Cada vez hay más trabajadores quemados y muchos priorizan su vida familiar y su tiempo libre al salario. La pandemia ha sido definitiva para cambiar el chip en la oficina
24 mar 2023 . Actualizado a las 13:39 h.Cada vez hay más trabajadores quemados y más personas cansadas de soportar un estrés difícil de sobrellevar cuando las condiciones laborales no son las más gratificantes. Ese síndrome de burnout, ya descrito en numerosos estudios, reventó en la pandemia cuando muchas personas se toparon por primera vez con la realidad de que lo que hacían a diario en sus extensísimas jornadas laborales no les satisfacía en absoluto. Ese frenazo en seco hizo que muchos trabajadores se replanteasen sus quehaceres profesionales porque en ese momento de parón vieron la importancia de atender lo realmente valioso en la vida: a sí mismos y a sus seres queridos. La pandemia les hizo clic y de golpe y porrazo muchos decidieron renunciar a sus trabajos. En Estados Unidos, entre el 2020 y el 2022, casi 50 millones de personas dejaron su empleo, y a ese fenómeno acuñado por Anthony Klotz, psicólogo y profesor de Administración en la Escuela de la Universidad de Texas, se le conoce como la Gran Renuncia o la Gran Dimisión.
Darse de bruces con la realidad del covid hizo que muchas personas, también directivos de grandes compañías, que asumían enormes cargas de trabajo y jornadas larguísimas, empezaran a valorar su salud por encima de cualquier otra cosa. La pérdida de familiares y amigos, la posibilidad de conciliar trabajo y cuidados de los hijos, y el disfrute del tiempo libre influyeron en la decisión de renunciar a un trabajo que los atosigaba o no les permitía llevar la vida que deseaban.
En España, sin embargo, aunque en el 2022 hubo más de 70.000 trabajadores que dejaron su empleo —lo que supone un récord también de dimisiones— la cifra sigue siendo muy baja con respecto a la población activa (20 millones), por lo que pocos se atreven a hablar de ese mismo fenómeno aquí. Si bien, el último informe de Hays, una consultora de selección de personal que lleva años retratando la situación de los empleados españoles, apunta que el hastío en el trabajo ha ido creciendo, especialmente después de la pandemia. Así, en el 2022, un 61% de los trabajadores de nuestro país aseguraron sentirse desmotivados, sobre todo por las pocas mejoras salariales. «En España —explica Jesús Vázquez, decano de la Escuela de Relaciones Laborales de A Coruña— los trabajadores son mucho más conservadores a la hora de cambiar que en Estados Unidos, principalmente porque aquí tenemos un desempleo alto y también nos amparan los derechos laborales». «Si tú llevas 20 años en una compañía, tienes acumulada una indemnización que pierdes en el momento de una baja voluntaria. Y si es una baja voluntaria, tampoco tienes derecho al desempleo. A diferencia de aquí, en Estados Unidos no hay derecho a ninguna indemnización, solo en caso de discriminación, de manera que la empresa te puede despedir sin derecho a nada. Eso moviliza a la gente a cambiar de trabajo porque no pierde nada».
«En España lo tenemos más complicado lo del cambio, aunque sí me atrevería a hablar de cierta renuncia cuando las personas deciden cogerse una excedencia o toman la decisión de reducir su jornada laboral por cuidado de familiares, ahí te ves obligado a cambiar y a renunciar a tus expectativas laborales por ese motivo», señala Jesús, que deja claro que son las mujeres quienes sufren esa renuncia, dado que el 80 % de los trabajos a tiempo parcial en nuestro país les corresponden a ellas. «Eso se debe a que han renunciado a su vida profesional, fundamentalmente, para cuidar a sus hijos», concluye.
LA PRIMERA MINISTRA
A principios del 2023, Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, fue noticia por renunciar a su cargo por motivos personales. «Ya no tengo suficiente energía para desarrollar el cargo como es debido», explicó la política, que manifestó en la rueda de prensa que deseaba pasar más tiempo con su hija, Neve, y que, además, quería casarse con su prometido, Clarke Gayford. Un gesto que muchos han interpretado como un cambio de valores, en la misma línea que la Gran Renuncia.
Son numerosos los psicólogos y psiquiatras que han descrito cómo la pandemia ha influido en este giro de guion que ha abierto otras expectativas, como recoge Jesús Vázquez. «La pandemia ha sido un momento de ruptura y ese modelo devorador del ejecutivo que coge aviones ha saltado por los aires, nunca mejor dicho. Los trabajadores tienen un vínculo emocional con la empresa, pero en el momento en que ven que se toman decisiones drásticas y se echa a la gente, en que hay Eres y Ertes, dejan de luchar por la empresa y ya no echan las horas que haga falta. En ese momento empiezan a pensar en sí mismos».
Los nuevos tiempos son de la Generación Z, mucho menos conservadora y más dispuesta a cambiar porque no tiene nada que perder. Ellos, explica el decano de Relaciones Laborales, ya no tienen la idea de progresar dentro de una empresa, de hecho, ni el dinero ni el trabajo son sus prioridades, sino vivir y disfrutar también de su tiempo libre. «Anteponen horario a salario, ellos no viven para trabajar, como hicimos las generaciones anteriores, tienen una idea muy distinta», concluye el experto. Para él, en España, sí hay cierta renuncia también en los sectores menos cualificados, en especial en hostelería y comercio, donde las condiciones laborales son malas, porque los salarios son bajos, se hacen muchas horas y no se cobran extras.
Claro que para otros analistas, la Gran Renuncia no deja de ser también un concepto clasista, porque son muchos los trabajadores de clase media que, debido a sus circunstancias, no pueden permitirse dejar su empleo bajo ninguna condición. «Buscar otro empleo que se acomode a tus necesidades es mucho más fácil en Estados Unidos», subraya Jesús Vázquez, que también observa cómo el teletrabajo ha cambiado en estos dos años. «Fue muy bien acogido por parte de los trabajadores, pero las empresas han querido retomar la presencialidad y eso ha generado cierto conflicto, porque el teletrabajo no es un derecho propiamente dicho, es un acuerdo entre partes. Sin embargo, la modificación del Estatuto de los Trabajadores del 2019 sí permite por la vía de la adaptación al puesto de trabajo hacerlo telemáticamente, siempre y cuando se justifique por conciliación familiar», destaca el experto.
El fenómeno de la Gran Renuncia ha llegado, cómo no, a TikTok en donde muchos jóvenes se han movilizado reivindicando su modo de hacer. En un vídeo, Hunter Kaimi explica por qué ya no está dispuesto a sacrificar su tiempo libre y su salud mental por un trabajo en el que le pagan lo mínimo. Ese sentimiento de precariedad es común para una generación que no puede siquiera permitirse el lujo de renunciar porque ya parte sin nada. Están explotados antes de empezar y por eso se niegan a repetir un esquema que a sus padres los ha consumido. Ellos, que son el futuro, no toleran más abusos.