¿Dónde está Daniel Day-Lewis?

YES

-

Última puntada. Rodó «El hilo invisible» en el 2017 y desapareció. Atrás quedaba una carrera que lo catapultó a la fama como el actor capaz de interpretarlo todo, cuanto más torturado sea el personaje, mejor. Excéntrico, extremo, escurridizo, dejó el cine en plena madurez sin dar explicaciones

08 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

De Gandhi a El hilo invisible. De principios de los 80 al 2017. Durante 35 años, la carrera de Daniel Day-Lewis (Londres, 1957) ha sido sinónimo de éxito. Pero se terminó por decisión propia hace seis años. Unos meses antes del estreno de su última película, su representante confirmó, en una escueta nota, que no volvería a rodar. Era una decisión personal y nadie, ni él ni otra persona, explicaría nada más.

Desde entonces, Day-Lewis apenas se ha dejado ver. No es que antes tuviera mucha vida social, pero ahora cada aparición es una sorpresa. Hace unos meses fue fotografiado en una calle de Nueva York, en sus primeras imágenes en cuatro años. Y hace unas semanas, fue visto de nuevo en Manhattan, esta vez con muletas, pero muy sonriente. Vestido con un chándal, con una visera tapando su largo cabello gris, todo en su vida parece ajeno al glamur del cine y a los torturados papeles que le dieron la fama, tres óscares y una carrera marcada por el éxito.

Hijo de un poeta irlandés y una actriz británica, nieto del poderoso productor de cine Michael Balcon (uno de los responsables de los estudios Ealing), se formó como actor en la prestigiosa escuela Old Vic de Bristol fundada por Laurence Olivier. Y desde que comenzó a despuntar en el cine, se dedicó a escoger sus papeles con precisión. Su primer gran éxito fue Mi pie izquierdo, pero antes ya había rodado la fantástica Mi hermosa lavandería y Una habitación con vistas. Pero sería su interpretación del pintor irlandés Christhy Brown, aquejado de parálisis cerebral, la que lanzó su carrera y le dio su primer óscar como mejor actor. Nominado en seis ocasiones, se llevó dos estatuillas más: por Pozos de ambición en el 2007 y por Lincoln en el 2012. Que marcan también los dos modelos de actuación en los que solía moverse. De lo más físico (El último mohicano, Gangs of New York, En el nombre del padre) a lo más contenido (La edad de la inocencia, El hilo invisible), todos sus personajes parecen esconder dentro una tormenta.

PERDER LAS GANAS

Después de años de actividad frenética (rodó Mi pie izquierdo en el 89, El último mohicano en el 92, La edad de la inocencia, En el nombre del padre en el 93, El crisol en el 96 y The boxer en el 97), echó el freno. No volvió a rodar hasta que Scorsese, que ya lo había dirigido en La edad de la inocencia, le pidió que fuera un matarife en Gangs of New York, en el 2002. Con su habitual intensidad, aprendió a lanzar cuchillos y a cortar la carne como un profesional. Ya antes se había pasado meses aprendiendo a boxear, o viviendo en la naturaleza como un auténtico mohicano, sin quitarse el fusil durante el rodaje, o sentado durante tres meses en una silla de ruedas. Como si siguiera al dedillo el manual de los actores del método, a pesar de formarse en la vieja escuela británica. Algo que le ha valido no pocas críticas por lo complicado que resultaba trabajar con él. Brian Cox afirmaba en Variety que Jeremy Strong, su polémico compañero en Sucession, había aprendido todo de Daniel... y no en el buen sentido.

Pero así entiende el cine Day-Lewis, y de ahí lo duro que le resulta recuperarse de cada papel. Hace años contaba en una entrevista que cada final de rodaje le dejaba un profundo vacío, y una sensación de duelo de la que le costaba salir. Paul Thomas Anderson, que dirigió al actor en Pozos de ambición y El hilo invisible, contaba durante la promoción de la película que no le sorprendió tanto que Daniel dejara la profesión como el hecho de haberlo anunciado. Y confesó que era un tema que sus amigos sabían que podía llegar cuando dejase de tener tanto interés en interpretar como antes.

FAX, MADERA Y ZAPATOS

Tan celoso de su vida privada que cada paso que ha dado se rodea de leyenda, una de ellas cuenta que tras años de convulsa relación con la actriz francesa Isabelle Adjani, la dejó por fax. Cosa que ambos desmentirían, pero ella reconoció que la pareja se rompió cuando ella se quedó embarazada y él desapareció. Su hijo, Gabriel Kane, que trabaja como modelo y cantante, se crio con su madre en Francia y recuperó más tarde la relación con su padre. Un año después de la ruptura con Adjani, Daniel conoció a su actual pareja. Rodaba en Estados Unidos El crisol, adaptación de una obra de Arthur Miller, y conoció a su hija, la guionista y directora Rebecca Miller (fruto del matrimonio del dramaturgo y su tercera mujer, la fotógrafa Inge Morath, con quien Miller se casó un año después de divorciarse de Marilyn Monroe). Están juntos desde entonces y son padres de dos hijos, y se dejan ver (poco) en su granja del condado de Wicklow, en Irlanda, y en Nueva York. Aunque esta parezca la definitiva, no es la primera vez que el actor desaparece: después de rodar The boxer, se fue a Florencia para aprender a hacer zapatos con un maestro local. Contaba que le encantaba ese trabajo con las manos, que le permitía saber nada más terminar si había quedado bien. Cinco años dedicó a este oficio, aunque no es su única habilidad manual. Amante también de la carpintería, construyó la cabaña en la que vive su personaje en El crisol, los muebles de su granja irlandesa y los decorados de alguna película dirigida por su mujer.