Cinco razones por las que tienes que ir a Eslovenia este verano

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Un país todavía desconocido, que ofrece un poco de todo: gastronomía, deporte, naturaleza... para disfrutar de unas vacaciones perfectas tanto si quieres mar como montaña

20 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Eslovenia, el único país del mundo que lleva en su nombre la palabra amor, recibe con gran cariño a sus visitantes ahora que está abriendo más que nunca las puertas al turismo. A quienes lo visitan por primera vez les impacta por su naturaleza y su gastronomía, pero también por su belleza, limpieza y buen estado de conservación. No hay un edificio feo o que desentone con su entorno. Es más, por momentos parece sacado de un cuento. Este verano hay una oportunidad única para viajar desde Galicia, y conviene no desaprovechar la ocasión. 

AMBIENTE

Da la sensación de que el país tiene un festival por cada día del año. En la capital, Liubliana, un gran cartel anuncia un programa cultural con espectáculos de teatro, música y danza durante los meses de julio y agosto. Pero los actos y los eventos no son solo cosa de las grandes ciudades, en cada rincón del país hay una excusa para reunirse y disfrutar. En julio se celebra el festival de Bled que ofrece conciertos de música clásica y jazz, y un mes antes, en junio, el de Lent llena de gente las calles de Maribor, al este del país. El baile de las vacas, en el mes de septiembre, promete un fin de semana de música y mucha comida en Bohinj. Más allá de las principales citas del calendario festivo, el ambiente se percibe recorriendo las calles de casi todas las ciudades y pueblos. En Liubliana, los cafés y terrazas que dan al río dan una sensación de fiesta continua, y si uno callejea también se percibe el bullicio entre tiendas, bares y galerías de arte.

 NATURALEZA

Los espectaculares parajes naturales de Eslovenia son perfectos como destino vacacional si se busca relax, nadar en aguas cristalinas o pasear a pie o en bicicleta. El lago Bohinj, situado en el corazón de los Alpes Julianos de Eslovenia, es un paraíso natural de una belleza incomparable. Aunque no tiene el encanto de Bled, es el más grande y profundo del país, y se encuentra rodeado de impresionantes picos montañosos, creando una postal de ensueño. Hay muchos cámpings, que en los meses de julio y agosto a veces cuelgan el cartel de completo. Para que la experiencia sea máxima, hay empresas que organizan avistamientos de osos en su hábitat natural en los meses de abril a septiembre. Los parajes del Karst se han convertido en una de las zonas preferentes de Europa para observar fauna salvaje.

TURISMO

Además de las tres paradas imprescindibles que hay que hacer: visitar la capital, Liubliana (donde el hotel Plaza Eslovenia es una muy buena opción de alojamiento); el lago de Bled, y las cuevas de Postjona, en los últimos años el turismo de balnearios se ha convertido en otro de los grandes reclamos. Hay más de veinte por todo el país, y uno de ellos es el Wellness Ziva, —que utiliza los métodos de curación natural de Arnold Rikli, el sanador que estableció un balneario en Bled en el siglo XIX— y que a día de hoy atrae a miles de visitantes que buscan unas instalaciones modernas con muchas piscinas, chorros y toboganes, perfectos para el disfrute de los más pequeños. También la sauna o el baño turco son un buen lugar para descansar tras un día de actividad inmersos en plena naturaleza. Los días en spas y circuitos termales se pueden combinar con visitas a las bodegas eslovenas. Muchas de ellas cuentan con actividades para descubrir las principales regiones vinícolas del país.

GASTRONOMÍA

Una cocina basada en productos frescos y de calidad, que no rehúye de las costumbres culinarias de sus vecinos. Uno de sus platos más famosos son los raviolis rellenos o los ñoquis, de origen italiano. Los embutidos y quesos locales, los tartares de atún o de gamba, así como el cebiche suelen servir para abrir boca, mientras que el pescado y la carne son los protagonistas de los platos principales. La lubina a la plancha del Marina Luzia, en Portoroz, es una maravilla. Pero siempre hay que dejar hueco para el postre, de lo contrario, uno se va a arrepentir. El potica, una especie de bizcocho relleno de frutos secos, es el más famoso del país. El restaurante Jaz by Ana Ros, con tres estrellas Michelin, en Liubliana, es una propuesta innovadora y atrevida para degustar el producto local. Y el Kogo, en la zona de Koper, triunfa con una cocina con recetas caseras actualizadas y modernas, y platos servidos con imaginación.

DEPORTE

Los amantes de los deportes tienen en Eslovenia un auténtico paraíso. El senderismo, el esquí y el ciclismo son tres de los deportes que más adeptos tienen en estas tierras, pero la lista de opciones es larga. El río Soca aglutina la mayoría de los deportes acuáticos. Es ideal para hacer kayak, rafting e incluso barranquismo. Descender por sus aguas salvajes, deslizarse por cascadas y darse un chapuzón en las pozas que se crean durante el recorrido son algunas de las opciones que ofrecen las empresas que se encargan de la gran oferta de actividades. La bici es una buena compañera de viaje en Eslovenia. La capital Liubliana está perfectamente preparada para que sea el principal medio de transporte, aunque los más expertos también tienen recorridos para hacer montaña a través. El esquí compite con el senderismo (hay más de 9.000 rutas bien señalizadas) por ser deporte nacional, y muchos eslovenos creen que esta práctica se inventó en el país. Hoy casi el 15 % de su población lo practica con regularidad. Además, la tirolina se ha convertido en el nuevo deporte de aventura de moda. La de Dolinka, en Bled, que cruza un valle, presume de ser la más larga de Europa.

Soltour cuenta con varios circuitos para recorrer el país: Eslovenia mágica, Eslovenia y Croacia, Experiencias Eslovenia y Estancia Costa Eslovena y Alpes Julianos. Todos ellos, de ocho días de duración, con salida el 29 de julio desde Santiago. Desde 1.370 euros por persona (incluye avión, hotel, traslados y excursiones).