

OTROS GASTOS

Entonces tampoco vio posible irse a vivir solo, pagar las letras del vehículo y seguir asumiendo otros gastos que le iban surgiendo: «Entre irme solo sin compartir gastos, más el coche, más que después me vinieron problemas personales que supusieron más gastos...», explica, además de intentar ahorrar un poco de dinero para lograr su objetivo final, que es tener un piso en propiedad. «Como aún estaba estudiando a la vez que trabajaba, tenía un sueldo de becario de media jornada y no me lo podía plantear. Y después ya cuando me lo empecé a plantear más seriamente, la idea que siempre he tenido es comprar un piso tarde o temprano, no vivir de alquiler excesivo tiempo. Entonces, claro, con los salarios de al principio, más el alquiler, no te queda excesivo margen para poder ahorrar. Y si encima pretendía irme a vivir solo, porque entonces no tenía pareja», comenta este vigués de 28 años.

Ahora la situación es distinta porque al ser dos, le permite compartir gastos. «Si estuviera solo, sin pareja, seguiría viviendo con mis padres porque la relación que tengo es muy buena con ellos», dice. Pero también porque de ese modo podría ahorrar más para la entrada de un piso.

Sobre si le resultó muy complicado encontrar una vivienda de alquiler acorde a sus necesidades, Ángel reconoce que no fue fácil. «Los precios son bastante altos, la verdad. Llevábamos viendo pisos desde principio del 2020 y sí que nos dimos cuenta de que desde enero del 2021, que fue cuando empezamos a mirar más en serio, hasta el verano, hubo un momento en el que pegaron un subidón bastante grande», asegura.

Porque como bien dice no es difícil encontrar un piso barato, lo complicado es que reúna ciertas comodidades que hoy en día resultan ya imprescindibles y que tenga un precio asequible: «Algunos más baratos hay, pero quieres cierta comodidad», confiesa este joven que reconoce que una persona que tenga un salario medio de unos 1.500 euros y que decida vivir solo, el precio del alquiler se llevará cerca de la mitad del sueldo.

Lo de la compra del piso no lo ve muy cerca. Más bien a largo plazo porque considera que los precios están muy por encima de las posibilidades de la gente: «Tal y como están las cosas, está fastidiado. A las afueras de Vigo igual hay ahora algo en precio. Y cuando digo en precio, me refiero para lo que se maneja ahora. Yo sigo teniendo expectativas de comprar, pero si sigo como hasta ahora, creo que tardaré más de cinco o seis años en poder comprarme un piso».

Además del precio, también piensa en la cantidad que tiene que ahorrar para que un banco le conceda una hipoteca. «Por un lado, me preocupa la entrada. Todavía no soy consciente. No me he puesto a mirar al 100 % todo porque aún no me lo puedo permitir, pero entiendo que tengo que dar una entrada bastante elevada para cualquier piso decente. Y es complejo poder llegar a esa cantidad elevada, y tener algo más en el colchón por si vienen mal dadas para poder tirar de ahí», explica Ángel, al que se le ve muy previsor. Él analiza todas las situaciones de riesgo que le puedan surgir.

Además, si lo compara con la época de sus padres, está convencido de que él lo tiene mucho más difícil de lo que lo tuvieron ellos en su día. Es decir, que las condiciones han empeorado, a pesar de que el país ha evolucionado y se ha modernizado con el paso del tiempo. «Ellos compraron el piso en su momento hace 40 años y ya está. De hecho, lo compró mi madre con mi abuela y lo pagaron las dos solas, con trabajos mucho menos cualificados que los que puedo tener yo o mi pareja», explica. Pero él no cederá en su empeño de tener su propio hogar. Y no hay duda de que si tiene una mínima posibilidad lo logrará. A por ello, Ángel.