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Hay una especialidad arqueológica que sitúa el umbral temporal de interés en una zona próxima al hoy. Se llama arqueología del presente, y de Galicia han salido expertos notables como Alfredo González Ruibal que el año pasado publicaba Tierra arrasada, imprescindible para saber más cosas de esa actividad constante, extraordinaria y masculina que es la guerra y que él analiza a base de meter las manos en la tierra e interpretar los restos de los conflictos. Ese tipo de arqueología podría hacerse en nuestras casas, aplicar el método científico para entrar y determinar a qué nos dedicamos, quiénes somos y por qué, porque ya sabemos que una casa es mucho más que unos muros que nos cobijan y perderla en un minuto, que desaparezca con todo dentro, una contingencia desoladora.
A las cosas de una casa no se les llama cosas, se les llama vida. Es una frase recurrente estos días en Valencia, personas que pronuncian un lamento, «el agua se llevó mi casa con toda mi vida dentro», porque en cada cajón, en cada armario, en cada estantería, en cada pared hemos ido dejando rastro de nuestro paso por el mundo, como si fuera el nido de una urraca.
Las casas tienen una vida propia, se apoderan de objetos, de cosas que un día desaparecen sin dejar rastro y que tú sabes que tenían que estar ahí donde las dejaste. Antes, las abuelas pronunciaban un conjuro que las conducía al chisme perdido de una manera milagrosa. Se lo dedicaban a San Antonio y en tu candor infantil concedías que una fuerza divina inspiraba las manos de la vieja hasta localizar el objeto perdido. Nunca asististe a un milagro tan evidente, eso sí, después de olvidar los cientos de veces que San Antonio miró para otro lado, como casi siempre ocurre con la divinidad.
Las casas acaban por ser una extensión de una misma, por eso las mudanzas son tan bestias, porque, con cada caja de cartón que cierras, clausuras un tipo de vida para empezar otro. Perderlo todo, de pronto, tiene que ser una experiencia terrible porque lo que pierdes con tu casa es también la memoria que será de ti.