Charlotte Rampling, más allá de la belleza

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ETTORE FERRARI | EFE

Los ojos azules de Charlotte Rampling han cautivado a los espectadores desde que saltó a la fama en los 70. Hoy, con 77 años, ha dejado atrás el mito erótico para convertirse en un referente del cine europeo

07 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cubierta con un velo que apenas deja ver sus rasgos. Mucho menos sus legendarios ojos. Así aparece Charlotte Rampling (Sturmer, 1946) en Dune (Denis Villeneuve, 2021). Es la imagen perfecta del enigma que siempre ha sido esta actriz. No tanto porque su vida haya transcurrido fuera del foco público, sino porque lo mejor de su filmografía está en esas mujeres misteriosas, dueñas de un secreto que apenas podemos intuir, como espectadores, detrás de una mirada que va más allá de la belleza. Es posible que este sea el secreto que ha permitido que Rampling haya podido pasar de ser un mito erótico a una señora al borde de los 80 años sin perder ese algo indescriptible que supera lo físico. Por eso, y por la inteligencia con la que escoge sus películas, gana peso con los papeles en los que la edad parece aliarse con ella para romper algunos tabúes. Como el sexo más allá de la jubilación, en una escena memorable de 45 años (Andrew Haigh, 2015), una película construida a partir de lo que no se dice, de lo que se intuye o se esconde en un desván, en un glaciar, o tras sus labios fruncidos.

A CONTRACORRIENTE

Descubierta a los 17 años por un cazatalentos, su carrera en el cine comenzó a mediados de los años 60, y despegó con un primer papel relevante en Georgy Girl (Silvio Nazzarino, 1967), como la mejor amiga de Lynn Redgrave. Con su espectacular belleza, podría haber quedado encasillada en papeles de chica guapa, pero ella misma reconoce que siempre ha ido a contracorriente. Algo que iba más allá de su fotogenia debió de captar Luchino Visconti cuando la fichó para una de sus obras maestras, La caída de los dioses, con la que cerró la década y comenzó su etapa más llamativa. En 1974 rodaría dos cintas de culto, por razones muy diferentes: Zardoz, disparate de ciencia ficción dirigido por John Boorman, en el que comparte protagonismo con un Sean Connery icónico en su taparrabos rojo. Y, sobre todo, Portero de noche. Liliana Cavani estuvo tras las cámaras de esta incomodísima historia de una superviviente de los campos de concentración que se lanza a una relación sadomasoquista con su antiguo torturador. Fue calificada de perturbadora, despreciable, dispersa... pero también de fascinante. Y convirtió a Rampling en un mito erótico, lo que daría para una tesis acerca del supuesto erotismo de la estética nazi. Casi medio siglo después, el pasado verano fue la actriz la que entregó a la directora el León de Oro a toda su carrera en el Festival de Venecia. Han pasado 49 años desde el estreno de Portero de noche y ambas siguen desplegando la misma complicidad que en aquel rodaje. Rampling bien podría haberse encasillado, otra vez, en papeles eróticos. Pero prefirió avanzar de nuevo en otra dirección, y comenzó la siguiente década en Estados Unidos, dando la réplica a Woody Allen en Recuerdos de una estrella. Dos años después coprotagonizó con Paul Newman Veredicto final, de Sidney Lumet, un brillante drama judicial en el que Newman borda a un abogado alcohólico y ella se convierte, de nuevo, en una mujer que esconde más de lo que muestra.

Su hijo mayor, Barnaby Southcombe, fruto de su primer matrimonio, la dirigió hace unos años en «Yo, Anna». Es madre de otro hijo con Jean-Michel Jarre.
Su hijo mayor, Barnaby Southcombe, fruto de su primer matrimonio, la dirigió hace unos años en «Yo, Anna». Es madre de otro hijo con Jean-Michel Jarre. -

SOBREVIVIR A LA TRAGEDIA

Pero mientras su carrera avanzaba, su vida personal atravesaba por un drama. Cuando Charlotte tenía 20 años, su hermana mayor se suicidó. Vivía en Argentina, y allí está enterrada. Su padre, contó en un libro la actriz, le pidió que no le dijera a su madre que su hija se había quitado la vida. El suicidio de su hermana y aquella mentira lastrarían su salud mental. Luchó contra la depresión durante años. De hecho, en la década de los 90 rebajó el ritmo de trabajo de forma evidente. Su madre murió en el año 2001 y, desde entonces, su carrera tomó un nuevo impulso. Buena parte de sus mejores trabajos los ha rodado cumplidos los 50. Ella misma reconoce el peso que tuvo en esta etapa el director francés François Ozon, con quien en el año 2000 rodó Bajo la arena. Contaba en una entrevista que con él descubrió que lo que quería hacer eran películas que se expresasen casi sin palabras. Con Ozon trabajó de nuevo en las inquietantes La piscina y Joven y bonita. Durante la primera década de los 2000 rodó con Todd Solonz, Lars Von Trier y Julio Medem. Y sin perder su aura de musa madura del cine europeo, es capaz de sumarse al espectáculo de Assasin's Creed, producciones a mayor gloria de divas jóvenes como Jennifer Lawrence (Gorrión rojo), o participar en cintas tan esperadas como Dune y su secuela. Siempre alternando lo más comercial con las películas más pequeñas, al menos en su producción, pero que permiten explotar su calidad como actriz. Ahí está la nominación al Óscar por 45 años, o la copa Volpi a la mejor actriz por Hannah (Andrea Pallaoro, 2017), o su último estreno, Juniper (Matthew Saville), en el que interpreta a una compleja abuela alcohólica.

Cuando Helmut Newton la fotografió cubierta de pieles corría el año 1977. Así posaba hace unas semanas en A Coruña con Marta Ortega, delante de su imagen en la exposición dedicada al fotógrafo.
Cuando Helmut Newton la fotografió cubierta de pieles corría el año 1977. Así posaba hace unas semanas en A Coruña con Marta Ortega, delante de su imagen en la exposición dedicada al fotógrafo. -

DOS MARIDOS, DOS HIJOS

Rampling se casó muy joven con su representante, Bryan Southcombe, con quien tuvo a su primer hijo, Barnaby, que la dirigió en la película Yo, Anna. Aunque su relación más mediática sería la que vivió con el compositor Jean-Michel Jarre, por quien dejó a Bryan tras conocer al músico en el sur de Francia. Con Jarre estuvo casada hasta el año 1998 y con él tendría a su segundo hijo, David, mago y actor. Su relación con Jarre se rompió cuando el músico fue visto con otra mujer, y ella atravesó una depresión. Tras el divorcio, comenzó una relación con un periodista y hombre de negocios, Jean-Noël Tassez, que falleció en el año 2015 a causa de un cáncer.

Convertida en un icono de estilo durante la década de los 70, hoy vive una nueva etapa como musa de la moda. Este año se convertía en imagen de una campaña de Massimo Dutti en la que demuestra que el estilo no tiene nada que ver con la edad. Esa actitud la demostraba también en un inclasificable corto rodado por Gaspard Noé para Yves Saint Laurent hace un par de años, y en la lección que daba en A Coruña en la fiesta de inauguración de la exposición de Helmut Newton. En un mundo, el del cine, que adora la juventud y relega a las mujeres mayores, ¿cuántas actrices se atreverían a posar desafiantes ante una fotografía en la que tenían 40 años menos? Ella, por supuesto.