
Pon el foco en las relaciones a tres bandas y pregúntate si pueden convertirse en realidad, cómo hay afrontar este tipo de relaciones y cómo gestionar los celos que puedan surgir. Tres expertos sexólogos responden a todas estas incógnitas
05 mar 2022 . Actualizado a las 19:51 h.En la última edición de La Isla de las tentaciones se emitió un trío sexual televisado en prime time. Surgió durante una de las fiestas que se realizaban en una de las conocidas villas. El encuentro fue espontáneo, uno de los concursantes vio cómo una de las concursantes se coló en la habitación cuando él estaba con su tentación y, en ese momento, surgió. Un acontecimiento como este dejó en el aire la pregunta de si ahora estamos más preparados para afrontar este tipo de relaciones. La respuesta nos la dan tres sexólogos.
Juan Manuel Romero explica que «ahora estamos un poquito más abiertos», pero sigue habiendo «mucha gente que no está preparada» ni quiere mantener este tipo de encuentros, aunque considera que es bueno que haya una evolución, que las relaciones sexuales se vayan enriqueciendo y se eliminen tabúes. Aránzazu García considera que «es un fenómeno muy sano y muy positivo», pero que no deja de ser «una excepción»: «No creo que llegue a cuajar como hábito social», dice, porque aunque «todo lo que sea explorar, quitar dudas y abrir la mente es positivo», hay casos en los que una parte de la pareja no lo acepta o si accede, lo hace por la otra parte. Ella considera más factible que se dé «de una forma espontánea entre parejas que no tienen un grado de consolidación fuerte», como ha sido el caso del encuentro que se produjo en el programa de televisión.
Precisamente en este aspecto ahonda José Manuel Romero, que destaca la importancia de que sea «consensuado y aceptado por los dos»: «Si hay una buena comunicación y los dos acceden, pues perfecto. Pero si un miembro de la pareja se siente obligado, entonces no es recomendable porque si ya hay un problema de base, introducir a una persona más va a aumentar el conflicto y los problemas entre ellos», asegura.
Raquel Graña destaca que es un «tema complejo» y que en los tríos «entran mucho en juego las fantasías», y que cuando se cumplen, «muchas veces caen en picado». Para esta sexóloga que dirige el portal Conexiones Íntimas, «depende de los valores que haya dentro de la pareja». «Si dentro de la relación eso no tiene cabida, pues no tiene sentido hacerlo. En cambio, si entra dentro de sus valores, pues es su propia decisión», comenta. E incide en el hecho de que «ya es complicado en terapia gestionar una pareja de dos, cuanto más relaciones abiertas, no monógamas» y este tipo de encuentros.
LOS MIEDOS
Sobre los problemas que pueden surgir, Juan Manuel Romero y Aránzazu García consideran que mantener una relación a tres bandas a largo plazo puede crear problemas en la pareja. Hay que plantearse «con quién» se va a hacer el trío, si va a seguir repitiéndose y de qué manera puede afectar a la relación. «El problema que puede surgir es qué va a ocurrir después, con qué frecuencia vamos a meter a esa persona en la pareja y qué relación vamos a mantener después. Quién es, si es alguien del entorno... porque claro, si ya te empiezas a comunicar con esa tercera persona y repites los encuentros, esa persona se introduce en la pareja. Se mete dentro de la relación íntima», comenta Romero, que explica que además de los celos, hay otros tipos de miedos que también pueden surgir: «Cuando hacemos algo por primera vez, siempre va a haber miedo. Es como la primera vez que tenemos relaciones sexuales. Aquí pueden surgir miedos de muchos tipos, pero principalmente está el de ver que tu pareja está disfrutando con otra persona. Eso, para algunos puede ser malo. Pero, al mismo tiempo, puede ser muy excitante. Hay personas a las que les excita». En ese sentido recomienda conocer muy bien el cuerpo de tu pareja y saber qué es lo que le da placer y qué no, establecer límites claros entre los dos, antes de introducir a un tercero: «Siempre es bueno que los límites estén establecidos antes», añade.
Si ambos están decididos a introducir una tercera persona, Romero recomienda no desistir aunque la primera vez no se cumplan las expectativas: «A veces, las expectativas que se generan suelen ser muy altas y, a lo mejor, no se cubren. Si lo volvemos a intentar otra vez, no pasa nada, como cualquier otra conducta sexual. Es bueno enriquecer las conductas sexuales y en todos los canales sensoriales, no solamente la vista», dice.
Para García, «no existe un método infalible para controlar los celos». Estos pueden surgir, «incluso cuando está hablado, pactado y decidido»: «Si es una única vez o pocas veces es más probable que no surjan los celos, que si es algo que se repite muchas veces. Ahí se va comparando y se conoce ya más a la tercera persona... Pueden entrar las dudas», comenta. Y aconseja que en el caso de que si hay alguien que sea más celoso, «ayuda que sea esa persona celosa quien tome la iniciativa de hacer el trío o que proponga con quién hacerlo. Así tendrá más sensación de control. Dejar que escoja con quién, cómo, de qué manera. Incluso en vez de proponerlo directamente el no celoso, sugerirlo e ir dejando que el otro se anime y tome la iniciativa, aunque nunca hay garantías», explica.
Lo más común
¿Y qué se da más, dos mujeres con un hombre o dos hombres con una mujer? «Socialmente está más aceptado dos mujeres con un hombre porque se sigue viendo un tema tabú dos hombres con una mujer, pero hay de todo tipo», comenta Raquel Graña, que coincide con Romero: «Por mi experiencia, normalmente es el hombre el que suele demandar introducir una tercera persona en la relación. Pero bueno, la mujer también. Y si quieren explorar porque tienen la curiosidad, entonces yo les digo que prueben las dos condiciones. Introducir un hombre y una mujer. Porque si es el hombre, mayoritariamente, solicitará introducir a una mujer y si es una mujer, prefiere meter a un hombre», comenta. Aunque, en este último aspecto, no lo tiene tan claro García: «No sé si las mujeres preferirán un hombre o una mujer». En cambio, esta sexóloga no conoce ningún caso de un trío lésbico: «Los habrá, pero no he conocido un trío de lesbianas. El principal problema es lo que se conoce como el síndrome de la cama vacía. En ese caso, la pareja es muy atenta y cariñosa, pero la parte sexual va desapareciendo», dice García. Mientras que en los tríos de gais, cree que se decantarán antes por otro tipo de encuentros que por mantener una relación a tres bandas: «Tampoco es algo especialmente frecuente entre los heteros», concluye.
