Balamoda, primera «influencer» española en cerrar contenido: «Ahora mismo es el momento de la suscripción en Instagram»

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Lleva más de 14 años en las redes sociales y tiene una mentalidad emprendedora que la ha llevado a crear su propia empresa y a sumarse a los retos que le pongan delante. «Es fundamental saber por qué me pagarían», asegura @Balamoda
11 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Hace unos días Belén Canalejo, más conocida como Balamoda, dio un nuevo paso en el mundo de las redes sociales al convertirse en la primera influencer española en crear una suscripción de pago en Instagram y ofrecer contenido prémium. En su mismo perfil dispone, gracias a que reside en Estados Unidos, de una pestaña que ofrece está función a sus seguidores, que pueden estar en cualquier parte del mundo. «Normalmente, sigo una estrategia cuando me lanzo a algo, pero esta vez seguí un poco mi instinto», señala Belén, que lleva 14 años en las redes.
—¿Cerrar contenido es el futuro?
—Creo que es una tendencia el hecho de que se esté cerrando contenido y que este sea bajo suscripción, tanto en las grandes plataformas de contenido como los influencers, que no dejamos de ser creadores de contenido, y muchos con una base de seguidores muy grande. Los presupuestos de las marcas se han diluido con tantos influencers, y también existe la necesidad de ganar un poquito de control sobre lo que hacemos. Yo he decidido cerrarlo para crear un grupo más sólido, y dar contenidos más personales. Es una forma de saber que la gente que está ahí apostando por ti es porque realmente quiere, no está ahí para criticarte ni para hacerte pasar un mal rato. Y te abres de otra manera. Es una forma diferente de explorar las redes, es un aprendizaje también para mí, y cuando llevas tantos años en internet, lo que estás buscando es lo siguiente.
—¿Adelantarse es clave?
—Sí, yo creo que cuando notas una tendencia en el mercado, si quieres estar a la cabeza, tienes que subirte al carro, no queda otra. A lo largo de mis 14 años en las redes siempre he procurado intentar estar un poquito alerta, ver qué es lo que viene, para que cuando venga, ser de las primeras. Es muy importante, porque ya te da una posición de dominio entre comillas. Ahora he tenido la suerte de estar en Estados Unidos, y esto me da la oportunidad de ir a la cabeza.
—¿Da vértigo?
—También. Es miedo a lo desconocido, porque no sabes muy bien cómo lo vas a hacer, es algo nuevo. Yo me lancé a la suscripción sin pensármelo, vi la oportunidad, y al día siguiente lo hice. Normalmente, cuando me lanzo a algo, hago una estrategia, pero esta vez seguí un poco mi instinto, y dije: «Voy a hacer al revés, voy a soltarlo, y a construir la estrategia poco a poco». A veces no necesitas tener todo perfectamente documentado y estudiado, porque si no, no llega nunca el momento. Hay que ser un poquito impulsivo, sabiendo que luego vas a meterle trabajo, pero fiarte más de la intuición.
—¿Más presión?
—Sí, ahora mismo por el miedo a lo desconocido, no quiero fallar, y me está entrando mucha presión. Esto no lo había hecho nunca, y esta gente está cada día muy expectante...
—¿Ya no se puede vivir de las redes?
—Sí que se puede, pero las marcas han cambiado un poco su estrategia. Antes se apostaba más por pocas figuras, y ahora lo que hacen es ir a microinfluencers y repartir más el presupuesto. En realidad, siempre ha habido otras alternativas al pago directo de las marcas, como el affiliate marketing. Por ejemplo, Amazon te da como unos códigos, que si tú los pones cuando enlazas sus productos, y la gente compra a través de ellos, te llevas una pequeña comisión. Y la suscripción viene para ser otra alternativa. No dejan de ser formas de monetizar tu contenido, diferentes fuentes de ingresos, no apostar todo a una.
—Es un negocio.
—Al final, eres una pequeña empresa, tienes que ver tus fuentes de ingresos, si te baja por un lado, tienes que intentar subir por otro. La gente que estamos en las redes tenemos una mentalidad emprendedora, no estamos pasando el tiempo. Yo tengo cuatro hijos, tengo que vivir y busco formas de ganarme la vida... Tienes que coger lo que está a tu disposición en cada momento y explorarlo. Y ahora mismo es el momento de la suscripción.
—Nunca sabes si viene para quedarse. Mira la tele de pago...
—Exactamente, y hay mucha gente que estaba deseando que llegara esto, porque lo que quiere es una selección de contenido bueno, saber que hay chicha buena, no quiere tanto follón. Y sabiendo que hay alguien que lo está valorando más, te hace ponerle más alma. Es una relación satisfactoria mutua. Es muy bonita la relación que estoy teniendo con la gente que está suscrita.
—¿Cómo está siendo la experiencia?
—Son seguidores mucho más fieles, en mi caso mucha emprendedora, mucha mujer trabajadora, gente que realmente tiene un criterio de lo que le gusta consumir, gente muy fan del emprendimiento personal, que lo que busca en mí es motivación diaria con mensajes de aliento, gente con una inquietud especial. Mujeres que apuestan por ellas mismas, por crecer, por avanzar, por tener herramientas que les ayuden en ese crecimiento... De momento la mayoría es española, aunque también hay alguna de Latinoamérica y de Estados Unidos.
—¿Es mucho más trabajo?
—Es la misma cuenta, pero a mí se me ha duplicado el trabajo, porque estoy publicando stories en abierto y en cerrado. Voy a ver si en el tiempo compensa o no, estamos arrancando y ahora mismo no tengo un nivel de suscripciones que se pudiera sostener. Como cuando arranqué en el 2009 con el blog, que entraban 20 personas, luego 50, después mil... Al principio, partes de cero.
—¿Tener esta parte prémium puede ir en detrimento del perfil abierto?
—Voy a intentar que no, mantener mi audiencia de siempre, porque cada uno tiene su circunstancia económica y, además, yo no quiero decir: «Pues si no me puedes pagar, no te voy a dar de mi contenido». Yo no soy así, a mi audiencia le tengo el mismo cariño y la aprecio un montón, simplemente, es decir: «Chicas, a las de siempre, lo de siempre, pero que sepáis que voy a hacer un extra a las que apuesten por mí». Voy a intentar que convivan esos dos universos, el de la mayoría y el de una minoría, que busca más valor en el contenido.
—Cuando hablas de extras... ¿Por qué crees que la gente te pagaría?
—Cada creador sabe por qué le sigue la gente. Muchos de los que me siguen a mí quieren motivación, que les cuente cómo yo me motivo, cómo me organizo... También cómo soy yo como emprendedora, cómo manejo mi equipo, mi empresa, mis campañas... A la gente que me sigue le gusta mucho mi criterio estético, y la parte de decoración la estoy explotando bastante por la parte de suscripción.
—Es importante tener claro por qué te pagarían.
—Sí, es fundamental, y es lo primero que nos planteamos a la hora de hacer un plan. Yo empecé a meterme en el perfil de cada persona que se iba suscribiendo, en los que estaban abiertos, poniéndome en su situación, ver qué quieren de mí y a qué le están dando el valor de pagarlo. Para mí, esa es la responsabilidad, saber quién es mi público, con quién estás hablando, qué edades tienen… El mío, por ejemplo, el mayoritario es de más de 30 años, no son niñas de 20 ni 25. Es un público más maduro, exigente también, no consumen cualquier cosa.
—¿Sigues algún perfil cerrado? ¿La Belén usuaria por qué pagaría?
—No, porque de momento no he encontrado a nadie que siga que tenga ese modelo de suscripción, pero sí que lo haría. A personas como Mel Robbins o Lewis Howes si lo tuvieran, sí que les apoyaría. Pero estoy suscrita a aplicaciones que me interesan para editar, retocar fotos, para meditar, Netflix, a Google para que me dé más almacenamiento... Al final te suscribes a las cosas que te aportan un valor.
—Tu trayectoria en IG es muy grande, y has pasado por muchos momentos vitales importantes, has contado muchas cosas, ¿ya no tienes ganas de contarle todo a todo el mundo?
—Sigo contando bastante. Aunque la gente tenga la sensación de que sabe todo de mí, yo siempre he filtrado muchísimo, pero sí que es verdad que hay cosas que igual en otro momento de mi vida y trayectoria, lo hubiera contado, pero ahora no. Mi base de seguidores ha sido siempre superpositiva, el nivel de haters que he tenido ha sido casi nulo en mis 14 años. Es más un cambio mío, una evolución personal, que ya no me apetece tener que contar o dar explicaciones. Antes me forzaba o me sentía más natural contando ciertas cosas y ahora no me apetece. En cambio, igual veo un grupo de chicas interesadas en temas de empresas, e igual me siento más atraída a un trato más personal, de cómo las puedo ayudar, porque veo que hay un interés, que yo puedo ser de ayuda... y ahí me abro y cuento cosas, de la empresa, por ejemplo, que no cuento a todo el mundo.
—¿Vamos a un modelo de más calidad?
—No creo, porque creo que la calidad a la que ha llegado el contenido en las redes ha sido brutal, más no se puede pedir a los creadores de contenido sinceramente... Lo que antes hacían las agencias de publicidad con 30 personas, ahora lo hace un influencer con un equipo de dos o tres.
—Me refería a que igual no es lo mismo compartir cualquier cosa a que te vayan a pagar por esa «storie».
—Yo creo que te lo curras más, porque yo las stories que estoy sacando algunas son más espontáneas, pero otras estoy haciendo un trabajo de buscar, de maquetar, de poner texto... que en el día a día no lo hago porque son mucho más espontáneas. Hay más planificación de contenido, no tanta espontaneidad.
—¿Hasta cuándo te ves siendo «influencer»?
—No te sé decir, me han preguntado muchas veces si lo dejaría. Otras veces te hubiera dicho que me veo con 50 años haciendo cosas, y ahora no lo tengo tan claro. Creo que puedo estar en una etapa, no sé si final, pero sí de reconversión. Estoy probando nuevas formas porque siento que ya no estoy en la etapa más álgida, que estoy en un momento de transición. Hacia dónde y hasta cuándo, pues no lo sé, no tengo claro el futuro de esto.