En el top 10 de los ránkings de filmes que todos debemos ver solo hay títulos protagonizados y dirigidos por hombres. La etiqueta de «cine para chicas» se le suele colgar a comedias románticas frívolas y superficiales
13 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Love Actually, Jurassic World, Olvídate de mí, Los Simpson: la película o Lo que el viento se llevó. Son algunos de los filmes en los que una mujer en una situación de crisis le pregunta a un hombre: «¿Qué vamos a hacer ahora?». La actriz Reese Whiterspoon protestó en una gala de premios por la cascada de guiones que dejan al género femenino en una situación de inferioridad. «¿Conoces a alguna mujer que no tenga ni idea de qué hacer ante un problema? Es ridículo», analizó. Hace casi diez años del discurso y, sin embargo, esta semana ha vuelto a viralizarse en redes sociales. La reflexión de Whiterspoon es tan pertinaz, actual y tan verídica como en el 2015 porque algunas de estas películas siguen revisitándose una y otra vez.
Es cierto que en la última década la brecha de género se ha reducido delante y detrás de la pantalla. En España, un estudio presentado el pasado junio por la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA) constataba que en la industria audiovisual el porcentaje de mujeres se sitúa en torno al 38 %. Aun con la paridad en un horizonte lejano, esto era un hito impensable antes de que llegase el siglo XXI. La mujer se ha hecho un nombre en el cine, favoreciendo la diversidad de narrativas y enfoques. De este modo, las galas de premios ya reflejan con sus galardones lo que el gran público observa en las salas: que comienzan a ganar terreno la variedad de géneros, de historias y de protagonistas.
UN MISMO PATRÓN
No siempre ha sido así. De hecho, en el imaginario colectivo las consideradas «mejores películas de la historia» siguen ciertos patrones que dejan a la mitad del planeta en un rincón. Los ránkings de Filmaffinity e IMDb son los que consultan la mayoría de cinéfilos amateurs. También está Letterboxd, que ya sería café para cafeteros, pues es la red social a la que acuden los amantes del séptimo arte menos comercial. Si se atiende a las diez primeras películas de esas listas, supuestamente imprescindibles, solo se encuentra una mujer con un papel relevante: Mia Wallace en Pulp Fiction. Uma Thurman es la única actriz que destaca en una retahíla de títulos con protagonistas masculinos, dirigidos por hombres y con temáticas estereotípicamente asociadas a los chicos. Ahí están, por supuesto, la trilogía de El padrino, El golpe, Cadena perpetua o El club de la lucha.
Negar que estas películas merecen un puesto en el olimpo del cine sería absurdo, pero no lo es aseverar que durante muchos años los largometrajes mejor valorados por la crítica iban de testosterona hasta las cejas. La letra pequeña que dejan estos ránkings es que otro cine es posible, pero ¿puede ser considerado igual de sublime?
La producción audiovisual ha crecido exponencialmente desde los tiempos de los hermanos Lumière. Y aun así cuesta encontrar nuevas incorporaciones a las listas que marcan qué películas hay que ver antes de morir.
Jaione Camborda es una guionista y directora de cine vasca que saltó a la popularidad con su película O corno, por la que la intérprete Janet Novás ganó el Goya a mejor actriz revelación en la edición del 2023. Ambientada en una Galicia lejana, donde el aborto era penado y perseguido, esta mujer forma parte de una generación de cineastas que hacen una lectura de la vida, de lo cotidiano, y, en definitiva, de lo que importa, cuyo peso en la industria del cine siempre ha estado desprestigiado. «La mujer se ha visto obligada a moldear sus gustos respecto a las historias a las que tenía acceso. De hecho, hace poco participé en un congreso y en él comentamos varios estudios que demuestran que es más adaptable que un hombre a la hora de ver una película. No suele mirar si el filme está dirigido por un hombre o por una mujer, y pone menos pegas con el género de la película. El hombre, sin embargo, es más selectivo porque está menos acostumbrado a mirar desde diferentes prismas».
LOS TÓPICOS
A las mujeres las penaliza ese subgénero menor, conocido como «cine para chicas». Basta con googlear este concepto para entender de qué estamos hablando. El tópico campa a sus anchas: no falta un musical, y ahí está Mamma Mia! siendo la reina de cualquier recomendación digital, El diario de Bridget Jones y, desde luego, Chicas malas. Las nuevas generaciones han decidido reapropiarse del cliché y convertir estos filmes en títulos de culto, retando así las lapidarias y mordaces opiniones de la mayoría de críticos sobre estas películas.
Parte del problema de que el cine para mujeres haya sido durante décadas un tópico es que lo han ideado, escrito y dirigido hombres. Los mismos que haciendo números descubrían que el público femenino, sobre todo el adolescente, era especialmente proclive a dejarse los cuartos en la taquilla de un cine.
Hubo al menos una excepción a esta regla que, por fin, se ha ganado el reconocimiento que merecía. Aunque sea de forma póstuma. Nora Ephron ha dejado de ser «la versión femenina de Woody Allen» para recordarse como una de las mejores guionistas que ha parido Nueva York. Películas icónicas como Cuando Harry encontró a Sally o Tienes un email podían ser una bomba de azúcar, pero de factura excelente.
Ephron optó por enmascarar su afilado feminismo con ironía y sarcasmo. Probablemente porque no encontró alternativa. Hoy muchas cineastas eligen otros derroteros para poner sobre la mesa, sin ambages, la realidad y preocupaciones de sus iguales. «Es injusto que exista esa etiqueta de cine para mujeres, sencillamente, porque el resto es simplemente cine. En un momento de la historia las mujeres hemos necesitado hablar y hacerlo en clave femenina para darnos visibilidad. Pero esto ya debe naturalizarse. De hecho, me preocupa que siga existiendo esa distinción porque ya estamos en un punto en el que debemos normalizar nuestras historias para que sean universales». Camborda lo considera complejo, pero no imposible. «La mujer tradicionalmente ha estado relegada a los cuidados, a lo íntimo. Por eso domina estos escenarios y tiene más herramientas para acceder a ciertos lenguajes. Esto mira de frente a producciones muy grandilocuentes, con elevado presupuesto, habitualmente realizadas por hombres. Por otro lado, a las mujeres que quieren acceder a presupuestos grandes les cuesta mucho más, así que la mayoría desisten».
Los brotes verdes invitan a pensar que un nuevo panorama es posible, al menos, en España. Lo menciona Lara Pérez Camiña, presidenta de la Asociación de Distribuidores Independientes Cinematográficos (Adicine). Barre para casa y recuerda que últimamente «han visto la luz thrillers buenísimos, como Cerdita o La ermita, de Carlota Pereda; o más recientemente Nina, de Andrea Jaurrieta. Experta en materia cinematográfica, ella explica que «afortunadamente ya se empieza a entender que una buena película puede ser hecha por hombres y por mujeres, aunque aún quede camino por recorrer». Recuerda el que ha sido uno de los grandes hits del año en las salas de cine: La sustancia. Protagonizada por Demi Moore y dirigida por Coralie Fargeat, «lleva más de cinco semanas en el top 20 de películas más vistas, y es un claro ejemplo de cómo el gore que puede sorprender haya sido realizado por una mujer.