Además de una suculenta gastronomía, en estos cinco destinos encontrarás amplios espacios de ocio y toda una serie de propuestas cercanas para conocer y conectar con el territorio que los acoge
26 mar 2024 . Actualizado a las 12:52 h.Recrearse en el plato y más allá es lo que proponen estos cinco destinos, ideales para configurar un plan de lo más completo para alguno de los días de esta Semana Santa. Restaurantes que cuentan en sus instalaciones con jardines, parques, terrazas y miradores, o que se ubican en entornos cuya visita se convierte en el complemento perfecto a sus menús.
DE LUJO DENTRO Y FUERA
Viajar nunca debería limitarse a grabar muescas en los highlights que señalan las guías. Viajar debería suponer siempre una profunda inmersión a todos los niveles en el territorio que se visita. Y si lo que se visita es O Salnés, pocos lugares resumen y representan mejor su esencia que el hotel y restaurante Quinta de San Amaro, en el corazón del valle, en Meaño.
El complejo alberga un armónico conjunto de edificaciones en las que la arquitectura rural gallega se fusiona amablemente con la modernidad. Algunas se dedican a la hospedería. Otras acogen el restaurante. Un hórreo hace las veces de salón mirador. Una vetusta parra sombrea la terraza. Desde el ventanal del comedor, el valle se abre, luminoso, hasta alcanzar el océano. Dentro de unas semanas, el verde de un mar de viñedos comenzará a cubrir el paisaje, hoy segmentado por los bosques y las huertas. Y de todo ello es de lo que se impregna Quinta de San Amaro. Ese paisaje y ese territorio es parte consustancial de su propuesta.
Por supuesto, también en lo gastronómico. Aunque no de manera exclusiva, el restaurante de la Quinta se nutre en buena parte de la cocina gallega elaborada a partir del producto de proximidad. De cara al 2024, Quinta de San Amaro le ha hecho un rediseño a su carta, con una mayor oferta de platos para compartir. Se mantienen clásicos como los huevos rotos con jamón ibérico o la parrillada de verduras, y se incorporan otros como las vieiras salteadas al Pedro Ximénez o el carpacho de gambas con vinagreta de mango y lima. «A mayores, fuera de carta, propondremos platos no ya de temporada, sino de día. Que hace frío, una sopa de mariscos. Que hace calor, pues un gazpacho», comenta Nacho Crespo, propietario de la Quinta.
También en el apartado de platos principales se incorporan novedades como el guiso de rape con almejas o la paletilla de lecha, que se vienen a sumar a clásicos de la carta como el bacalao confitado con muselina de zanahoria y aceite verde o el solomillo de ibérico con puré de castañas y compota de manzana. Mención especial merecen los arroces, con nuevas propuestas como el negro de chipirón con alioli o el de vieiras, boletus y jamón ibérico. El restaurante de Quinta de San Amaro abre todos los días, al mediodía y por la noche.
CON VISTAS DE IMPRESIÓN
A veces, lo importante de una buena quedada con amigos o familiares es escoger un buen local con el que todo el mundo esté a gusto. Para los que busquen un lugar que combine una amplia terraza con vistas a la ría de Arousa con un interior espacioso y adornado con exquisita decoración, el Sisal de A Pobra es una opción imbatible. Son muchas las características del establecimiento que lo convierten en una alternativa fenomenal para una jornada de diversión.
Una de ellas es su variada carta, en la que los clientes pueden encontrar ingeniosas elaboraciones creadas con ingredientes típicos de la cocina gallega. Otro de sus fuertes es el precio, sobre todo si los comensales se decantan por el menú, con el que tienen la oportunidad de degustar un entrante, un plato principal, postre, bebida y café por 15 euros. Lo que también alimenta, pero más bien los sentidos, es la delicada decoración de este conocido restaurante barbanzano, cuyas paredes, sillas y mesas son un canto a la elegancia mezclado con la sencillez de los motivos marineros, que inundan de manera silenciosa cada rincón del local.
No es para menos, pues el establecimiento, que hasta el 2018 fue la Terraza de Chicolino, está ubicado encima de la plaza de abastos pobrense, lo que lo convierte en el ejemplo perfecto del ciclo por el que pasan los pescados y mariscos frescos hasta que llegan al plato. Si bien, como en todo local gallego que se precie, lo que prima es la calidad, lo cierto es que en Sisal la estética es una parte importante de la combinación ganadora que les ha permitido seguir llenando cada día el salón de comensales. Además de degustar platos elaborados con presentaciones únicas, los clientes también pueden disfrutar de un refresco y una buena tapa mirando la inmensidad de la ría.
CASERO Y BIEN SITUADO
Fue precisamente el orgullo y el arraigo que Carlos Boado siente por su tierra lo que le llevó a abrir El Caserío de Tión, el restaurante que regenta desde el 2015. «Quería crear algo que fuese un referente en mi pueblo», comenta. Y, desde luego, lo ha conseguido.Basta con acercarse un día cualquiera hasta Coirós para comprobar la excepcional acogida con la que cuenta su propuesta. Y no es fácil llenar El Caserío de Tión. Sus dos comedores, las mesas de la cafetería y sus dos terrazas pueden acoger hasta 300 comensales. Algo que ocurre con relativa frecuencia.
¿Dónde está la clave del éxito del restaurante de Coirós? «En la honestidad», relata su propietario. «Hacemos cocina tradicional. Sin fantasías. Cocina que no pasa de moda».
Y para elaborarla recurre, siempre que puede, a productores locales o lo más cercanos posible. «Fomentamos la economía circular. Compramos a los vecinos que, a su vez, son clientes nuestros», explica Boado.
El plato estrella de El Caserío de Tión es la ternera asada. Es el preferido también de su propietario. Se elabora a fuego lento con las partes más nobles de la ternera, siempre gallega, y se acompaña de patatas y cebollas de Coirós. Otros clásicos del restaurante son el asado lento de angus, el abanico de ibérico, la tortilla estilo Coirós, las croquetas de marisco, las empanadas caseras, los callos (los domingos) y la fabada (los martes). Y con ello queda casi resumida su carta. Una carta que cuenta con diez entrantes, seis principales y otros seis postres caseros. «Es una carta reducida, por lo que todos los platos tienen muchísima rotación. Eso nos permite garantizar siempre un producto hiperfresco», expone Boado, al tiempo que añade que parte del éxito de El Caserío es «de los proveedores, muchos de ellos locales, que nos nutren de una materia prima excepcional». El disfrute del restaurante de Coirós se puede complementar con la visita a lugares de interés cercanos como el monolito de Penafurada, el mirador de la Espenuca, el coto de pesca de Chelo, la ruta de senderismo del río Mandeo o un paseo por el cercano Betanzos.
ACIERTO SEGURO
¿Es celíaco? ¿Le gusta la comida vegana? ¿Disfruta más de un buen chuletón de buey o de una lubina salvaje? El Asador Gonzaba de Carballo ofrece una amplia y variada carta gastronómica. Sus postres son realmente exquisitos, todos caseros y adaptados a personas que sufren algún tipo de alergia alimentaria. Pero este asador no solo destaca por su gastronomía o por sus excelentes caldos. Las instalaciones de A Telleira, en la parroquia de Artes, ofrecen todo lo que el comensal pueda desear. Para empezar, amplias y cómodas plazas de aparcamiento. Y el interior del establecimiento es sinónimo de calidad y acabados espectaculares. Nada queda al azar. Grupos, parejas, familias... Todos tienen cabida en este magnífico restaurante, que el próximo 29 de julio soplará las tres velas.
Tal y como apuntó el jefe de cocina, y el cabeza visible del Gonzaba, David FariñaVarela, el complejo hostelero dispone de un comedor privado con capacidad para 18 personas, sendos restaurantes que suman 195 plazas y la posibilidad de celebrar todo tipo de banquetes para un máximo de 120 comensales. Pero si acudes al asador con niños, no te preocupes. Hay un espectacular jardín en el exterior protegido por una amplia valla. No se trata de una zona verde cualquiera, sino de una del tamaño de un campo de fútbol. Los críos pueden corretear y jugar con total seguridad, mientras los padres disfrutan de una buena mesa. Y si el tiempo acompaña, nada mejor que salir a la espectacular terraza y gozar de un cóctel, un aperitivo o un buen gin-tónic.
PARA COMER Y JUGAR
Cuenta entre risas que todos le decían que estaba loca cuando anunció que convertiría el viejo refugio junto al embalse de Celeiros (Chandrexa de Queixa) en un restaurante. «Canto máis mo repetían, máis empeño lle ponía», relata Maribel Fernández, que hace 12 años abrió Casa Cardiego. Ese es el nombre que aparece en el rótulo, aunque en realidad los habituales se refieren al local como «a da Chabeli», que es como se conoce a Maribel, que ahora está ultimando la reforma de ampliación de la cocina. Porque frente a lo que muchos pensaban, el negocio no deja de crecer. La gente va atraída por los menús cerrados. En invierno triunfan los cocidos, el bacalao y las carnes. En verano, la demanda está en los arroces. Todo en raciones grandes. «Este é un negocio familiar con comida caseira. Vir aquí é como comer na casa da avoa, e na da avoa fártaste», señala Chabeli. Sirva como ejemplo que sus famosas natillas de postre vienen en un bol a modo de fuente que ni repitiendo es fácil acabar.
El local, de piedra, está rodeado de una gran finca vallada en la que todavía quedan la fuente y el lavadero de la desaparecida aldea de Cardiego, que quedó bajo las aguas cuando se construyó la presa; que cuenta también con varios columpios en los árboles y bancos en los que sentarse, así como un carro de labranza y otros aperos agrícolas. Son parte de la decoración que poco a poco fueron incluyendo para dar ambiente a los eventos. Porque también hacen bautizos, comuniones y hasta bodas (para lo que instalan carpas para poder ampliar el aforo). La finca es el lugar perfecto para que los niños jueguen mientras los adultos disfrutan de la sobremesa tranquilamente. Y hasta tienen servicio de alquiler de kayaks para disfrutar del embalse.