
Corea del Sur traspasa fronteras. La fiebre ha conseguido reventar la cultura pop global con sus grupos musicales, su impecable industria audiovisual, los productos de belleza y su sabrosa comida. YES sigue la pista del fenómeno por tierras gallegas
12 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La cultura coreana está de moda. Un fenómeno con nombre propio, la ola coreana, o hallyu, cuyo inicio puede situarse a finales de los años noventa y que ahora impregna la cultura pop global. También ha llegado a Galicia, que no podía quedarse a la cola de lugares de España que se suben de lleno a ella. Las plataformas de streaming se han llenado de k-dramas, las canciones de Blackpink y de BTS se han colado en nuestras listas de reproducción —y nos preguntamos qué va a ser de ellos, y de nosotros, durante el tiempo que estén haciendo el servicio militar—, miramos con curiosidad esas barritas de maquillaje que usan las actrices de las series y con las que parecen conseguir una piel más que perfecta y, por qué no confesarlo, tenemos soju coreano en la nevera de casa.
Sin duda, el país tiene algo que no deja de conquistar a personas de todas las edades y nacionalidades. «Es muy atractivo y, hasta hace unos años, bastante desconocido para los europeos. Te encuentras con un país de Asia que posiblemente sea de los más occidentalizados, ves en él más similitudes con Europa que lo que ocurre con Japón», cuenta Mar López, del colectivo Kimchimochi, un grupo de chicas que organizan eventos relacionados con Corea por la comunidad, sobre todo en A Coruña y Vigo. Ella, junto a sus compañeras Patricia y Fátima, ha conseguido avivar la llama de la comunidad k-poper en Galicia desde hace ya siete años. «Nos gustaba mucho el k-pop y la cultura coreana. Y como no existían apenas actividades en los eventos de ocio de Asia sobre Corea, decidimos organizarlos nosotras», explica Mar. Kimchimochi lleva en activo desde el año 2011, empezó siendo parte de la asociación cultural Movemento Xove y a partir del 2017 se aventuraron a organizar actividades ellas solas. «En un principio íbamos a trabajar en torno a Corea y Japón, pero la parte coreana tomó el protagonismo y terminamos hablando exclusivamente de ella», apunta la joven.

Eventos y concursos
Sus eventos acostumbran a llenarse de personas de todas las edades que se sienten atraídas por la cultura del país asiático. «En las ferias como la Expotaku, la Hobbycon y la Japan Weekend solemos encargarnos de la zona k-pop y hacemos actividades como el randomplay, que consiste en poner partes de canciones para que la gente las baile, y el concurso de baile. Lo curioso es que, a medida que pasan los años, el número de inscripciones no deja de crecer y ahora tenemos hasta lista de espera. Pasamos de no poder hacerlo por falta de inscripciones a tener que dejar a gente fuera por completar el aforo», cuenta la integrante de Kimchimochi. Además, dan charlas de manera regular en los Fnac de A Coruña y de Vigo sobre grupos musicales, de cómo viajar a Corea y de aspectos relacionados con su cultura. «Buscábamos crear comunidad y creo que lo hemos conseguido. Cada año viene más gente y les permite conocerse entre ellos. Nosotras no hemos podido tener una comunidad grande con la que compartir nuestros gustos y nos sentimos orgullosas de ver el buen rollo que hay y lo fácil que se acoge a la gente nueva», concluye Mar.

Precisamente, el baile es uno de los mayores atractivos del k-pop. Los grupos de idols ejecutan coreografías enérgicas y complejas, tanto en los vídeos musicales como en los conciertos, que hacen que sus seguidores quieran imitarlas. No es de extrañar encontrarse por todo el planeta grupos de aficionados que se aprenden los bailes de forma casi profesional, se graban en vídeo y lo comparten por redes sociales. En Ourense encontramos a los chicos de Lullabyz, un grupo amateur de 13 personas que en su tiempo libre se juntan para bailar, tienen entre 15 y 22 años. «El nombre significa ‘canción de cuna ‘en inglés porque queremos que quien nos vea bailar se sienta acogido como cuando un bebé escucha una canción de cuna», explican Laura Álvarez y Alba González, integrantes del grupo. Su compañero Brais Rodríguez explica que él se sintió completamente atraído por la parte estética del k-pop: «Fueron los colores de los vídeos, sus coreografías y toda la complejidad que supone. Esto, sumado a la capacidad que tiene esta gente para llamar la atención, hizo que quisiese intentar ejecutar las coreografías con mis amigos». Lullabyz suele actuar en la calle del Paseo de Ourense, aunque también se han dejado ver por las zonas más céntricas de A Coruña y de Vigo. «Los más bonito es ver cómo avanzamos como grupo, e ir viendo cómo llegamos a más gente y lugares. Todo, gracias a nuestro trabajo y esfuerzo», apunta Brais Rodríguez. Con esta determinación puede que algún día os encontréis a estos chicos haciendo lo que más les gusta por las calles de vuestra ciudad.

Como en un K-drama
La fiebre por el k-pop y las series desemboca en querer probar los platos que comen los famosos. La comida coreana se centra en un plato único acompañado de muchas guarniciones que llaman banchan y entre ellas se encuentra el famoso kimchi, un insustituible en su cocina. En ciudades como Ourense, Santiago y A Coruña existen restaurantes de comida coreana. De hecho, es en A Coruña donde se pueden encontrar tres locales: el Seúl Soul, el Waba Waba y el Onara. Los dos primeros se encuentran en el centro de la ciudad, y regentados por Suhyeon Park, una surcoreana que junto a su marido, coreano criado en España, decidieron abrir un restaurante de comida tradicional coreana. Empezaron con el Seúl Soul durante la pandemia y la cosa fue sobre ruedas. «La aceptación ha sido muy buena entre los coruñeses. La comida coreana no tiene nada que ver con la japonesa y la china. Tenemos nuestro color propio», explica el marido de Suhyeon. «Creo que se parece mucho a la comida española en el sentido de que es una cocina muy casera y trabaja mucho la verdura, y no hay casi nada crudo como en la japonesa», añade. El hostelero explica que su público es muy amplio, desde jóvenes atraídos por la ola coreana hasta adultos que sienten curiosidad por probar la comida del país. Su otro local, el Waba Waba, lleva abierto un mes en la ciudad: «El concepto es diferente al del otro restaurante, en Waba Waba ofrecemos cocina callejera y nuestra apuesta son los bocatas coreanos». Además, él cuenta que el Japchae, fideos de batata con verduras, y la barbacoa coreana son de los platos que más conquistan el paladar de los gallegos.

No muy lejos se encuentra la tienda de cosmética coreana Korean Dreams, otro de los imprescindibles para los fanáticos de Corea. Llevan seis años abiertos y gozan de una gran popularidad entre los coruñeses. «Los coreanos tienen una gran rutina de cuidado de la piel con productos muy naturales y que sigue un orden, que a su vez guarda una lógica», explica Verónica Sánchez, la farmacéutica al frente del establecimiento. «Veía que la gente buscaba alternativas para la piel que no conseguían hacer efecto. Al final tienen fórmulas muy químicas y pobres. Con la cosmética coreana ocurre todo lo contrario, tiene propiedades terapéuticas que generan grandes cambios en la piel», añade ella. «Vendemos muchos limpiadores, exfoliantes y esencias coreanas que se aplican en la piel después del tónico», explica Verónica. Además, en los próximos meses van a empezar a impartir cursos de rutina coreana para la piel abiertos al público.
Ante este panorama queda más que claro que la ola coreana ha llegado para quedarse en nuestras vidas, de la misma forma que la cultura pop americana lo hizo hace décadas.