
«En la autovía A-6 hay muchas áreas de servicio que prestan un servicio similar, pero todavía quedan locales como el Ruy-Wamba de Mota del Marqués, un bar de más de cien años bajo las ruinas del castillo que ofrece tapas caseras y no admite pago con tarjeta»
01 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Es un bar de los de antes. Por algo el Ruy-Wamba de Mota del Marqués tiene más de 100 años. Ubicado en la plaza Mayor (no hay pérdida porque no existe otro bar allí), ofrece unas tapas de primer nivel en una localidad de apenas 300 habitantes. «Alfredo Pérez Rubalcaba vino en varias ocasiones solo, con su mujer y otras veces con los escoltas. Siempre pedía la croqueta de bacalao, que le encantaba», recuerda desde el otro lado de la barra Adela Alonso, cuarta generación de este negocio familiar. Es hija de Arsenio Alonso Ruy-Wamba, un apellido de origen visigodo que sirve de nombre del local. Si vas a Madrid o a otro lugar, pero por la autovía A-6, no te pierdas unas tapas que sorprenden en la salida 202. No hay que desviarse mucho. No es de esos sitios para los que tienes que recorrer kilómetros para tomar algo rico y acabas perdiendo media mañana. Sales en el desvío a Mota del Marqués y, mientras contemplas las imponentes ruinas del castillo, la iglesia, el palacio y el resto de joyas de este enclave único, ya llegas a la plaza Mayor. Ojo, en el Ruy-Wamba solo puedes pagar en efectivo o por medio de Bizum. Dispone de servicio de sellado de primitiva, quiniela, euromillones y demás, pero no admiten tarjetas. De la parte gastronómica se encarga Milagros, la madre de Adela, que dice que no le gusta cocinar, pero lo borda.
LA TORTILLA, CON CEBOLLA
Pedí una tosta de bacalao y salmón y otra de gulas. El resto lo habían arrasado los vecinos a la salida de misa. Al final probé la oreja rebozada que no estaba nada mal. «Uno de los platos estrella es la tortilla. La hacemos de lunes a viernes y a veces los sábados. Mi madre la hace con un poco de cebolla y nos la quitan de las manos. Hay mucha gente que la encarga», destaca Adela. Como era domingo cuando paré, no la había. Aquí hay unas rutinas que no se saltan. Es decir, si quieren parar en un área de servicio de la autovía y tomar un pincho de tortilla de bolsa recalentado en el microondas mientras observan el paisaje de gente repostando combustible, no se les ocurra desviarse a Mota del Marqués. Si quieren un tercio de cerveza, tampoco, aquí solo hay quintos o botellines. Si lo que desean es tomar algo rápido, pagar con tarjeta y seguir circulando, olvídense de este artículo. Aquí se trata de aparcar en la plaza Mayor de una localidad en la que hay más historia que vecinos. Un bar de más de un siglo que conserva una máquina de tabaco sin cajetillas que es de la época de Franco. Al lado hay un teléfono de monedas de los que ya casi no quedan. Si buscan un sitio lleno de gente en el que de vez en cuando para un bus cargado de turistas que saturan el baño, la tienda y la barra, van mal encaminados. Aquí las masas son para cocinar. «Aunque no somos muchos habitantes, vienen personas que viven en el entorno porque la oferta no es muy grande. Como llevamos muchos años, nos conocen bastante y hay clientes habituales que, cuando les coincide, paran. Pero es un sitio tranquilo, que no tiene nada que ver con las típicas gasolineras y restaurantes gigantes», destacan. Como estamos en una época de muchos viajes, les recomiendo las tapas de este bar de Mota del Marqués, si son de los que aprecian la cocina hecha en casa, los toques vintage, el silencio y los precios razonables. Y todo está muy limpio, ni una mota.