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¿Por qué nos vuelven locos las camas de los hoteles?

L. Cancela

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Una de las habitaciones de Atmos Hotel Boutique.
Una de las habitaciones de Atmos Hotel Boutique. laura martelo

Amplias, con sábana doble Y diez capas hasta formar un colchón. Estas son las claves indispensables en el dormitorio de un hotel. ¿Una mala noticia? Por el momento no se venden al público

29 sep 2022 . Actualizado a las 10:14 h.

La cama es el buque insignia de un hotel. Poco importa que la piscina, por decir un ejemplo, tenga un tamaño olímpico, si al llegar la noche los clientes no pegan ojo. De hecho, existe un ideario común que comparten varios alojamientos. Camas grandes (con fortuna, kilométricas), sábanas blancas, almohadas mullidas y carencia de mantas. La imagen se viene rápidamente a la cabeza. ¿Por qué nos vuelven locos una cama de hotel? «Hubo mucha gente que nos contactó para preguntarnos de dónde eran los colchones porque los querían comprar para su casa», dice Paz Formoso, directora de calidad de Atmos Hotel Boutique.

¿Una mala noticia? No es posible. Son muchas las marcas conocidas que, exclusivamente, producen una línea hotelera. «Nuestros colchones, y los de muchos otros sitios, no se venden al público general porque suelen ser muy altos, y pesados. A diferencia de los de los hogares, tienen muchas capas hechas de diferentes materiales», explica Formoso. Así, las nubes de descanso solo son posibles pagando por pernoctación.

Miguel Mariñas, director del Hotel Boutique Mar do Ézaro, incluye tres claves imprescindibles en la configuración de los dormitorios de su centro: «Una buena cama, una buena insonorización y todo un conjunto de elementos que hiciesen la estancia más cómoda», detalla. Un ejemplo: «Una luz de lectura», dice.

El descanso es algo que está estudiado por parte de la hostelería. Más allá de lo material, es importante entender el contexto en el que el cliente cierra los ojos. «Cuando te alojas en un hotel, sales de tu zona de confort. De tu cama habitual. Tienes un buen descanso y estás disfrutando durante el día, por ello, la noche se vuelve más placentera», explica Mariñas. Y ellos lo saben de forma que la experiencia se vuelve lo más agradable posible. El silencio resulta imprescindible: «En nuestro caso particular, ayuda mucho que estamos en medio de una aldea y no hay absolutamente ningún ruido cerca», explica Formoso. Tanto que si se desea las ventas podrían permanecer abiertas. Un punto más.

La cama de todo hotel es alta y amplia. «Las nuestras tienen diez capas, y son mucho más grandes que el colchón de casa. Este suele medir, como mucho, 1,50 metros, y los de hotel 2», precisa. El hecho de compartir espacio «y si la persona no quiere, ni rozarse con la otra» ayuda y mucho a dormir mejor. La anatomía de un colchón de hotel colabora a la hora de crear un halo de comodidad. Para empezar, un doble muelle. Uno más que en los domicilios particulares, «por lo que es más gruesa que de lo habitual», dice Paz Formoso. Estos están recubiertos por otra capa llamada «optimal support», detalla. Algo así como un amortiguador. «A continuación vienen una serie de capas de fibras hipoalergénicas, otra que incluye un tratamiento para insectos y otra que aporta estabilidad en toda la superficie y que favorece el reparto homogéneo de la presión del cuerpo», describe Formoso, de Atmos Hotel.

La lista continúa. Que si otras dos para que ni se perciban los muelles, y una final encargada de maximizar la sensación de comodidad. «En resumen, reúnen una serie de características que buscan dar algo diferente», señala la experta. En la ecuación también entran las almohadas, y son muchos los alojamientos que ofrecen una carta a elegir. «De base ponemos una normal de fibra, pero todo aquel que lo solicite puede encontrar almohadas de plumas, si le gustan algo más blandas, o viscoelástica para absorber el peso de la persona», detalla Formoso.

Este es el elemento más personal de todo el equipo de descanso, por eso acostumbran ser individuales. Existen almohadas de diferentes materiales disponibles, pero se suelen tener en cuenta dos valores: la firmeza, es decir, que sea blanda, media o dura, y su altura, de forma que esta se considere alta, media o baja. ¿Un truco para escoger la más adecuada? Aquella que mejor mantenga la posición natural de la columna.