Iván y Jacobo se conocieron en septiembre y son inseparables: «Tengo 44 años y en mi vida sentí una conexión así, fue un flechazo de amistad»

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Jacobo e Iván,  con sus respectivas familias en la playa de Samil
Jacobo e Iván,  con sus respectivas familias en la playa de Samil M.MORALEJO

Tras encontrarse durante una escapada, ambos empiezan la Navidad reencontrándose con sus familias, que ya son una. «Somos como separados al nacer. Lo mejor que nos llevamos del 2024 es esta amistad», dicen

30 dic 2024 . Actualizado a las 08:45 h.

Cuando el amor irrumpe de repente lo puede todo. Incluso unir a dos almas gemelas sin conexión aparente y hacerlas encajar como piezas de un mismo puzle. Algo así les pasó a Iván y a Jacobo. «Un flechazo, pero de amistad», dicen ellos. Un feeling increíble que se hizo extensivo también a sus mujeres e hijos, que ya parecen parte de la misma familia. Pero lo de ellos dos, coinciden, es un caso aparte.

Se conocieron en septiembre y los inmortalizamos celebrando su primera quedada navideña en Vigo, donde reside Jacobo con su mujer, Bea, y sus hijos, Valentina y Xavi. Allí se desplazó Iván con su mujer, Natalia, y su hijo Lucas. Es la quinta vez que se ven desde el día que se conocieron. Tres meses les bastaron para hacerse inseparables, y tan solo una conversación para darse cuenta de que tenían en común mucho más que sus autocaravanas. Fue en el área Solpor Camperpark Experience (Pacios, Lugo), donde coincidieron por primera vez.

«Nosotros estamos en una asociación, Furgo Galicia, y hay grupos de WhatsApp donde tuvimos algún contacto, pero en septiembre fui con mi mujer y mis hijos a Solpor, que es nuestro rincón favorito y está en una zona muy chula de la Ribeira Sacra para despejar la cabeza de la rutina diaria. Y apareció él», recuerda Jacobo, que estaba entretenido haciendo unas cosas cuando su hija le dijo «papá, hay un chico con una cazadora igual a la tuya». Era la cazadora con el logo de la asociación, y les sirvió para empezar a hablar. «Fue como si lo conociera del cole, de primaria, un tío supersimpático, serio y que va de frente. Yo soy similar», afirma Jacobo.

«Fue un viernes. Nos tomamos unas cervezas, seguimos hablando, nuestros niños empezaron a jugar por allí, y el sábado al mediodía ya era como si nos conociéramos de toda la vida. Separados al nacer», dice Iván, que asegura: «Tengo 44 años, y en mi vida sentí una conexión así. Y ya no es solo con Jacobo, sino con toda la familia. Mi hijo, cada vez que se despide en Solpor de ellos, vuelve para Narón llorando. El otro día le llegó a decir a la madre en casa: “Mamá, te voy a decir una cosa, que no te parezca mal, pero ojalá mis padres fueran Jacobo y Bea para poder pasar más tiempo con Valentina y con Xavi”. No sé cómo expresarlo. Fue un flechazo, pero de amistad».

«Yo este año tuve algún altibajo a nivel personal, y pensé: “Al final, del 2024 lo mejor que me llevo es esta amistad”», indica Jacobo. Iván lo confirma: «En Halloween, estábamos él y yo fuera tomando algo y hablando de temas... Te puedo asegurar que yo hablé cosas con Jacobo que no le conté a mi madre. Para mí es como un hermano».

LOS CUMPLEAÑOS, JUNTOS

Tal es la simbiosis entre ambos que ya planean celebrar sus cumpleaños juntos en el área lucense de autocaravanas. «Él y yo cumplimos años en marzo con solo dos días de diferencia, y su hijo cumple unos cuantos días antes. O sea, está cuadrado, fíjate cómo es el destino. Vamos a invitar a un par de colegas y celebrarlo todos, así es la tarada mental que tenemos los dos. Y nuestras mujeres van con nosotros para adelante», señala Jacobo. A estas alturas, sus familias ya son una. Lucas, el niño de Iván, arde por ver «a los primos de Vigo», como llama a los hijos de Jacobo. «A veces no es fácil que las parejas encajen tan bien, pero ¡Natalia y Bea tienen unas conversaciones...! Lo bien que conectamos nosotros, conectaron tanto ellas como los niños», dice Iván.

Lo cierto es que esta amistad no solo estaba predestinada, sino también pronosticada. Cristina, la dueña de Solpor Camperpark, se lo dijo a Iván este mismo verano. «Un día, hablando, me preguntó si conocía a Jacobo, y me dijo: “Es que sois iguales, cuando os conozcáis va a ser terrible”. Y después, piensas: “Pues estábamos ahí, solo teníamos que conocernos”».

Con el paso de los años suele resultar cada vez más difícil hacer nuevas amistades. «Es complicado. Natalia y yo vivimos en Narón, que somos 40.000 habitantes, y trabajamos en Inditex, en un centro de 300 empleados. Y yo no tengo una amistad con alguien de mi círculo tan cercano como la que tengo con Jacobo y con Bea», zanja Iván. «Nuestras mujeres siempre están de broma, nos dicen: “Ya estás hablando con tu novia de Vigo, o de Narón”. Pero es que yo ahora tengo un problema personal y lo hablo con él. Es como un mejor amigo, que es peculiar, porque es cosa de tres meses, pero siempre le digo: “Separados al nacer”», añade Jacobo, que por su trabajo en la automoción, que a veces requiere viajar, y el de su mujer en un hospital, no tiene fácil sacar fines de semana para tirar de autocaravana. Aún así, buscan la manera de coincidir con Iván y con Natalia.

«Cuesta sacar tiempo libre, entre el trabajo y las agendas de los niños. Además, en la vida te vas llevando palos, y los que eran tus amigos igual ves que ya no lo son tanto. Tú vas teniendo hijos, ellos no, y estás en otra onda. Tú estás de parque infantil y ellos todavía de discotecas. Por eso la furgo nos da la vida, te levantas en un sitio diferente, y muchas veces vamos a conciertos y puedo disfrutarlos junto a mis hijos, que me encanta».

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La música es otra de las cosas que tiene en común con Iván, el DJ con el que contará la fiesta de Fin de Año de Solpor, que tiene una programación navideña de lo más completa —«yo siempre digo que soy cambiacanciones», bromea—. Arranca hoy, con degustación de vino y música a las 20.30 horas y puesto de comida. Mañana a las 19.30 arrancará el bingo musical, y el lunes habrá concierto de Deuce en la palleira a las 20.30. El propio 31 de diciembre la celebración empezará ya a las doce de la mañana con las uvas de la suerte y champán en la iglesia de Santa María de Bolmente, a la que le seguirá la pulpeira en la palleira una hora después, y la cena a partir de las 21.30 horas con una fiesta de Año Nuevo que estará amenizada por el naronés.

Natalia, Lucas e Iván suelen tomar las uvas en familia fuera de casa. «El niño lo disfruta más así», dice él. Pero, sin duda, este año los tres echarán de menos a su familia elegida de Vigo. «Aunque vamos a celebrar los cumpleaños juntos en marzo, organizaremos algo para vernos antes», aseguran. Conociéndolos, seguro que sí.