Sandra Cerro, grafóloga: «Si nuestro cerebro pudiera hablar, diría que dejáramos el teclado»

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Escribir a mano. ¿Es bueno sustituir papel y boli por un teclado?, ¿qué es lo que nos perdemos en el camino? Dos expertas nos cuentan los beneficios de mantener la escritura manual

04 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La tecnología digital ya forma parte de nuestro día a día y hemos relegado la escritura manual casi a la anécdota. Las aulas son los únicos refugios donde se sigue enseñando a escribir a mano, pero en los últimos años se ha visto un incremento de la digitalización en los centros educativos. ¿Es bueno sustituir la escritura manual por la mecanográfica?, ¿qué nos perdemos por el camino al hacer esta transición? Hablamos con varios expertos que nos dan su opinión. Y la conclusión es unánime.

«Si nuestro cerebro pudiera hablar, diría que dejáramos de hacer el tonto con tanto teclado y nos pusiéramos inmediatamente a escribir a mano. Tenemos que hacer caso a las señales que insistentemente nos manda, avisándonos de que vamos a ir asesinando nuestras neuronas una a una, como abandonemos la escritura manuscrita», comenta Sandra Cerro, grafóloga y perito caligráfico. Explica que una reciente investigación de la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología demostró que «el acto grafomotriz de formar las letras a mano genera una mayor conectividad en el cerebro que en la escritura en teclado». Y que «las áreas perceptivas, motoras y cognitivas superiores están más activas cuando escribimos a mano que cuando lo hacemos a ordenador».

Atención y razonamiento

Asimismo, dicho estudio también llegó a la conclusión de que «la escritura manuscrita y la mecanográfica activan redes neuronales diferentes», porque «las conexiones que se ponen en funcionamiento cuando escribimos a mano son mucho más complejas y abarcan áreas más amplias del cerebro. Por lo tanto, nuestro cerebro está más activo». También concluye que «la escritura a mano favorece la activación y la conexión de áreas cerebrales relacionadas con la memoria de trabajo y el aprendizaje de información nueva. Por el contrario, el cerebro que teclea favorece más la memoria inmediata y cortoplacista». Escribir a mano favorece «el razonamiento, la memoria, el aprendizaje, la resolución de problemas, la atención o el lenguaje». También la motricidad fina «combinada con procesos atencionales y de precisión», porque debemos prestar atención a la forma de cada letra: «Y esto no ocurre con el teclado, en el que el cerebro asocia a cada letra movimientos repetitivos y mecánicos: clic, clic, clic..., que disminuyen la capacidad de atención».

Más allá del estudio, Sandra Cerro también explica que cuando enlazamos una letra con la otra, estamos poniendo en marcha factores de alto rendimiento. «Estamos pensando una idea y anticipando otra. Este ejercicio pone de manifiesto valores intelectuales importantísimos como la constancia, la asociación de ideas, la planificación, la búsqueda de soluciones... en definitiva, la inteligencia lógica. Y esto no podemos hacerlo con la escritura a ordenador», señala. Cerro también se refiere a las conclusiones de la autora del estudio anteriormente citado: «La profesora Audrey van der Meer concluyó que la actual sustitución de la escritura a mano por la mecanografiada en casi todos los entornos educativos puede parecer un tanto desacertada, ya que podría afectar negativamente al proceso de aprendizaje».

Mayor estimulación 

De la misma opinión es la psicóloga sanitaria Mercedes Bermejo, directora de la editorial Sentir. «Hay mayores interconexiones neuronales, mayores sinapsis, mayor estimulación cerebral cuando los niños están entrenando todo lo que tiene que ver con la lectoescritura, porque es una forma de procesamiento y de motricidad fina mucho más lenta, requiere de una reflexión a la hora de escribir y, por lo tanto, hay una estimulación del cerebro que mejora diferentes áreas cerebrales como es la concentración, la atención, la memoria, los estadios emocionales, la motricidad, la ortografía... », comenta. Bermejo subraya que «cuando hay una exposición temprana o excesiva a los dispositivos tecnológicos, hace que haya una desviación de toda la adquisición de conocimientos, de aprendizaje, de atención, de esfuerzo, del desarrollo de destrezas psicomotoras, de coordinación para la escritura manual... y pueden desarrollar diferentes problemas de aprendizaje, de coordinación y de integración de ambos hemisferios». Y recalca que se ha visto un incremento en las consultas neuropsicológicas «de niños con problemas en la lectura, la escritura, en el cálculo, en la comunicación y en el aprendizaje». «Desde la neuropsicología subrayamos que en el 65?% de estos casos hay un fracaso escolar, y la sobreexposición a las tecnologías en etapas tempranas puede provocar problemas de aprendizaje».