Zulema lleva diez años enlazando contratos como doctora en Biología: «Vivimos en 'Los juegos del hambre', sempre competindo»

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Zulema Varela trabaja actualmente en la Universidade de Santiago.
Zulema Varela trabaja actualmente en la Universidade de Santiago. PACO RODRÍGUEZ

Pasión fija, contrato sorpresa es el binomio que triunfa en la carrera del investigador en España, que persigue la vuelta de cerebros. Hablamos con Zulema, que trabaja en biomonitorización de la contaminación ambiental en Santiago tras ampliar su formación en Chile, Italia, Portugal y Finlandia

29 oct 2024 . Actualizado a las 12:30 h.

En junio, Zulema celebró una década prodigiosa en la investigación. Prodigiosa en resistencia por amor al arte de la investigación. Esta doctora en Biología de la Universidade de Santiago, que trabaja en biomonitorización de la contaminación ambiental tras ampliar su formación en Chile, Italia, Portugal y Finlandia, ha cumplido diez años enlazando contratos desde que leyó su tesis. «Non sei que me leva a seguir. Levo dez anos, teño 43 e acabo este contrato o 30 de novembro», cuenta quien encadenó seis contratos en ese decenio de carrera posdoctoral, con períodos de paro intercalados. Cero desmotivada. «O que fago gústame moitísimo», es rotunda esta bióloga que se desplaza en tren de Ourense a Santiago todos los días.

Su investigación es singular: su equipo utiliza organismos como musgos y líquenes, hojas, algas de aves o mejillones para determinar qué contaminación sufre un ecosistema y ver los efectos. Pese al objeto de su estudio y su formación en diversas universidades, Zulema no tiene contrato indefinido. En su profesión es «una fantasía», pese al antes y el después que, en teoría, supone el anteproyecto de ley que modifica la Ley 14/2011 de la Ciencia y la Tecnología, así el anteproyecto de ley de ciencia e innovación de la Xunta aprobado el año pasado para captar y retener talento en Galicia.

Según Zulema, como posdoctorado, una vez que haces la tesis, «vas saltando de contrato en contrato y, al final, si tienes suerte, te estabilizas». El factor suerte es «imprescindible». El esfuerzo siempre acompaña y va mutando en resiliencia. Los investigadores españoles, especialmente los jóvenes, siguen en general abocados a fugas forzosas al extranjero por las condiciones laborales en España. En «el juego de la oca» que viene a ser la investigación en el país, la reina es la incertidumbre, «é altísima, lévanos á precariedade», dice Zulema, que suma siete años de trabajo en la USC «non seguidos». El Guadiana parece ser el río del arte del posdoctorado en ciencia, pese a los avances de los últimos años.

Zulema y Rosa, dos investigadoras de la Universidade de Santiago.
Zulema y Rosa, dos investigadoras de la Universidade de Santiago. PACO RODRÍGUEZ

La formación en España, y en Galicia, es de nota. Hay cerebros y escuela. «O que non hai son cartos, non hai fondos para investir en investigación. Son Los juegos del hambre, pouco diñeiro e moita xente competindo», compara Zulema.

La estabilidad depende de ir superando, durante años, a otras personas y equipos en liza en sucesivas convocatorias. Como en esa saga distópica en que una veintena de jóvenes compiten en una guerra en la que ha de quedar un solo superviviente, ve esta realidad laboral Zulema. Eternizada cual esta saga en el tiempo, porque el tiempo es, como la suerte, un factor clave en la eterna «olimpiada» del investigador en el país. Desde que sale la convocatoria de un contrato hasta que se resuelve el que se lo lleva puede pasar un año. «E de que vives nese tempo, do aire?», lanza la pregunta Zulema.

No hay que subestimar el avance que supone el paso de beca a contrato en esta carrera. «Agora xa non son bolsas, son contratos. Estamos cotizando. Mellor cotizar que non traballar!».

EL EJEMPLO DE FINLANDIA

¿Son muy diferentes la remuneración, el horizonte de estabilidad en el empleo y los mimbres de la investigación en el ámbito de la ciencia en otros países? «Para min, non é difícil escoller. Estiven na Universidad da Concepción en Chile, na de Lisboa, en Portugal, na de Trieste, en Italia, e na de Helsinki, en Finlandia, e quedo con Finlandia», se decide. ¿Por qué? «As cousas alí son máis sinxelas, non hai tanta burocracia. Está todo moi ben organizado. Teñen cartos nos centros para que a xente investigue, non é necesario suplicar o diñeiro ao ministerio e case todo son facilidades», detalla.

«Aquí, en España, o tema en canto a salarios é, de partida, que non hai un estatuto para o persoal investigador posdoutoral. Que sucede? Que podes gañar dende o salario mínimo ata o que queiran poñerte as universidades. Pasas por diferentes contratos posdoutorais, e ganas distinto soldo. Nunca o mesmo. Eu agora, co contrato posdoutoral María Zambrano, é o momento no que máis estou cobrando. Paso dos dous mil euros, mais as Universidades están pagando a cota patronal dos soldos que tiñamos que percibir e case son uns mil euros menos do que se supón que temos que gañar», revela.

El perfil del personal posdoctoral es «multitasking», dibuja esta doctora en Biología. Es el signo general de los tiempos. El investigador ha de competir en convocatorias en los ámbitos español y europeo, ha de publicar y divulgar, dirigir tesis «e TFG e TFM»...

Los principios son sólidos. La trama; larga y compleja, pero no hay «final para todos». «Que pasa con toda a investigación que fixeches durante anos se non hai final, pérdese?», se pregunta Zulema. El modelo de financiación, piensa, no debería ser solo público. En Alemania y otros países de Europa se usa un modelo híbrido para costear la investigación. «As empresas aquí non invisten moito en investigación, mira, en cambio, Alemaña!», incide Zulema, que también apunta a Cataluña como un modelo interesante con el Icrea (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados), fundación financiada por el Gobierno autonómico, y la aportación de capital privado.

Las vacaciones son un privilegio, algo poco previsible, para los investigadores de ciencias. «Eu obrígome a non acender o ordenador os dez días de vacacións para evitar que estoupe a cabeza. É case imposible!», dice Zulema, con sus diez años de «permadoc». «Así o chamo eu, porque parece que son posdoctorada permanente!», bromea.

Tras su rodaje en Italia, Chile, Italia, Portugal y Finlandia, ha conseguido el oro de un contrato de vuelta, «un María Zambrano», de captación de talento exterior, que sacó el Ministerio de Ciencia con los Next Generation en el 2021 para compensar la fuga de cerebros de España. Son ayudas dirigidas a personal investigador, español o extranjero, con una trayectoria posdoctoral acumulada no inferior a 24 meses en universidades o centros de I+D españoles o extranjeros diferentes al de la defensa de la tesis doctoral. «Cal é o problema?, que aquí sempre hai atracción de talentos, pero nunca hai retención. Tes un contrato de dous ou tres anos, pero acaba e non tes nada! Quedas á beira do abismo», resume.

Miles de investigadores de España se han acogido a ese retorno exprés de talento, como Zulema, que sirve para «non perder corda». «Pero, unha vez que volves, déixante tirada!», lamenta.

En la balanza de las luces de su trabajo, la investigadora cuenta la riqueza humana y profesional de trabajar con gente distinta, «de diferentes países, todo o que aprendes cando marchas a vivir fóra». No se refiere solo a lo laboral. «Son experiencias de vida. Medras como persoa. Moitas veces estás soa, e tes que desenvolverte nun idioma que non é o teu, e con iso aprendes moitísimo. Para min, é o mellor que ten o noso traballo», amplía la doctora.

El dinamismo en el personal entregado a la investigación, así como la solidaridad que suele haber entre la gente de esos equipos, es otro punto que le da a su carrera científica, «un eido de traballo que adoita ser sempre máis prestixiado e valorado fóra».

Portugal e Italia, según la investigadora, andan a la par de España. «Nisto, o norte de Europa é diferente ao sur. O norte inviste máis, e nótase», señala.

La financiación basal, que la Universidad tenga un dinero para que los investigadores hagan un trabajo independiente, es una de las claves para la mejora, para trabajar la parte de la retención de talentos que se echa en falta.

«Agora que vai acabar o meu contrato en Santiago, estou pensando en marchar de novo a Portugal», sopesa Zulema, que concluye que otro de los valores sin precio de sus años de trabajo es «asociarte con xente que ten os mesmos problemas ca ti, para ir todos a unha».

No «para protestar», «para cambiar» a mejor las cosas. Entre las mejoras recientes para un «posdoc», la indemnización por fin de contrato que se consiguió en el 2022 («Será a primeira vez que o cobre!», celebra Zulema) o la mayor regulación para intentar alcanzar la igualdad real, que tiene su ciencia.