¿Se come igual en el sur que en el norte de Galicia? Cocineros y responsables de espacios de bodas explican las diferencias de los menús en función de la zona, aunque en todas domina una tendencia: más aperitivos
18 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Sí, las bodas ya no son lo que eran. Eso dirán muchos invitados que este verano acudan a algún enlace tras unos cuantos años sin hacerlo. Porque eso de estar más de tres horas sentado a la mesa y comiendo sin parar ya no existe. Al menos, no ocurre de forma habitual como antaño, cuando el familiar de fuera de Galicia sudaba ante tanta comida y miraba sorprendido cuando, tras las almejas, el bogavante, las cigalas y las centollas, todavía había hueco para una carne y un pescado. Y después, el postre. «Antes era una sobrada de comida, y siempre sobraba. Sobre todo en los pueblos. Ibas a zonas en las que te sentabas a comer a las 14.30 horas y a las 20.00 seguías sentado en la mesa. Se ponían tres platos, como mínimo, y de ahí para arriba, hasta ocho. Este año, y sobre todo, el que viene, lo que se estila es poner ya solo uno en mesa», indica Antonio Amenedo, cocinero del Pazo de Santa Cruz de Mondoi (Oza dos Ríos, A Coruña), uno de los primeros en realizar celebraciones en Galicia.
Pero que no cunda el pánico, porque a pesar de esa reducción en el menú, los banquetes gallegos siguen siendo muy completos y nadie se queda con hambre. «La tendencia es ya desde hace varios años apostar por más aperitivos, y que estos sean más potentes, para luego rebajar el menú en la mesa», explica Pepe Vieira, chef con dos estrellas Michelin en Poio. Una moda que no persigue tanto reducir la cantidad de comida, sino que busca que la gente disfrute más del día. «Lo que se pretende es reducir el tiempo para no estar cinco horas sentado, como pasaba antes, y que los invitados puedan estar de pie hablando, mientras disfrutan de los pinchos», añade el cocinero, que se encarga de los menús de enlaces en espacios como el Pazo da Buzaca (Moraña, Pontevedra).
Platos más elegantes
En cuestión de tendencias, el sur y el norte van de la mano. «Antes se pedían más mariscadas, ahora las bodas son más elegantes. Aunque se pongan varios platos de marisco, se comen sin mancharse las manos. Por ejemplo, se opta por un arroz con bogavante, que así lo comes sin la cáscara y sin ensuciarte», señala Amenedo. Un cambio que comparten en Pontevedra, tal y como señala Vieira. «Nosotros tenemos dos opciones, por decirlo de alguna manera, de menú de mariscos. Una en la que se come de forma más natural, con cigalas, camarones o centollo. En este caso, siempre hay como mínimo dos mariscos en la mesa. Y otra, en la que se degustan, pero de otra forma, en una ensalada con bogavante, por ejemplo, que se pondría como entrada, a lo que seguiría el pescado y la carne, y ya». Así, los manjares del mar siguen presentes en todos los enlaces, pero varía la forma en la que se sirven. «Digamos que cambia si lo comes entero o dentro de otro plato. Otra forma de decirlo es que o se come con las manos o con tenedor», señala Vieira, que apunta que lo que más les solicitan en la actualidad es la segunda fórmula, ya que la ensalada de bogavante es uno de los platos más pedidos.
Pero en las bodas de ahora no hay que esperar a sentarse para disfrutar de los productos del mar. «Sobre todo los bivalvos: almejas, berberechos, navajas..., se sacan ya en el cóctel», dice Vieira. Coincide con él Amenedo. «Está bastante de moda ponerlos en los aperitivos, se hacen a la plancha y se ponen estaciones de navajas, por ejemplo», comenta el cocinero. Así, las Rías Altas y las Baixas están bastante alineadas, aunque siempre hay algún marisco que cambia. «En nuestra zona gusta mucho poner la centolla, en temporada, y las cigalas. También es muy común el camarón, que en el norte no lo es tanto. Allí, antes se ponían percebes, que es algo que aquí no es tan solicitado», indica Vieira.
Aunque ese crustáceo era, hasta ahora, típico en determinadas zonas de mar, su presencia en las bodas es también cada vez menor. «A veces nos los piden, pero mucho menos que antes. Sobre todo, lo solicita gente de zona de puerto de mar, como Fisterra o Malpica», sostiene Carmen Pose, de A Torre de Laxe, uno de los sitios favoritos para celebrar eventos en A Costa da Morte. En esa zona siguen ganando en número de platos, aunque la tendencia también es poner más aperitivos. «En mesa, la mayoría lo que pone son dos mariscos, un pescado y una carne. Depende de la economía y gusto de cada uno, claro. Tuvimos una boda hace poco con bogavante y cigalas en mesa. Todo fresco», dice Pose. En Punta del Este, uno de los templos de los eventos en Bergantiños, también se suman a poner más pinchos, pero los menús siguen siendo contundentes. «A mediodía se ponen, como mínimo, tres mariscos, además del pescado y la carne. Lo habitual son cigalas, bogavante y almejas», indica Chelo Suárez. En lo que sí coinciden todos es en que la tarta nupcial es pasado: «A lo mejor se pone una bonita para la foto, pero se estilan los postres caseros».
Otra tendencia es salirse de platos típicos para estos enlaces. «En invierno hemos hecho un par de bodas con cocido, nos lo han pedido y la verdad es que es algo que todo el mundo va a comer. Al que no le gusta la cachola, le gustan los garbanzos, alguna parte siempre hay que todos prueban», señala Amenedo.