Lo suyo es bregar. La madre de los actuales propietarios, fallecida hace poco, fundó la Mercería Otero en 1959. Elvira Amil, su nuera, me explica todo sobre la extraordinaria cantidad y variedad de bragas que despacha en esta tienda de siempre de A Coruña. Sus especialidades son varias, pero reconoce que «en bragas es una barbaridad. Tenemos unos 200 tipos diferentes y desde esta temporada abarcamos desde la de una niña pequeña a la de una persona mayor. Como tenemos un almacén justo encima del negocio disponemos de espacio suficiente. Por eso podemos trabajar todos los modelos habidos y por haber. Mi suegra siempre decía: ‘Si no tienes, no vendes'. Hasta las chicas de Oysho vienen a comprar aquí las bragas», asegura Elvira, que regenta el establecimiento junto a su marido, Julio Pardo, y su hija Sofía. Sin perder la esencia de siempre intentan modernizar la tienda con un uniforme nuevo para las empleadas y un horario continuado desde la mañana hasta la noche, y tratan de hacer frente a las grandes multinacionales gracias a poder ser los mejores en un tema como el de las bragas. «En altura hay cuatro tamaños, minibikini, bikini, medio y alto. En tejidos las hay de algodón, de algodón con licra, y las hay lisas y combinadas con encaje, que puede ser elástico, y combinadas con el sujetador. Lo más vendido es la braga lisa que no marque, pero para estas fiestas de Navidad las clientas buscan cosas más complejas», destaca desde esta esquina de la milla de oro comercial de A Coruña.
CAMBIO DE TENDENCIA
La especialista dice que todo cambió desde la pandemia para aquí. «Las marcas empezaron a fabricar a demanda de los gustos de vestir de la gente. Como las mujeres no quieren que se le marque en el pantalón, son mucho más finas y en varios modelos sin costuras, es como una segunda piel. Y están en auge las bragas reductoras que no marquen cuando llevas vestido, la que hace efecto tanga sin que lo sea...», explican sobre los cambios de tendencia experimentados en estos últimos años. Tras estos minutos de charla con las bragas como tema estrella me siento un poco aturdido. Como embriagado. En ropa interior masculina también existe una variedad importante, pero nada parecido a la de la lencería femenina que me intentan explicar desde Otero. En A Coruña es muy conocida, pero para los lectores de otros puntos de Galicia que a lo mejor no la conocen, decir que al mediodía está llena de gente y hay diez empleadas atendiendo. Vivimos en un mundo global en el que se imponen las grandes franquicias, aunque afortunadamente hay tiendas que resisten apostando por algo tan utilizado como las bragas y ofreciendo más de 200 modelos diferentes. «Con las chicas y adolescentes hay que tener mucho cuidado porque quieren unas prendas específicas. Cada edad tiene sus características», añaden. Renovaron el piso de abajo, cambiaron puertas, muebles y algún rótulo y los sustituyeron por otros nuevos, «pero iguales a los viejos, que estaban muy deteriorados. Lo hemos puesto todo más práctico», apuntan. Lo que sigue vigente en A Coruña es la frase de «si no lo encuentras, vete a Otero». «Nuestro éxito es tener», resume Elvira desde este paraíso de las bragas. Nunca pensé en escribir tanto sobre este tema.