
Hablamos de las tetas de Amaral en un verano en el que cada vez es más difícil ver tetas en la playa. El toples es una especie en vías de extinción que las jóvenes desprecian y las maduras administran, de forma que apenas quedan en los arenales pitones al viento y casi todos los que son pertenecen a mujeres que hace cuarenta años expresaban con su desnudez parcial una advertencia que también era política, después de haber sido teorizada la idea de que en el cuerpo de las mujeres siempre se libra alguna batalla. Por cierto, el asunto de Amaral le da vigencia al aserto.

La crisis del toples acontece sesenta años después de que el diseñador Rudi Gernreich inventara el monobikini y medio siglo más tarde de que sobre todo las francesas ocuparan las playas con el torso libre. Hoy, el gesto languidece en todo el mundo, quizás porque el porcentaje de tarados con el que siempre convivimos empuña una cámara en su móvil con la que registrar y difundir lo que antes se quedaba entre los cuatro vientos de la playa. Una cosa es dejar las tetas libres en la arena y otra que tu baño de sol se convierta en una escena de pornhub.
La regresión del toples cuando hace unos años parecía a punto de normalizarse le da un valor adicional al desnudo parcial de Eva Amaral, que habrá calculado que a partir de hoy cada vez que se hable de ella, cada vez que la entrevisten, se referirá su actuación en el Sonorama, como cada vez que se mentaba a Sinéad O'Connor se recordaba que había roto una foto del papa. Ella, Amaral digo, ha declarado que el del otro día «ha sido uno de los momentos más bonitos de nuestra carrera», consciente de que su nombre aparecerá en la lista de mujeres que en estos últimos meses han empuñado los pechos para hacer feminismo. De momento ya han conseguido que la palabra tetas aparezca en canciones y titulares y que conviva con aquellas otras inevitables hace no tanto cuando una teta solo podía ser un seno, un busto o, como mucho, un pecho. Lo llamativo es que enseñar las tetas sea cada más una acto político y menos un acto cotidiano cuando el sol calienta.