Ana Prado, endocrina: «Lo normal no va a ser que los hijos sean siempre más altos que los padres»

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«La talla baja es un concepto estadístico», dice la doctora del Chuac, que explica cuándo hay que alarmarse y en qué circunstancias se puede dar la hormona de crecimiento. «No es un capricho», avisa
02 abr 2022 . Actualizado a las 10:05 h.En el crecimiento influyen muchos factores: las horas de sueño, la nutrición, la genética..., explica la endocrinóloga infantil Ana Prado. Por su consulta pasan niños muy bajos que necesitan, sobre todo, «un buen diagnóstico», y solo en determinados casos puede suministrarse la hormona de crecimiento que los lleva a pincharse diariamente. ¿Cuál es la media de altura en España? ¿Crecemos más en verano que en invierno? ¿Hay una dieta para mejorar en altura? ¿Influyen las piernas largas? La experta responde.
—¿Cuándo se considera que un niño es bajo?
—La talla baja es un concepto estadístico, se basa en estudios poblacionales. Por ejemplo, un niño peruano que vive en España habría que referirlo a la talla de Perú, que es más baja que la española. La talla baja se mide como una campana de Gauss y se coge el punto de corte por debajo del percentil 3. Es decir, si coges a los niños de cien en cien y los ordenas del más alto al más bajo, consideramos talla baja a los tres más bajitos.
—¿A qué edad deberían ir a consulta para ver si hay un problema?
—Aquí tenemos una pediatría de atención primaria muy buena, y una de las cosas que se mira es la talla. Si hay algún problema, suelen derivarnos. La edad adecuada sería antes de la pubertad, dependiendo si son niñas o niños, entre los 6-8 años estaría bien. Pero más que la talla, como algo aislado, lo importante es la velocidad de crecimiento. Nos preocupa más un niño que crece normal y de repente se estanca.
—Pero también hay niños bajos que crecen muy poco, uno o dos centímetros al año. ¿Cuánto tiene que crecer un niño normal?
—Fuera del primer año, la media de crecimiento normal después del segundo año de vida hasta la pubertad es que crezca entre 5 y 7 centímetros al año. En pubertad pueden llegar a 10 o 12 porque están dando el estirón. Si crecen entre uno o dos centímetros al año, habría que ver qué está pasando.
—Ahora se dan las hormonas del crecimiento. ¿En qué circunstancias se pueden suministrar?
—Sí, viene gente muy enfocada al tratamiento con hormonas como si fuese la única solución. Y lo más importante es un buen diagnóstico porque a veces no hay que darlas, puede haber un hipotiroidismo, por ejemplo. Además, las indicaciones de la hormona de crecimiento son muy limitadas. Es un tratamiento muy controlado, regulado a nivel nacional, y no se pueden dar a todos los niños. Solo a aquellos que no producen hormona de crecimiento, pacientes con síndrome de Turner, pacientes con alteraciones del gen Shox, con insuficiencia renal, niños que han nacido pequeños para su edad de gestación y que no han recuperado antes de los 4 años. Y ahora se han admitido también a niños con síndrome de Noonan.
—No se dan por capricho.
—Claro, son entidades muy concretas, y cada una con sus criterios, basados en la seguridad, que es lo más importante. En pediatría hay unos parámetros muy claros de qué pacientes se pueden beneficiar de esta hormona y cuáles no. No es por capricho, ni porque no se quiera pagar, hoy en día hay medicamentos muchísimo más caros que este, pero se recetan solo en aquellos casos en que está demostrado que es un tratamiento eficaz y seguro. Porque también tienen riesgo, requiere controles exhaustivos, es una medicación que hace crecer todas las células del cuerpo. No produce cáncer, pero si tú tienes la mala suerte de tener una célula cancerígena en tu cuerpo la va a hacer crecer, es algo que tiene que estar regulado.
—Hay quienes piensan que los niños se van a deformar porque crece todo.
—Sí, sí. Es otra de las cosas que vigilamos. Hay que controlar que el crecimiento sea homogéneo, pero no hace a los niños deformes, no, no, no.
—¿Cuánto puede crecer un niño con estas hormonas en un año?
—Los que mejor responden son los pacientes con déficit de hormona de crecimiento, porque les falta y le das justo eso que necesitan. Normalmente cualquier paciente responde mejor en el primer año, pueden llegar a crecer hasta 10 centímetros, después se encarrilan en 7 u 8 centímetros.
—¿Cuánto tiempo se pueden dar?
—Hasta que se cierran los cartílagos de crecimiento, depende de cada niño. A partir de ese momento ya no tendríamos por dónde crecer y si siguiéramos suministrando hormonas, crecerían las partes del cuerpo que tienen cartílago, las orejas, la nariz...
—¿Lo vigiláis a través de radiografías?
—Sí, con una radiografía de la mano vemos si el cartílago está cerrado, abierto, o cuánto le falta para cerrarse.
—¿Hasta qué años se pueden dar hormonas?
—Más o menos, las niñas hasta los 12-14 años, y los niños entre 15 y 18, pero es muy variable.
—¿Funcionan bien? ¿Estáis contentos?
—Sí, sí. Cuando hay una mala respuesta es porque o bien el niño se ha cansado de pincharse diariamente o porque puede surgir otra cosa que interfiera en el crecimiento: celiaquía, hipotiroidismo, que no coma lo suficiente. El crecimiento es un proceso supercomplejo en el que interviene casi todo: hormonas, nutrición, horas de sueño... El crecimiento para el cuerpo es casi una función de lujo, cuando algo falla, y estamos en una situación comprometida, el crecimiento es algo secundario para el cuerpo.
—Por un shock emocional o un problema grave dejas de crecer...
—Sí, sí. Y en niños malnutridos lo vemos mucho, también una anorexia para el crecimiento.
—En el lenguaje de la calle decimos: «Esta niña tiene las piernas largas, va a ser alta», ¿qué hay de cierto?
—Hay muchas leyendas urbanas, aunque sí es cierto que algunas tienen fundamento científico. Lo de las piernas largas tiene una relativa lógica porque el estirón de la pubertad, que aporta el 20% de la talla adulta (unos 20-25 centímetros en las niñas, y unos 20-27 en los niños), se da a expensas de los huesos del tronco. Es decir, los niños hasta la pubertad tienen los brazos y las piernas más largos que el tronco, y en la pubertad crece sobre todo el tronco y se iguala. ¿Qué pasa? A veces cuando estás ante un niño bajo de piernas largas ves que puede ser más alto porque le queda por crecer el tronco. Ese dicho popular está justificado.
—Fuera del tratamiento de las hormonas, hay críos que en un año crecen una barbaridad. ¿Cuánto pueden llegar a crecer al año?
—A veces pueden crecer 15 centímetros, sí, sí. Y también pasa que niños que se han puesto enfermos y luego han superado ese proceso, en cuanto corrigen esa patología, suelen tener un crecimiento compensador y estiran en el año siguiente lo que no habían crecido en el anterior, más lo que les tocaba.
—¿La gente muy alta o muy baja tienen mucho complejo? ¿Cómo lo llevan los niños?
—Los extremos nunca son buenos. A nuestra consulta nos llegan menos tallas altas, pero tenemos. A los niños de familias altas, que van con un crecimiento acelerado, eso les genera problema porque desde pequeños lo sufren. Van en la sillita arrastrando los pies y ya la gente dice: «¿Qué niño más grande? ¿Qué haces en la silla?» o «¿tan mayor y con chupete?». Y a lo mejor el niño tiene año y medio. A los muy grandes los tratan de tontos, se les pide más madurez. Y a los pequeños los cogen en el colo los compañeros, los tratan del bebé de la clase y son niños acordes a su edad real.
—¿Cuando son muy altos hay tratamiento?
—Si se trata de una pubertad precoz podemos frenarlos durante uno o dos años.
—¿Hay ahora niños más bajos que antes o son todos más altos?
—Como es un concepto estadístico se va ajustando con la media poblacional. Los últimos estudios en España son del 2010. La tendencia es a un aumento de talla pero muy lento, no lo vemos de una generación para otra.
—¿Cuál es la media ahora?
—En población adulta, los hombres están en 1,77 y las mujeres en 1,61. No hay datos de Galicia en concreto, pero se cogieron muestras de toda España y se vio que no había grandes diferencias entre distintas zonas.
—Se cree que los hijos siempre van a superar a los padres en altura. ¿Es así?
—No, nosotros y nuestros padres venimos de generaciones que hemos superado a nuestros padres. Pero era porque nuestros abuelos no habían tenido las condiciones favorables para expresar su material genético. Habían vivido la guerra y la posguerra, no había posibilidad de llevar una nutrición normal. Desde entonces llevamos unas cuantas generaciones en las que la tendencia es a mejorar respecto a nuestros padres, pero yo creo que ahora no lo vamos a ver de generación en generación. La tendencia es a ir subiendo, pero es lenta y a mucho más tiempo. Ahora habrá de todo, algunos más altos, otros más bajos, pero no va a ser la norma que se supere la talla familiar de una generación para otra.
—¿En la altura importa lo mismo la talla de la madre que la del padre?
—Dan igual, para la talla hay un montón de factores genéticos que influyen, no es solo un gen, sino muchos. Cuando hay mucha diferencia entre la talla del padre y de la de la madre, el hijo no suele ir a la media, eso lo vemos en consulta. A veces viene una madre con 1,50 y el padre con 1,90 y ella te dice: «Me he buscado un marido alto para que mi hijo mejore», pues eso no va a así. O lo expresa un padre bajo con una mujer alta. Si la genética es similar, vas a ir a la media, pero si es muy diferente, puede salir a uno u otro.
—Por eso puede haber hermanos muy distintos.
—Claro. Igual que hay hijos rubios y otros morenos.
—¿Después de la regla las niñas pueden crecer mucho?
—El mayor estirón lo hacen antes, sobre todo pacientes de origen europeo, caucásico, español. Las mujeres africanas pueden crecer más después de la regla, porque suelen desarrollar pronto.
—¿Hay una dieta para crecer?
—No, lo que importa es tener una dieta sana y equilibrada, puede haber algunas vitaminas o minerales que influyen en el crecimiento pero si están en carencia. Si no los tienes en un buen nivel, creces mal, pero no por más que tomes vas a crecer más.
—¿Los niños crecen más en verano?
—A veces sí, eso tiene una base, porque en invierno suelen dormir menos horas, madrugan mucho y suelen tener muchas infecciones, toman antibiótico, dejan de comer... En verano también hacen más deporte, que ayuda a estimular los cartílagos de crecimiento.