El fotógrafo norteamericano que ha puesto un ojo en Galicia: «Hay una familia de A Coruña que me gustaría encontrar con este reportaje»

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Angelo Ramos ha conseguido imprimir una luz propia a las calles y a la gente de A Coruña y de las localidades litorales por las que saca su cámara, la digital y también la analógica, a cuya magia no renuncia
17 nov 2023 . Actualizado a las 23:43 h.La luz, los gestos, los rincones escogidos. Saber mirar es tan importante para un fotógrafo como ir acompañado de un buen objetivo. Esta es una lección que Angelo Ramos fue aprendiendo a medida que se encariñaba más de la pequeña ciudad a la que lo trajo su curiosidad por Europa. «Llegué a A Coruña un poco por casualidad en el 2014. Había puesto mi objetivo en vivir una aventura europea y cuando visité España por primera vez, me encantó. Cuando volví a los EE.UU., busqué la forma de conseguir un visado para trabajar aquí y fue cuando me ofrecieron un puesto. Mi trabajo como profesor de inglés me permitió establecerme, pero mi vena artística no se conformaba. El choque cultural y la diversidad de paisajes hicieron que comenzase a fotografiar todo lo que me rodeaba y lo fui colgando en mi Instagram. Poco a poco, la gente se ha ido sumando a mi cuenta y me han motivado para continuar. Tengo muchísimo que agradecer a esta comunidad que me ha acogido tan bien y me ha permitido lanzar mi carrera como fotógrafo», destaca Angelo.
Como comenta, el perfil de este fotógrafo de Milwaukee (Wisconsin), y de ascendencia italiana, en la red social dedicada a las imágenes es cada vez más popular. Sus instantáneas con un aire retro, analógico, pueden engañar a la primera impresión. ¿Qué ciudad es esa que nos enseña? Los neones y la lluvia recuerdan a direcciones más exóticas, pero todas son en Galicia.

«A Coruña me vio nacer como fotógrafo profesional. Sin duda, es una ciudad pintoresca y fotogénica. Tener el mar a un paso y poder retratarlo de mil maneras distintas sin ser monótono o perderse entre las callejuelas de los pueblos gallegos es una riqueza de la que disfruto muchísimo. Esto último es lo que más me gusta. No hay un lugar en particular, sino la experiencia que genera el conocer a gente nueva que conoce a fondo su patrimonio cultural y te lo enseña con emoción. Esas son mis fotos favoritas», asegura.

En una de esas sesiones, deambulando por las calles empedradas de la Ciudad Vieja herculina, dio con Pilar Diéguez, una de las vecinas más carismáticas del casco antiguo herculino. Los retratos de esta mujer de 91 años, que tristemente falleció el pasado mes de octubre, están entre los más celebrados. «Lo sentí mucho cuando su familia me comunicó la noticia. A Pilar le agradecí que me abriera las puertas de su casa y que me dejara retratarla tal y como era, sin artificios», dice.
La edición italiana de una de las revistas de moda más importantes también se ha fijado en su fotos. «No es una colaboración per se. El director visual de Vogue Italia lanzó hace unos años una nueva sección de la revista online para dar a conocer el talento fotográfico contemporáneo a nivel internacional, así creó una plataforma. Cada semana, esta sección de la revista abre sus puertas, atrayendo a miles de fotógrafos de todo el mundo que presentan sus fotografías. Vogue Italia hace una selección y solo un puñado de imágenes son publicadas en su web. No es la primera vez que veo mi foto con su sello, pero no deja de ser una satisfacción. Ojalá pueda verme pronto en Vogue España también», desea.

EN BUSCA DE UNA FAMILIA
Trabaja en digital y en analógico, lo que no puede ser más contrasistema en la era de lo inmediato, y también digitaliza carretes. Una cualidad que lo llevó a una de sus misiones más personales, dar con la familia protagonista de unas fotos perdidas. «El carrete llegó a mis manos a través de una de mis seguidoras de redes sociales. Yo acababa de comprarme una máquina para escanear mis fotografías analógicas, así que hice una foto del equipo y la publiqué. Fue entonces cuando esta chica me comentó que tenía unos negativos antiguos que había adquirido en una tienda local de venta de libros y antigüedades, y me preguntó si yo estaba interesado en ellos para ver qué contenían. Quedamos y rápidamente me puse manos a la obra. Estaba emocionado pensando en lo que me iba a encontrar. El material era antiguo, por lo que supuse que las imágenes serían de mediados del siglo XX, o incluso anteriores. Cuando terminé de escanear, vi que eran retratos de familia tomados en los jardines de Méndez Núñez y las inmediaciones del puerto de A Coruña en torno al año 1930. Subí las fotos a mi perfil de Instagram para preguntar si alguien sabía quiénes eran. Ojalá que con este reportaje logremos localizar a familiares o amigos», anhela.

Esta colección de fotos cuyos protagonistas lo tienen intrigado guarda un interés que va más allá de la estética, destaca: «Son unas imágenes con valor histórico, por lo que nos muestran de la vida en la ciudad en aquellos años».
La necesidad de vivir también lo ha llevado al sector de los eventos y las bodas. «España pone el listón muy alto», destaca. Con todo, son las pequeñas historias que se esconden detrás de las galerías de la icónica Marina coruñesa o de los puertos marineros de los alrededores lo que más lo motivan. Eso, y los personajes que retrata. «Hay muchísimas personas con carisma con las que aún no he tenido la suerte de cruzarme, pero todo llega», desliza Angelo, cámara en mano y con la mirada siempre atenta.