Así es la vida de los primeros gallegos del 2000: «Mi madre es mi jefa, y eso se nota para lo bueno y para lo malo»

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GONZALO BARRAL

Dos de los cuatro jóvenes nacidos el 1 de enero de hace 25 años quieren sacar una plaza para ser profesores, otro compagina el doctorado con la gestión de la empresa familiar y otra trabaja en el centro de estética de su madre

10 ene 2025 . Actualizado a las 10:30 h.

María Seco, la primera gallega del año 2000, confiesa que nunca fue muy buena estudiante, sobre todo en la ESO, y esto sumado a que su madre tenía un centro de estética, hizo que a los 18, en cuanto se sacó el ciclo medio, se pusiera a trabajar con ella. «Mi madre es mi jefa, pero tengo una relación muy buena con ella. No tengo ningún problema, para mí es la mejor profesora», dice María, que reconoce que para bien o mal la relación está ahí. «Hay diferencia con el resto, no te voy a mentir, trato de favor como tal, no; pero igual que a mí me dice las cosas de otra manera, porque soy su hija, también tengo beneficios. Es una realidad, para lo bueno y para lo malo. Si tiene que pedirle algo a alguien, obviamente me lo va a decir a mí antes que a nadie. Si tiene que premiarme, también».

Siempre fue muy independiente, en cuanto fue adolescente, «sus padres le estorbaron muy rápido», necesitaba su espacio, y después de un año trabajando, se fue a vivir sola, con 19 años, por eso, solo se ven en el trabajo, aunque implique ocho horas del lunes a sábado.

De niña pasaba mucho tiempo en el negocio de su madre, pero como tampoco tuvo una vocación clara, nunca se imaginó cómo sería su vida cuando llegara a los 25. Ahora sí que ve un poquito más claro el horizonte. «Mi madre en dos o tres años se quiere ir, y me quedaré yo al frente. Sé que soy joven, y que iré aprendiendo sobre la marcha, no pretendo llegar y tenerlo todo claro; probablemente, al principio me agobie y me venga grande, pero tengo ayuda y no pasa nada por preguntar, si no sabes algo. Pero no me asusta, porque sé que lo puedo hacer bien, y ya te digo que mi madre es muy buena maestra en todo», dice esta hija orgullosa de su jefa.

Pablo y Marcos Irimia, los primeros lucenses del año 2000: «Quero sacar a praza, pero non por comodidade, senón por motivación»

GONZALO BARRAL

Las matemáticas les han gustado siempre a los dos, y han estado presentes a la hora de elegir su futuro laboral, aunque de diferentes maneras. Pablo estudió el grado de Matemáticas y está preparando una oposición para dar clase en la ESO y bachillerato. Unos estudios que se han visto interrumpidos porque acaba de finalizar una sustitución en un centro de FP en A Coruña. «Había cinco alumnos que eran maiores ca min e un que tiña a miña idade, é dicir, seis eran da miña promoción. Estiven moi a gusto, sentín moi ben. Notei que ao final como somos da mesma xeración entendémonos mellor, non hai esa ‘rivalidade’ que hai entre profesores doutras xeracións, que tenden como a facer dous equipos, loitando todo o tempo a ver quen se superpón. Eu teño outra idea, que o profesor sempre ten que tentar axudar ao alumno, pero o alumno tamén ten que deixar ao profesor dar clase, respectalo», dice Pablo, que a pesar de la corta diferencia de edad no tuvo ningún problema. «Este mes que estiven alí si que levantei a voz para que baixasen o volume e se puxesen a traballar, pero moi puntualmente. Conseguín impoñer respecto sen ameazas, sen ‘vouche poñer un cero’ ou un apercibimento», explica este apasionado de las matemáticas al que no se le dan «especialmente bien los números». «En matemáticas non estudas cálculo, ao revés hai moita teoría. Só hai letras». Aclara que no oposita por comodidad, sino por «aportar algo á educación pública». «É moi cómodo ser funcionario, pero non é a decisión principal. A min encántame poñer o meu graniño de area para espertar a curiosidade dun alumno sobre esta temática; esa idea, igual é moi idílica, pero se pasa cunha persoa na miña carreira laboral, estaría encantado».

 EN LA EMPRESA FAMILIAR

Marcos, medio en broma medio en serio, confiesa que a él también le gustaron las matemáticas desde siempre, como a Pablo, pero que cuando llegaron a bachillerato estaban tan «cansados» de verse las caras, que él escogió otra rama para ir en clases diferentes. ¿Solo por eso? «Non, queriámonos moito, e seguímonos querendo, pero por ver algo distinto. Sempre me gustou moito o ámbito social, desde moi pequeno líame todos os xornais, era moi friki para iso, porque na miña casa, ao ter un hotel, sempre estaban todos, e interesábame moito a política tamén», reconoce este joven, que estudió Economía, tiene un máster en Análisis Económico, y mientras hace el doctorado en Santiago, ayuda con la empresa familiar de alojamientos turísticos. «Existe moito o mito de que se estudas Economía é para dirixir unha empresa, pero iso máis ben é ADE. Economía combina as matemáticas cos temas sociais, está centrada en como tratar de facer modelos para favorecer aos máis desfavorecidos da sociedade», apunta.

Jimena Salgado, la primera ourensana del año 2000: «Opositar foi unha experiencia horrible, pero espero aprobar»

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Hace cuatro meses que trabaja para la oenegé Rescate dando cursos de español a inmigrantes en Santiago. Está feliz, aunque su voz esconde un hilo de tristeza al reconocer que le acaban de ampliar el contrato por la cantidad de personas que siguen llegando a nuestro país, en la mayoría de los casos jugándose la vida, por conseguir un futuro. Una vida que se tienen que labrar en un país que no es el suyo, con unas costumbres diferentes, lejos de su familia, donde no conocen a nadie, y ni siquiera saben el idioma. «Nós temos as clases de español dividas en catro grupos, hainos que non saben nin ler nin escribir, outros que si, pero nin falan; outros máis ou menos van controlando, e outros que con dificultades, pero deféndense. Estes son os aos que eu lles dou clase. É unha pasada ver o rápido que aprenden, de dicir ‘hai dous meses non sabían nin ler nin escribir, e agora xa falan’, é moi bonito ver esa evolución, saber que estás a axudar, ademais son persoas moi agradecidas, que che din en todo intre: ‘Moitas grazas, profesora’», reconoce Jimena, que después de estudiar Filología Hispánica en la USC, uy hacer un máster de profesorado en Salamanca, se puso a opositar, para dar clase en la ESO o bachillerato, al mismo tiempo que trabajaba unas horitas dando clases de inglés. «Foi unha experiencia horrible. Sobre todo o exame en si, ía moi pouco segura, porque foi un ano duro, e non estudei o que tiña que estudar, e finalmente decidín non presentarme. Paréceme que o sistema non está especialmente ben feito, o exame é moi duro, esíxenche moitas cousas para o que logo vas exercer realmente. Pero teño amigas que xa conseguiron praza, estou moi orgullosa, e espero conseguila eu tamén», confiesa.