Un pueblo que está a punto de convertirse en violeta

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El pueblo color lavanda en la provincia de Valladolid
El pueblo color lavanda en la provincia de Valladolid

Muy cerca de Galicia hay un pueblo llamado Tiedra que cuando empieza el mes de julio se tiñe de color lila por la floración de la lavanda y recibe cantidad de visitantes atraídos por este espectáculo de la naturaleza

29 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un espectáculo único. Y todavía están a tiempo de disfrutarlo porque la naturaleza todavía no ha terminado de hacer su trabajo. «Las lavandas más tempraneras ya las tenemos en flor. Tenemos seis variedades diferentes para que haya distintas tonalidades en el campo. En julio empieza el show y dura todo el mes y parte de agosto. Cuando estén en flor, lo mejor es venir cuanto antes y entre semana, porque los fines de semanas está petado», resume Luz Ruiz Cuadrado, emprendedora junto con su familia de un proyecto alucinante que se denomina Tiedra de Lavanda y que cuenta hasta con un centro de interpretación. Y todo en un pueblo de la provincia de Valladolid a unas tres horas de Galicia y en el que están censadas 300 personas. No está especialmente señalizado, lo mejor es que utilicen su navegador favorito para llegar hasta este lugar situado a unos pocos minutos de la autovía que une Galicia con Madrid. Una pequeña localidad que se vuelve violeta, lila o, como le gusta decir a Luz, color lavanda, la planta que está a punto de eclosionar y sobre la que gira una iniciativa que va más allá de una preciosa floración. Tienen hasta cerveza con lavanda.

«Merchandising» lila

El pueblo es precioso. Castillo, iglesias, plaza mayor, y todo rodeado de unos campos rojizos cuando florecen las amapolas en mayo. Ahora es el turno del color lila. Hay más cosas que ver que habitantes. Luz me cuenta que fue hace unos 20 años cuando empezaron con las pruebas de plantación. «Se nos ocurrió que podía ser un cultivo alternativo y un proyecto de emprendimiento en un entorno rural. Hemos ido creciendo, incorporamos agricultores y creamos el primer centro de interpretación dedicado al mundo de las lavandas», destaca.

Es un edificio de una planta bastante grande. Hay, como les decía, cerveza, pero también jabones, aceites esenciales, miel, piezas de artesanía, flores secas y un sinfín de productos elaborados con lavanda. Es un recorrido colorido y aromático ciertamente original, pero Luz y su familia no dejan de pensar y por eso al espectáculo de la floración le van sumando actividades. «El 29 de junio (por hoy) vamos a hacer un tardeo techno para la gente joven que se llama Lavanda Fest. No pega mucho el tipo de músicas con la planta, pero a ver qué sale. En las próximas semanas tenemos catas de vino, talleres de mindfulness en el medio del campo y contamos con una foodtruck. Este año hemos mejorado la zona con unos toldos para protegerse del sol. El atardecer con el color de la lavanda es impresionante», resalta Luz. El único problema es que, aunque todavía es un destino poco conocido, el mundo global provoca que ya haya visitantes de todo el mundo. Personas de otros países se desplazan exprofeso para ver las lavandas en su máximo esplendor. La responsable de este proyecto cree que lo ideal es contactar con ellos y reservar una visita guiada, hay dos por la mañana y dos por la tarde. «Es mejor que nos llamen», insiste. También dice que es muy interesante cuando la siegan en el mes de agosto y la destilan para hacer productos. Desde Vigo o A Coruña hay que recorrer casi 400 kilómetros para llegar a este pueblo que está a punto de convertirse en violeta. No está a tiro de Tiedra, pero es una escapada que merece la pena. Nunca la lavanda fue tan atractiva.