Cambio de imagen de una de las bodegas pioneras en innovación para reforzar un discurso de tradición real de la mano de José Moro y sus recuerdos con su abuelo
11 dic 2023 . Actualizado a las 20:31 h.Pocas bodegas son capaces de conjugar conceptos tan, aparentemente antagónicos, para elaborar un producto final en el que fluyen la innovación y la tradición, el pragmatismo y el alma del vino. Cepa 21, la referencia de la D. O. Ribera del Duero, es una de ellas. Pionera en la aplicación de la tecnología al I+D y en el enoturismo que dinamiza una región, la bodega impulsada y presidida por José Moro cumple veintiún años con una nueva imagen en la que sigue apostando por la frescura y la expansión al mismo tiempo que le hace un guiño cómplice al pasado de su creador.
José Moro no solo es el hombre que se arriesgaría a pergeñar una ruta en autogiro para los clientes que deseasen visitar su emblemática bodega en Castrillo de Duero, o que es reconocido por la aplicación de la inteligencia artificial los procesos en viñedo y en bodega, sino también el niño que recupera sus recuerdos con su padre y su abuelo, las meriendas al pie de las vides, esos momentos que le inculcaron la pasión por la tierra, el compromiso con el entorno y la búsqueda de la excelencia.
Las etiquetas de las cinco referencias (Hito rosado, Hito, Cepa 21, Malabrigo y Horcajo) son un repaso a la infancia y adolescencia de José Moro, es decir, a la historia de la viticultura castellana tradicional, concentrada en las cincuenta hectáreas de viñedo propio plantadas con cepas centenarias de la variedad tinto fino, una de las más puras del clon tempranillo.
«El vino ha estado presente en todos los pasos que he dado a lo largo de mi vida. Cada uno de mis recuerdos está vinculado a ese tesoro que emerge del terroir de la Ribera del Duero y que ha marcado inexorablemente mi sentir más profundo. Y Cepa 21 es mi proyecto más personal», argumenta.
«Cepa 21 es tradición y vanguardia, pasado y futuro, recuerdos y aspiraciones; sin duda, la nueva identidad visual aglutina todo esto. El proyecto da un giro en este vigesimoprimer aniversario y lo hace con una imagen sincera, que transmite el alma de nuestra tierra; un homenaje al duro trabajo del campo, a los recuerdos de mi infancia y juventud. Son más Cepa 21 que nunca: arraigada a la tierra que mira al mundo desde una perspectiva única y diferencial», añade José Moro, al que una de las situaciones que más le fascina es describir el alma de su alma: las cinco referencias de su Cepa 21.
HITO ROSADO
El hito, el marco para los gallegos. En la etiqueta, un atardecer con el protagonismo de ese poste de piedra tradicional del campo castellano que sirve de elemento de separación entre parcelas. Este vino es la reinvención del clarete, pero sin mezcla como antaño, sino con un proceso de elaboración en el que se le resta protagonismo al hollejo.
HITO
«Es juventud, es vida, es desparpajo, pero con unas raíces profundas a su tierra. De nuevo, el hito es el protagonista, al ser el elemento que separa los viñedos de los pastos, en los que la ganadería siempre ha tenido un papel fundamental», describe José Moro. Es uno de los cien mejores vinos calidad-precio según Wine Enthusiast.
CEPA 21
Es la alma mater de la bodega, su primer vino, que cumple 21 años. En su nueva etiqueta, ala protagonista es la vid. «El mayor activo de la bodega, que he ido conociendo y escuchando desde mi juventud, cuando acompañaba a mi padre a entrecavar la tierra con las herramientas al hombro», apunta José Moro.
MALABRIGO
«Es el recuerdo imborrable del descanso durante de las largas jornadas de faena junto a mi padre. Nos sentábamos al pie de la vid bien abrigados con la tradicional pelliza para resguardarnos de las duras condiciones climáticas de la Ribera del Duero, mientras comíamos jamón, pan y bebíamos vino. Esta estampa me ha acompañado durante toda mi vida», afirma el bodeguero. Ahora protagoniza su vino estrella.
HORCAJO
Horcajo es la confluencia entre dos cerros, paisaje muy característico de la Ribera del Duero y, sobre todo, de las parcelas de Cepa 21. «La etiqueta es un homenaje al trabajo duro y al esfuerzo que aprendí de mi abuelo, cuando yo aún era un niño», afirma José Moro.