
Entre festivos y puentes hay una gran mayoría que escoge la primera semana del último mes del año para decorar su hogar. Y aunque podamos pensar que es por practicidad, la fecha no es cosa del azar
05 dic 2022 . Actualizado a las 09:06 h.La Navidad cada vez empieza antes. Véase el caso de Vigo, que a mediados de noviembre dieron el pistoletazo de salida, y no fueron los primeros en hacerlo. Este año Alicante se les adelantó, y se convirtió en la primera ciudad española en encender las luces.
Y no podemos obviar que últimamente hay cierta tendencia a avanzar la Navidad en los hogares, y a principios de diciembre ya son muchas las casas que cuentan con adornos navideños. En esto también hemos ido a más, porque más allá del arbolito y cuatro bolas, hay quienes montan auténticos parques temáticos en sus viviendas. Pero la gran mayoría espera al puente de diciembre.
Es verdad que se acumulan festivos, y con tanto día no lectivo más el fin de semana, parece el momento ideal para desembarcar con los bártulos navideños y empezar con la decoración. Sin embargo, aunque es una costumbre cada vez más extendida, poner el árbol de Navidad el puente de diciembre, en concreto el día 8, tiene una explicación. O varias.
Una de las teorías más asentadas, y que más circula por internet, es que se hace coincidir con el Día de la Inmaculada Concepción. En 1854 el papa Pío IX declaró el Dogma de la Inmaculada Concepción de María, en el que se eximía a María de todo tipo de culpa o pecado por la concepción de Jesús. Y esta declaración dio pie a que de ahí en adelante se festejara el día que San Joaquín y Santa Ana concibieron a la Virgen María. Un hito del cristianismo que daría origen a adornar un pino.
Esta tradición de aprovechar el último festivo antes de la Navidad para decorar el árbol es muy típica en Italia, y también en otros países de América del Sur donde hay mucho flujo de emigrantes italianos.
Confusión sobre el origen
Pero ni hay unanimidad en por qué se monta el 8 ni tampoco en el origen o su simbolismo. Aunque la Navidad es una de las celebraciones más representativas de la religión cristiana, hay quien señala que decorar el árbol tiene un origen pagano.
Se dice que los celtas ya adornaban los árboles con frutas y velas durante el solsticio de invierno para asegurar el regreso del sol y la vegetación. Y puede, según otra posible explicación, que esa costumbre pagana derivara más tarde en una tradición cristiana gracias a san Bonifacio. Al parecer, este misionero inglés taló un roble consagrado a Thor en la ciudad alemana de Hesse al que cada año se le ofrecía un sacrificio. Para salvar la vida del niño que iban a sacrificar ese año, san Bonifacio se plantó delante y lo cortó. A cambio, plantó un abeto que ofreció a los lugareños en representación de la vida eterna por ser un árbol perenne y apuntar al cielo.
A España la tradición llegó en 1870 de la mano de una mujer rusa. Se llamaba Sofía Troubetzkoy, viuda de un hermanastro de Napoleón. El árbol se instaló en el palacio de Alcañices de Madrid, la actual sede del Banco de España, propiedad del aristócrata español José Osorio, con el que la princesa rusa se casó en 1869.
Lo único que está claro es que se desmonta el 6 de enero. Eso, los menos perezosos. Porque hay quien también lo tiene casi bien entrado el mes de enero. Las luces de Navidad casi iluminan los Carnavales.