Eliseo, jubilarse al sol: «Elegí un lugar donde no bajas de los 24 grados, vives tranquilo y gastas muy poco»

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Eliseo en la montaña de Tiscamanita Tuineje, en Fuerteventura.
Eliseo en la montaña de Tiscamanita Tuineje, en Fuerteventura. cedida

Vivir la edad de oro al sol. Verano aquí, verano allá disfrutan estos gallegos que han elegido Canarias para un cálido retiro. «A illa eu non a cambio por nada, nin renuncio pola terra», asegura Eliseo, que visita A Guarda cada año solo por su madre, de 92 años

29 mar 2023 . Actualizado a las 09:13 h.

Como la canción de Mecano («sombra aquí y sombra allá...»), pero con sol y sin sombra. Verano aquí, verano allá disfruta todo el año Teresa Feijoo, que hace ya ocho que cuando es invierno en Galicia vuela a Canarias, y cada mayo, viaja de vuelta a Portonovo. «Acabo de cumplir los 65 y, si me jubilan, haré como hice los últimos años: verano en Galicia, invierno en Canarias», dice a YES, que ofreció en estas páginas su historia.

En el caso de Eliseo (A Guarda, 1956), el apego por Galicia no es tan fuerte como en el de Teresa, pese a que un amigo suyo me dice que por él escogería A Guarda para pasar la jubilación. «No, yo no me marcho, aquí se vive muy bien», opone Eliseo, que subraya uno de los motivos de ese bienestar de hacer vida en las islas. «Aquí en invierno de los 24 grados no bajas. Conozco gente que se marchó y que volvió [a Fuerteventura]», relata. 

Con el repunte del turismo y las posibilidades que ahora ofrece la tecnología para el teletrabajo, hay bastante empleo en las islas, dice Eliseo. «Por ejemplo, los hoteles están al cien por cien. Buscan como locos gente para trabajar. Según leí en las estadísticas, tuvimos uno de los mejores años para el turismo en las islas», apunta.

En webs como Infojobs puede comprobarse esta demanda laboral en Canarias, donde el coste de la vida no es lo que era hace unos años, pero sí es «más accesible». «Al que viene de la Península le sale caro, pero a nosotros, los residentes canarios, nos sale tirado ir a la Península, a lo mejor 70 euros un viaje en avión ida y vuelta en una compañía low cost», detalla. «Los precios aquí están más bajos. El gasoil, a 1,45... Yo llegué ya en el 97, con la mujer y los dos hijos. Son muchos los años que llevo aquí y se está muy bien, se vive bien... Este es un sol con el que nunca te achicharras».

Sus hijos, que actualmente residen también en la más africana de las Canarias, se recuperaron del asma con la temperatura de la isla, recuerda. «Aquí se vive tranquilo, no gastas dinero en ropa y se está bien», valora el hoy majorero.

Admite que en A Guarda, de donde él es y donde vive su madre, «non se está mal, pero para estar de vacacións». «Estando xubilado, non é o mesmo alá que aquí. Isto non o cambio por nada. Nin renuncio pola terra. Aí está miña nai, que ten 92 anos, e vou cando podo no ano para estar con ela, pero do resto eu non boto nada en falta», asegura.

Con el bum de la construcción, en el 2000 la isla se llenó de gallegos, pero en el 2008-2010 hubo un retorno masivo por la crisis económica e inmobiliaria. «De aquí marcharon 15.000 galegos... E os que fixeron as casas seguen aquí, van tirando», cuenta.

Eliseo vivirá el retiro a gusto en Gran Tarajal, «que é un pouco máis pequeno que A Guarda, pero está ben». «Isto é moi distinto», concluye este gallego jubilado que ha olvidado qué quiere decir la palabra invierno.

Fernanda lleva varios años pasando el invierno en Canarias y el verano en Galicia.
Fernanda lleva varios años pasando el invierno en Canarias y el verano en Galicia.

El cálido retiro de Fernanda: «Aceleré la jubilación para irme a Canarias, porque estar al sol y al mar cura»

Su padre eligió Benidorm para el retiro. Fernanda Sobrín quería Menorca, pero empezó a irse a Canarias cada invierno y hoy es majorera. ¿La jubilación a 25 grados se lleva mejor?

Ana Abelenda

Las islas afortunadas la atrajeron años antes de la jubilación. «Cuando trabajaba, ya hacía encaje de bolillos para juntar días y conseguía irme a Canarias unas cuatro o cinco veces al año», comienza Fernanda Sobrín, gallega que siguió los pasos de su padre en la procura de un buen retiro bajo el sol. El padre de esta orgullosa abuela de dos niños que trabajó en el Sergas se fue, tras enviudar, a Benidorm, donde en los movidos ochenta todo el mundo era «welcome». Pero, en lugar de la Costa Blanca y el Mediterráneo, Fernanda eligió el Atlántico, y de él, uno de los lugares con más horas de luz.

«Mi idea, al principio, era Menorca, pero cuando mis hijas se fueron a Canarias, cambié de opinión», explica. En Fuerteventura, Fernanda tiene el sol que le acaricia el ánimo y la piel, «luz radiante desde las siete de la mañana», y también a sus dos hijas y a sus nietos. Cálidas razones para afincarse allá para quien se fue entrenando año a año en escaparse a las islas, siempre que tenía ocasión. «Desde que me jubilé (en mayo, hará dos años) pensé en irme a vivir allí de manera definitiva», cuenta.

¿Qué influyó en esta decisión? «Una, el sol. Otra, los niños. El clima, estar todo el tiempo en manga corta, bajar a la playa. Aunque estoy bien, tengo osteoporosis. Me rompí una mano y la fui curando allí al sol y al mar justo el año anterior a jubilarme. Estar al sol y al mar cura». Fernanda apuró la jubilación «precisamente porque necesitaba ese sol. El sol, el mar, el clima». Y hoy está empadronada en Canarias.

Nos atiende en Ferrol por unas obras en el tejado de su vivienda. «De mi casa de Ferrol no quiero deshacerme, porque en verano no hay sitio como este...», concede. ¿Así que lo ideal, en el retiro, es vivir en Canarias todo el año y vacacionear en Ferrolterra? «Sí. Yo el año pasado, alquilé en Fuerteventura un piso desde octubre hasta mayo y luego vine a pasar el verano aquí».

A su verano gallego se trajo a sus nietos majoreros. Y aquí se quedaron con ella también los primeros días de septiembre, mientras no empezaba el curso. Fernanda ayuda a su hija, profesora en Fuerteventura, en la difícil asignatura de la conciliación, que en general España aprueba por los abuelos.

Canarias no es lo que era en cuanto precios y coste de la vida, dice. Es una de las comunidades con los alquileres más altos, según un informe del portal El Idealista, con datos relativos al 2022. Y en el análisis de los precios de alquiler respecto a los de hace un año se ve que 15 comunidades aumentaron el precio interanual en febrero, entre ellas Canarias (17,4%). «Este año, los alquileres en Canarias están por las nubes. No me pude permitir el lujo de alquilar un piso en Corralejo. El año pasado, alquilé un apartamento por 550 euros, con todos los gastos incluidos, y este año me subió a 950. Y no puedo, y no es que tenga una mala jubilación...», revela Fernanda, que explica que la subida se debe en parte a los trabajadores digitales, que no necesariamente trabajan donde viven, que con las facilidades de internet y algunas empresas o las de su propia ocupación eligen dónde vivir.

En este contexto, Fernanda se está alojando ahora en casa de una de sus hijas. En una de sus últimas escapadas a las islas, se llevó el coche. Cruzó España de arriba abajo con él, cogió el ferri y sobre ruedas la vida en una isla como Fuerteventura, considera, se lleva fácil, mejor. «Si cuento con mi coche, puedo ir a recoger a los nietos al colegio, bajar a la playa, moverme con facilidad, hacer más cosas», hace recuento.

Su idea es esta: irse de Galicia a Canarias cada octubre y venirse a partir de mayo a disfrutar del verano aquí. «Todo el año al sol y al buen tiempo» es su lema para la que llaman edad de oro. En Ferrol le tira el hecho de tener una tía de 89 años, que «está muy bien, ¡pero son 89 años!». «Me gusta ir a verla y no me cuesta nada agarrar y venirme una semana. Aquí tengo más familia, mis amigos... ¡Pero nos estamos yendo todas para allá!», cuenta. Su hermana pequeña fue una de las últimas en mudarse a la isla en la que Unamuno vivió cuatro meses de exilio que provocaron en él una intensa transformación, «fuerteventurosa isla africana».

Fernanda no olvida su primera vez. Ese primer viaje que hizo a Canarias cuando sus hijas eran niñas. Su destino fue la isla favorita de los italianos para la jubilación: Tenerife. «Yo allí ya me quedé maravillada», afirma.

Cuando una de sus hijas, ya adulta, se mudó a Fuerteventura hace siete años, tras lograr una plaza en educación, la atracción canaria fue a más. «Si podía ir cada dos meses, iba. Aunque no pudiera ir más que una semanita, iba».

 EN MANGA CORTA TODO EL AÑO

Para Fernanda, ese clima suave de las afortunadas mejora «claramente la salud». «Vives en manga corta, en chanclas... Incluso estéticamente te sientes mejor. La piel, el pelo, el hecho de estar al aire libre», valora. «Allí no compras unas botas. Como mucho, te pones unos tenis, pero esos que aquí en Ferrol llevas en agosto», matiza quien no volvió a comprarse, dice, ni un chaquetón «ni siquiera unos calcetines».

Eso se traduce en ahorro. E influye en la compra, apunta. «Algún mes se me dio por calcular y estoy segura de que allí gasto menos que aquí. Allí pagas el IGIC, el impuesto de Canarias, y el tipo general es el 7 %. Allí se vive más barato: el precio de la luz, la fruta, la verdura... Hay muchas cosas muy sanas y muy ricas», señala. «Yo cuando estoy allí, de aquí echo de menos cosas como el lacón, pero allí no te apetece. Allí las ensaladas son espectaculares, de todo tipo de frutas y verduras... Y el pescado, de mar abierto, riquísimo. Que no me oigan los gallegos...». La comunidad gallega, subraya, es numerosa en Canarias. «En las comidas que organiza mi hija Laura, si nos juntamos 30 personas, 26 somos de Ferrol», calcula.

El invierno en Galicia se hace largo y allá no existe. Fernanda vuela; de hecho, cuando se publica este reportaje, estará de vuelta en la isla del viento.

«La accesibilidad en la isla está bien. Prácticamente, todas las playas en Fuerteventura tienen acceso con tablillas de madera. Puedes bajar con la silla, la sombrilla, todo...», detalla.

«Lo de que a las siete de la mañana tengas una luz radiante te llena de vida», dice. ¿Todo el año es verano? «Sí, y es un verano bueno, porque no subes de los 25 o 27 grados. Allí no tengo una sola noche mala, de insomnio, por el calor».

Una buena jubilación puede parecerse algo al exilio isleño de Unamuno. «Allí nunca tienes frío», dice Fernanda. «Es verdad que para cualquier cita o cosa importante tienes que ir a Tenerife o los Palmas. Pero lo que está muy-muy bien es la maternidad, la infancia. En Fuerteventura, en cualquier parte, estás rodeada de niños, no es como en Ferrol, que estás siempre rodeada de gente mayor». Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del 2022, la ciudad de España con mayor proporción de mayores de 65 años es Ferrol. 

«.Allí en la isla es fácil criar a los niños. Mis nietos se fueron con piel atópica, llegaron y revivieron como las flores en primavera. Aquí los niños crecen sanos, al aire libre». Ya una de las hijas de Fernanda «renació de una meningitis en Calpe», donde se retiró su abuelo, otro de esos lugares donde es accesible el lujo sin precio de poder ir a la playa (sin abrigo) todo el año.

¿La jubilación, mejor con clima suave y al sol?