José Luis tiene 47 nietos: «Te hace la misma ilusión el primero que el último, pero es humano tener preferidos»

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Ocho hijos, 47 nietos y nueve bisnietos... Más los políticos. Los Villanueva son un buen lote, pero, sobre todo, una familia muy bien llevada, organizada y donde los cumpleaños se viven como si fuera fiesta nacional

22 sep 2024 . Actualizado a las 16:52 h.

José Luis y su mujer Míriam tenían claro desde muy jóvenes que querían una familia numerosa. «Estábamos abiertos a la vida», explica antes de enumerar a los integrantes de su familia. Ocho hijos, 47 nietos y nueve bisnietos.... eso sin contar a los políticos. Lo que hace que cuando se reúnen todos, como hace unos meses cuando celebraron el aniversario de bodas, sumen un total de 82. «Lo pasamos fenomenal, nos juntamos porque hemos cumplido 60 años de matrimonio. Entre hijos, postizos (yernos y nueras), y parejas de los nietos, porque tengo a cinco casadas... éramos un montón. Celebramos una misa de acción de gracias, mis hijos se encargaron de coger un cátering para la comida, y salió todo perfecto».

 En que el día fuera tan especial también influyó que no es fácil reunir a todos los miembros de la familia. Pasan los veranos en Santander, donde tienen una casa, y tienen que establecer turnos para alojarse en ella, nunca están todos juntos. En el momento en el que charlamos hay 17 nietos. Uno de ellos interrumpe por un instante la conversación para preguntarle a su abuelo si necesita algo. Es el vivo ejemplo de cómo es esta familia supernumerosa, que puede presumir de tratarse con una cercanía impropia de sus dimensiones. «Es lo mejor que nos ha podido pasar a mi mujer y a mí», confiesa José Luis.

Aunque son un lote, y la media sale alta, a seis nietos por hijo, hay de todo: desde un hijo que tiene diez a otro que solo tiene una. En total, son 47 nietos, entre los que los hay ya casados y bebés. El más pequeño tiene tres meses y la mayor 34 años. «Se vive con la misma ilusión la primera nieta que el último que acaba de nacer. Eso no cabe duda. Pero también tienes tus preferencias, claro, eso es humano», dice este feliz abuelo, que no desvela cuál es su ojito derecho. Aunque entre 47, le digo, puede tener más de uno.

Cuenta que tanto él como su mujer ya tienen una «edad respetable», 85 y 82 años, y ya no se pueden hacer cargo de los pequeños como antes. «Ahora ya no, pero nos hemos quedado con ellos muchas veces. Igual un hijo nos decía: 'Nos vamos a Francia que nos han invitado el fin de semana unos amigos'. Pues muy bien, y nos quedábamos con sus tres o cuatro hijos. Ahí está el tope, más no. Ahora ya no se atreve nadie a decir que nos quedemos, ya vamos teniendo algún problemilla de salud, y además, hay más hermanos, se ayudan entre ellos...». 

TURNOS PARA VERANEAR

La relación entre sus hijos es maravillosa. Siempre están pendientes de sus padres, y se plantan en casa a la mínima que los necesiten. «Siempre hay alguien para echarte una mano. Por ejemplo, hace unos meses se cayó mi mujer, e inmediatamente apareció una hija, un nieto... y la llevaron al médico. En ese aspecto, es fantástico. El hermano ayudado por su hermano es como una ciudad amurallada, y eso se vive aquí». Esa complicidad de la que hace gala José Luis se refleja no solo cuando hay una necesidad o una urgencia, sino en todos los detalles de la vida cotidiana. Los ocho hermanos se encargan de hacer un croquis para ver cómo se reparten las estancias en la casa de Santander, y aunque la ecuación puede parecer complicada, se exigen, incluso, que coincidan nietos de edades próximas para que se puedan entretener entre ellos. «Al principio, no había ningún problema, ahora empieza a haberlo. Pero mis hijos se reparten de tal manera que dicen: ‘Uno dice que viene del 1 al 10, otro de 10 al 20...'». Eso también hace que siempre haya gente en casa. Cuando hablamos son casi 30. Asegura que no hay problema de espacio, que la casa es grande, y que también cuentan con «la casita», lo que facilita que se puedan alojar tantos a la vez.

Sobre cómo fue criar a ocho hijos, este abuelo por partida más que numerosa se quita mérito, y no duda al señalar que es mucho más difícil hacerlo hoy en día. «La vida ha cambiado una barbaridad, entonces teníamos mucha ayuda, era complejo, pero no tanto como puede ser hoy en día tener una familia numerosa. Hoy es mucho más complicado. Todas mis nietas están casadas y trabajan fuera de casa, cosa que mi mujer no hacía. Se ha dedicado toda la vida a su casa, a sus hijos, a su marido... A mujeres así hay que ponerlas en un pedestal, porque han creado unas familias enormes, y son las protagonistas. Por lo menos en esta casa, la protagonista es mi mujer».

Siendo tantos, la organización y planificación se vuelve más que fundamental. En casa de los Villanueva todo está más que pensado: los pequeños comen en un sitio, los medianos en otro, y los mayores en otro. Obviamente, todo el mundo recoge y se encarga de hacer su cama. José Luis admira cómo incluso los más pequeños están implicados en el orden y la limpieza. «En casa de uno de mis hijos, que tiene varios chavales, yo me quedo maravillado de cómo tienen las habitaciones, los cuadernos del colegio... Ahora, por ejemplo, aquí, se levantan y antes de desayunar ya están haciendo los deberes del cole de verano, y dices: ‘Caramba'. Y eso es porque han ido educándoles en ese tipo de virtudes. Ayer estaba lloviendo, y hoy también, y en vez de ir a la playa, resulta que uno está jugando al ajedrez con el otro, el otro con la Nintendo... Se llevan muy bien, y se organizan muy bien, pero evidentemente están los padres. Yo lo único que hago son paellas, porque me divierte, pero la mayoría de mis hijos hacen de todo, además de trabajar, cosas que yo he de reconocer que no he hecho, pero no porque me importen un pelo, sino porque era otra cosa».

Sorprende que entre tanto embarazo y parto no se haya colado ninguno gemelar o múltiple, pero confiesa que hay días del año que se festejan por dos, por tres o por los que haga falta. «Los cumpleaños se celebran muy bien, se hacen comidas distintas, postres especiales... Y hay algunos que coinciden: el 1 de julio, cumplen dos; y el 27 de marzo y el 9 de abril, también». Es que no repetir en fechas es casi tan complicado como no hacerlo con los nombres. Podrían incluso hacer su propia tabla del INE: hay cuatro que se llaman Juan; dos José Luis, cuatro María Eugenia, Míriam hay varias... «Yo, de momento, no me confundo, pero hay quien se llama Juan y lo llaman Pablo, y quien se llama Pablo, y lo llaman Esteban», bromea José Luis.

Dice que, obviamente, ha tenido que influir en sus hijos que se hayan criado en una familia numerosa para querer tener la suya propia, porque asegura que «el ejemplo es lo mejor que te puede pasar en esta vida». «La madre es una mujer fantástica, las hijas son fantásticas... porque ven el ejemplo de una mujer que se ocupa de todo, que está atenta a todo, que si hay algún problema con alguna, ayuda... Porque, entre tantos, puede haber conflictos. Alguno hay, pero muy ligerito. Es impresionante, yo siempre digo que además del ángel de la guarda que tenemos todos, hay otro que se ocupa de que los 17 que están juntos ahora mismo se lleven bien, porque si no, sería tremendo... Y no lo digo por presumir, es que es la realidad».

Tampoco escatima en elogios para su mujer, que tiene 12 hermanos y más bagaje que él en esto de ser numeroso, la define como el secreto de esta familia. «Le vuelve loca estar con sus nietos, hijos... Es la que manda, la que organiza, la que crea familia... Y eso es importante».