Antes de saber que la voz robótica de Google Maps era la de una actriz monísima llamada Nikki García lo normal era pensar que esos mensajes de audio que te ordenaban que te dirigieras hacia el sur, como si eso fuese tan sencillo, procedían de un robot sin alma ni palpitaciones. Tendemos a sobrevalorar las tecnologías que no entendemos, así que parecía posible que algún tipo de inteligencia artificial pegase esos fonemas tan impersonales que a más de uno condujeron a un camino sin salida, con toda su carga simbólica. Pero no. La cosa era todavía más sensacional porque una misma persona, la mencionada Nikki García, nos ha acompañado durante años en nuestras navegaciones digitales por el mundo. No solo eso, la de García ha sido también la voz de los cercanías de Renfe, aunque aquí en Galicia, como no existen, no hemos podido comparar si había matices diferentes entre los mapas y los trenes.
Hace unos días, siete años después de haber sido contratada, Google liberaba la voz de la actriz de sus dispositivos y apostaba por una nueva personalidad sonora. Nikki García inicia ahora una carrera como cantante. Tendrá que averiguar si el contrato que suscribió en su día fue con una empresa o con el diablo y, si el éxito al que aspira, no se verá mermado cuando los posibles fans reconozcan un «gire a la izquierda» en pleno estribillo.
Durante la pandemia, García, o más bien su voz, convocó a otra voz amiga, en este caso la del GPS, en lo que de forma clara fue una avería en el multiverso. Las dos actrices mantuvieron una conversación con sus personalidades robóticas en un ejercicio de confusión de planos que anticipa muchas cosas.
Ahora Nikki García recupera al cien por cien su identidad, pero seguro que habrá quien a estas horas esté pasando un duelo por haber perdido la compañía de alguien tan íntimo, aunque fuese incapaz de saber que dirigirse hacia el sur no es una indicación que a muchas nos lleve a sitio alguno.