
Marcos Granda acaba de ganar dos estrellas másn por sus restaurantes de Gijón y Madrid, que se añaden a las cinco que tenía. Nunca pensó que como un «simple camarero» conseguiría llegar a la élite de la gastronomía
30 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En la última entrega de premios de la guía roja, celebrada a finales del pasado año en Barcelona, el empresario y sumiller Marcos Granda (aunque a él le gusta que lo llamen camarero) consiguió llevarse otra de las estrellas a su querido Principado, a la de Ribadesella suma la de Gijón, y también ha recibido otra por Toki (Madrid) a las que hay que añadir las cinco con las que ya contaba.
Marcos tiene muy claro que para dar un buen servicio el número de comensales ha de ser reducido con el objeto poder prestarles una atención personalizada. En el nuevo restaurante de Gijón, el planteamiento que le ha llevado a obtener la primera estrella en tan solo seis meses desde su apertura ha sido el concepto hygge. Esta filosofía de vida importada de los países nórdicos, y hasta ahora poco conocida, se ocupa de crear espacios íntimos, para que en este caso, al tratarse de un restaurante, la comida sea el centro de atención.
Para ello, las maderas nobles y las luces tenues predominan en el ambiente y para recibir al cliente, y nada mejor que una barra a modo de repostería en la que ofrecen un entrante dulce para hacer más sorprendente y agradable las estancia. Tras un relajado aperitivo en la biblioteca del restaurante, frente a una hipnótica chimenea camuflada en la pared, se atraviesa una fantástica bodega con exclusivos vinos de las mejores regiones productoras de todo el mundo, para acabar en un espacio habilitado para 12 comensales, todos ellos con vistas a una cocina que es el centro de atención de todo lo que sucede en esta estancia.
Marcos Mystri, que dirige los fogones con la maestría adquirida en otro restaurante de Marcos Granda, Skyna en Marbella, con dos estrellas Michelin, aporta toques sureños en sus creaciones, a pesar de su ascendencia británica. Producto local y elaboraciones sencillas componen un menú marcado por la estacionalidad y el respeto por las materias primas. La experiencia hygge, que promueve la sensación de confort y bienestar en cada detalle, se ve reforzada por el atento servicio de sala al mando de Covadonga Fernández, procedente de Ayalga, el restaurante que tiene en Ribadesella.
El conjunto de detalles logra que el comensal entre en una especie de aislamiento en el que el paladar es fundamental, además de la puesta en escena de los platos, ya que son elaborados a la vista de todos los clientes. A pesar de que los inviernos gijoneses no son tan fríos y largos como los daneses, de donde procede el término hygge, la sensación de aislamiento y bienestar que nos ofrece Marcos Granda en el restaurante que lleva su nombre es una experiencia única, aunque al salir podamos disfrutar de un estupendo día de sol en la cercana playa de San Lorenzo.