«Fashionista», «influencer»... El inglés se queda corto para definir la creatividad que derrocha el Instagram de la coruñesa Minia Marcos. Una creadora de contenido de moda que bucea en el armario de su madre en busca de inspiración. ¡Y saca oro!
07 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Si vas caminando por las calles de A Coruña y ves a una chica muy glamurosa que luce un sombrero precioso, seguramente será Minia Marcos Spiegelberg. Periodista de formación y de profesión, completa su larga jornada laboral con la creación de contenido de moda en las redes sociales. Su Instagram @mimaspiegel derrocha vitalidad y originalidad. Ella es pura energía y belleza. La seguimos de cerca para ver si nos contagia.
—El diccionario define a la «fashionista» como una persona que sigue obsesivamente las tendencias de la industria de la moda y se esfuerza continuamente por adoptar las últimas modas. ¿Te encuentras retratada en esta definición?
—No considero que las tendencias sean el mapa que me guía, de hecho, no sigo ninguno concreto. Es muy inspirador ver lo que cada temporada está de moda y, aunque muchas veces me gustaría lucir tendencias (porque algunas me encantan), lo cierto es que al final opto por vestirme a mi manera, que es como mejor me veo, o llevarme las tendencias a mi terreno y adaptarlas.
—¿Qué te aporta o te quita el trabajar desde A Coruña y no desde Madrid o Londres? ¿Hay en A Coruña un modo especial de vestir?
—No me quita nada, me aporta mucho y como buena coruñesa me siento superprivilegiada de haber tenido la oportunidad de volver a casa. Y sí, sin duda la ciudad tiene una forma muy especial de vestir, te diría que desde siempre. Ahora vemos (gracias a empresas como Inditex) cómo, cada vez más, viene gente de todas las partes del mundo que traen su moda y su cultura y nosotros, además de alegrarnos el ojo, nos vamos quedando parte de esas novedades hasta hacerlas muy nuestras. Es verdad que en ciudades como Madrid, Londres, Milán, París… las oportunidades aumentan en el sector de la moda, por eso no podemos dejar de visitarlas para encontrar esa inspiración, pero aquí cada vez vemos más talento que crece tanto en nuevas marcas, como en las tiendas locales y en otros establecimientos de moda.
—Tus fotos ofrecen una imagen bella, pero también algo alocada y frívola, pero imagino que tras ellas hay un trabajo duro de equipo. ¿Puedes explicarnos el proceso que no se ve: la función del fotógrafo, la elección de los escenarios...?
—¿Frívola? ¡¡No, por favor!! Quizás un poco alocada. Me encanta mezclar accesorios, texturas, colores, superponer telas… pero forma parte del show. Detrás hay algún que otro dolor de cabeza, la verdad sea dicha… Las redes sociales, aunque poco a poco van ocupando más tiempo de mi vida, no forman parte de mi jornada laboral, sino que empiezan cuando esta termina. Por lo tanto, crear un contenido de calidad es complicado. La función del fotógrafo es tener mucha paciencia, ya que es mi marido, así que es como ir a Ikea, entras estando en el mismo equipo, pero no sabes si al salir formas parte del contrario... [dice entre risas]. El fotógrafo es fundamental [aclara para despejar cualquier sombra de duda] y en cuanto a los escenarios, se dan solos: puertas, paredes de colores, playas, en cualquier sitio encuentras un escenario sin buscarlo. Es la suerte de vivir donde vivimos: todo, si lo sabemos interpretar, es maravilloso.
—Me intriga saber si la ropa que luces te la regalan las marcas o la compras. ¿Qué haces después, la devuelves?
—Normal… [vuelve a reírse]. Pues depende, en mi Instagram ves mucha mezcla estilística… Soy una amante de las tiendas vintage, de dar una segunda vida a las prendas para poder versionarlas a mi manera. También tengo que confesar que hay «visitas diarias» al armario de mi santa madre, de donde me llevo auténticas maravillas. Esto ocupa un porcentaje importante en mis redes. Son prendas diferentes que llaman más la atención. Por otro lado, cuando colaboras con marcas, te mandan ropa, claro, y yo feliz, ¡me divierte todo! Pero nada es gratis, ellos esperan un contenido y que cumplas unos objetivos al exponer dicha prenda. También hay muchas piezas increíbles para eventos que efectivamente no te quedas, las luces, las disfrutas y las devuelves, y menos mal, ¡porque si no, los que no cabemos en casa somos nosotros!
—Vemos en tu Instagram que usas muchos sombreros. ¿Son tu prenda fetiche? ¿Alguna otra prenda preferida que te defina?
—Soy una loca de todo lo que significa ponerse algo en la cabeza. Los sombreros me acompañan en mi día a día y en los momentos más importantes, como en el día de mi boda [Minia lució un gran sombrero vaquero blanco que causó sensación en las redes], me dan mucha seguridad... y es que hay cada sombrero que ¡menuda joya! Me puedo pasar las tardes viendo las joyitas que van llegando a Austrohúngara, que es mi sombrerería de confianza gallega. Para mí los accesorios cambian por completo un look, así que te diría que es uno de mis puntos fuertes. De lo que más disfruto, es de ir superponiendo cosas [además sin parar…] ya lo digo siempre, por suerte o por desgracia soy de las de más es más.
—¿Qué no te pondrías nunca? ¿Y de qué «outfit» te has arrepentido más?
—No hay nada a lo que me niegue así de primeras. Tampoco ningún look del que me arrepienta, todos forman parte de un estado de ánimo en ese momento o de una mezcla que ese día estaba probando. Esto es prueba y error, hay que probar y arriesgarse, hay cosas que quizás no me volvería a poner, pero no me arrepiento de habernos dado la oportunidad, ¡de todo se aprende!
—¿En qué o quién te inspiras?
—Me inspira todo lo que veo, una calle, viajar, mi familia... Luego tengo mi abc, a las que siempre recurro falte o no falte la inspiración: Leandra Medine (que se hizo conocida como The Man Repeller) es un manual que os invito a visitar. También me inspira mucho mi diseñadora gallega por excelencia, Helena Mareque, con la que pasas una tarde y la percepción de la moda cambia por completo. Iris Apfel, Diana Vreeland, Cher… por supuesto me inspiro solo de mencionarlas.
—Aconséjanos qué comprar para la temporada de otoño, sin gastar mucho, pero que nos dé un toque diferente.
—Pues os invito a haceros con un sombrero, boina, pañuelo… ese es el toque que creo que puede diferenciaros… Y una pieza en la que me apetece invertir esta temporada es un buen abrigo largo marrón chocolate.
—Se ha vinculado a las «influencers» y su supuesta imagen perfecta con la difusión de la anorexia. ¿Te preocupa la influencia que puedas tener en las más jóvenes?
—Es un tema muy delicado, mi perfil es (o quiero que sea) un rincón donde encontrarás mucho color, planes con familia y amigos, vida saludable y ojalá inspiración en moda… Aun así, no se puede perder el foco, la vida real es la vida, y las redes son las redes. Es necesario que formen a los jóvenes y a las familias para hacer un consumo responsable con las redes sociales.